"Lo que está más desacreditado hoy no es tanto el brexit en sí mismo, sino el modelo de salida propuesto por May luego de largas negociaciones en Bruselas".,La estrepitosa derrota del proyecto de Theresa May en la cámara baja británica deja hecho tiras al brexit, y a la idea misma acerca de él. Ya no se sabe cómo abandonará Londres la Unión Europea, o incluso si la llegará a dejar. Esto les puede costar la cabeza a la primera ministra británica, y el gobierno a los conservadores. ¿Qué ha pasado? Un proceso que debió ser expeditivo ha demorado mucho. En ese tiempo las bondades de dejar la UE han estado bajo escrutinio, y muchas ventajas demostraron no ser tales, ni tantas. La UE que se quiere abandonar ha demostrado ser más exigente y dura para la negociación. Se perfila la perspectiva de un mal negocio. Aún así el brexit está lejos de haber sufrido un desbande en la opinión pública. En el referendo del 2016 el brexit ganó por cuatro puntos. En uno nuevo el brexit perdería por no tanto más, entre cuatro y 10 puntos. Esta nueva elección es uno de los reclamos fuertes de este momento en Gran Bretaña. Esta resistencia del brexit es sorprendente cuando los argumentos más dramáticos del 2016 han demostrado no tener asidero. Lo cual fortalece la teoría según la cual el brexit es sobre todo el coletazo de una nostalgia imperial británica, arrogante, aislacionista, paradójicamente más cerca de los EEUU que de la comunidad europea. Lo que está más desacreditado hoy no es tanto el brexit en sí mismo, sino el modelo de salida propuesto por May luego de largas negociaciones en Bruselas, y la idea de una especie de separación salvaje (no deal brexit) de consecuencias impredecibles. En algunas encuestas hasta 60% de los consultados quiere un segundo referendo. Mucho de todo esto depende de si los conservadores británicos del Congreso, una parte de los cuales votó contra el brexit, le dan a May otra oportunidad. Es decir más tiempo, un nuevo modelo de salida de la UE y más negociaciones en Bruselas. Pero los vientos políticos no parecen estar soplando en esa dirección. Las opciones son: una caótica partida sin acuerdo con la UE, un segundo referendo (que tendrían que administrar los laboristas) o un nuevo proyecto de salida negociada de la UE. En el fondo un asunto de política interna británica.