En el Perú en el 2016 las importaciones de petróleo crudo y de combustibles ascendieron a 75 millones de barriles (MMB) por un total de US$ 3,650 millones, de acuerdo a la Dirección General de Hidrocarburos. El primer importador fue La Pampilla (37 MMB; 49%), seguido de Petroperú (32 MMB; 43.2%), Pure Biofuels (4.9 MMB; 6.5%) y Otros (1.5 MMB; 2%). La mayor parte de las importaciones le corresponde al diésel, combustible que más se consume en el Perú, sobre todo en el sector transporte (67%, transporte interprovincial y en las ciudades, con los autos “petroleros”) y minero (18%). Desde hace algunos años, el Perú ha comenzado a “ponerse al día” con la legislación internacional, que ahora prohíbe la venta de combustibles que tengan más de 50 partes por millón (ppm) de azufre, debido a que causan una gran contaminación y producen enfermedades respiratorias. En el 2012, Macroconsult estimó que los gastos en salud ocasionados por el azufre alcanzaban un total de US$ 100 millones anuales (los que son asumidos en gran medida por el presupuesto público). Ahora, en casi todo el país se prohíbe la venta de diésel 2 con menos de 50 ppm. Como el diésel de las refinerías peruanas, tanto de La Pampilla como de Talara, tenía cantidades muy superiores de azufre, tienen que hacer inversiones para modernizarse. Pero durante muchos años, los diferentes gobiernos tenían la intención de privatizar a Petroperú y no le autorizaban realizar las inversiones necesarias. Increíble. Somos los últimos en la Región. Y como Petroperú no invertía, tampoco la hacía la competencia, es decir, La Pampilla de Repsol, privatizada por Fujimori en 1996. Esto cambió en el 2010, cuando, de un lado, se comenzaron a aplicar las leyes ambientales (en Lima) y, de otro, cuando se aprobó el contrato de ingeniería para Talara bajo Alan García. Anotemos que Talara va a producir no solo diésel, sino también gasolinas con menos de 50 ppm de azufre (aunque la legislación vigente no lo obliga). Es en el 2012 que La Pampilla inicia la construcción de las unidades que reducen el azufre, proceso que ya ha terminado. Sin embargo, la producción de diésel con azufre de menos de 50 ppm de La Pampilla no es suficiente, ni de lejos, para satisfacer la demanda. Y como Talara recién estará lista a fines del 2020 y ya no puede vender la mayor parte del diésel que produce pues la legislación lo prohíbe, en el Perú se ha disparado la importación de diésel “limpio”. En el 2016 ascendieron a 26 MMB (el 35% del total ya señalado de 75.7 MMB), por un total de US$ 1,460 millones. ¿Quiénes fueron los mayores importadores de diésel, según el Anuario de la DGH? Primero fue Petroperú con 15 MMB (el 58% del total), seguido de La Pampilla con 8.5 MMB (el 33%) y Pure Biofuels, con 3.1 MMB (el 13%). Petroperú tiene que importar para no perder mercado, La Pampilla importa porque su producción no le alcanza y Pure Biofuels es el “chico nuevo del barrio” (1). Según la DGH, el resto de los importadores no llegan ni al 0.3% del total. Prácticamente la totalidad de las importaciones (correspondientes a la subpartida 2710192111) provienen de EEUU, según Aduanas. Otro tema importante. Además de que el diésel no debe tener más de 50 ppm, ahora también se exige que tenga un componente llamado biodiesel, hasta el 5% del total. Dicho de otra manera, el diésel que Usted compra en el grifo tiene un 95% de diésel de 50 ppm y un 5% de biodiesel. ¿Qué es el biodiesel? Es un producto que viene de la palma aceitera y/o de la soya y que se añade al diésel. ¿Por qué? Porque se considera que así el producto será más limpio, más ecológico (no siempre es así, pero esa es harina de otro costal). Rápidamente algunos inversionistas se lanzaron al cultivo de palma aceitera (el Grupo Romero en primer lugar, que ya tenía Palma del Espino en Tocache), viendo allí un lindo “nicho de mercado” para vender biodiesel. Pero al poco tiempo se dieron con la sorpresa de que ni Petroperú ni La Pampilla se los compraban porque preferían el biodiesel de soya de Argentina a precios mucho más baratos. Estas dos empresas en el 2016 representaron el 94.4% de las importaciones totales de US$ 235 millones, seguidas de Pure Biofuels con el 0.6%. Los productores peruanos se quejaron e Indecopi le impuso derechos antidumping al biodiesel 100 de Argentina que va desde US$120 hasta US$ 190 la tonelada. Posiblemente ahora los productores de biodiesel se estén recuperando, pero, como ya hemos visto, este no es un mercado grande, pues sus 235 millones palidecen frente al total de US$ 3,650 millones de importaciones para crudo y combustibles en el 2016. En resumen, Petroperú debe terminar con la modernización para producir mucho más diésel de bajo contenido de azufre (la producción de diésel aumenta a 40,000 barriles diarios) y no se ha producido un “boom” de inversiones en el sector. Si bien no ha habido un gran cambio, se puede ver que estamos en un mercado contestable, es decir, donde puede haber competencia. Nos parece muy bien y deben estar contentos los amigos liberales, pues nadie es amigo de los duopolios. Finalmente, el grado de complejidad que el flexicoker le permitirá a la nueva Talara producir más diésel a partir del petróleo pesado (que es más barato). Por lo tanto, tendremos más actores en el mercado y los precios seguirán siendo competitivos. Como dijo Mao, que florezcan mil flores. (1) En la edición impresa de La República se consigna que Pure Biofuels retrocedió en sus importaciones en el 2016 con respecto al 2015, lo que no es correcto.