Hallazgo arqueológico en Perú: restos de una civilización de 720 años antes que Machu Picchu sorprende a expertos
El equipo del Programa Arqueológico Chicama (PRACH), a cargo del investigador Henry Tantaleán, intenta descubrir cómo era la vida cotidiana de una cultura que se desarrolló en el sitio arqueológico Licapa II, en la región La Libertad,
En el sitio arqueológico Licapa II, en el valle de Chicama, región La Libertad, el equipo del Programa Arqueológico Chicama (PRACH), a cargo del investigador Henry Tantaleán, halló restos que serían el eslabón para conocer cómo era la vida cotidiana de una cultura 720 años más antigua que Machu Picchu.
Apenas inició el mes de julio, el grupo de trabajo descubrió “cerámicas de línea fina del que solo se tenía conocimiento en contextos funerarios”.
Cultura 720 años más antigua que Machu Picchu
La forma de vida cotidiana de la cultura Mochica, desarrollada en el Perú entre los siglos II y VII d.C., según National Geographics, estaría a punto de ser descifrada por los especialistas, quienes sostienen que las cerámicas halladas pertenecen a las fases 4 y 5 del desarrollo de esta civilización. Las piezas representan seres fabulosos, como serpientes con cabeza de zorro, guerreros; iconografía y figurines de "Aia Paec", personaje representado con diente de felino.
Henry Tantaleán destacó que los elementos arqueológicos, encontrados en el sitio arqueológico Licapa II, incluyen figuras que representaban a sacerdotisas o autoridades con tocados y orejeras. Asimismo, se han recuperado cristales de cuarzo y artefactos elaborados con cobre, que forman parte del uso cotidiano de personajes que pertenecieron a la élite de dicha civilización.
“Hemos encontrado en este espacio alimentos de alta calidad y que no eran de la zona como carne de llama, restos de peces, moluscos y otros. También restos de instrumentos musicales como silbatos de cerámica y quenas elaboradas con hueso de ave. Son evidencias de personajes que tenían una vida acomodada, a diferencia de los artesanos que ocupaban otro espacio (en este sitio arqueológico)”, detalló.
Complejo arqueológico Licapa II. Foto: Andina.
El director del Programa Arqueológico Chicama sostuvo que el área, que consideran fue la residencia de un personaje de la élite mochica, se encontraba separada de las demás zonas por un muro de medio metro de ancho y alto. Asimismo, indicó que los antiguos moche llegaron al lugar entre los años 500 y 600 d.C. y su cerámica data del siglo VII, alrededor de 720 años más antigua que Machu Picchu.
“Se han realizado cuatro fechados que indican que el rango oscila entre los años 680 y 850 después de Cristo”, expresó.
Según un estudio científico realizado por la Universidad de Yale, de los Estados Unidos, bajo la dirección del arqueólogo y antropólogo Richard Burger, la ciudadela inca habría sido habitada al menos desde 1420. El arqueólogo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos destacó también que las cerámicas eran parte de la vajilla de uso diario de algún personaje de la élite acomodada mochica.
Tantaleán indicó que buscan describir cómo era la vida de la élite, de los comuneros y artesanos moche, que convivían en un mismo espacio y estaban diferenciados al mismo tiempo.
“Existían grupos sociales, era una sociedad estratificada, eso nos permite tener una imagen completa de cómo eran”, remarcó.
El sitio arqueológico Licapa II, lugar importante que en la época Mochica medio y Mochica tardío recibió a personajes importantes del antiguo Perú, fue abandonada entre los años 800 a 900 d.C.
Cerámica data del siglo VII. Foto: Andina.
Surgimiento de Licapa II
El lugar surgió luego de la decadencia de El Brujo, donde se ubicó inicialmente la élite mochica entre los siglos 400 y 500 d.C. El año pasado, los arqueólogos encontraron ocho espacios que funcionaron como cocinas con 16 vasijas de cerámica completas, así como un centenar de fragmentos de cerámica con iconografía moche, elementos suntuarios metálicos y textiles con una antigüedad de unos 1.400 años.
El descubrimiento de punzones y otras herramientas para el trabajo de metal hacen suponer que en los espacios conocidos como barrio de artesanos se criaron cuyes y se produjo metal para posibles orejeras, hornos, entre otros objetos.
El Programa Arqueológico Chicama (PRACH) es financiado por los fondos del Vicerrectorado de investigación y Postgrado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y cuenta con apoyo económico externo de la University of South Florida, el auspicio del Instituto Peruano de Estudios Arqueológicos y los permisos del Ministerio de Cultura.