No se nos puede criticar por estar entusiasmados. La espera ha sido tan tortuosa que hubo satisfacción hasta cuando le dictaron esos miserables diez días. ,¿Qué quieren que hagamos las peruanas y peruanos de a pie, si el juez Carhuancho y el fiscal Pérez han hecho una performance digna de un capítulo de La ley y el orden? ¿Cómo no vamos a fantasear con que a Keiko ya la sentenciaron? Lo que estamos viendo es la cristalización de un deseo acariciado en años de ver a Keiko postulando a la presidencia, controlando el Congreso en varias legislaturas, liderando la oposición, bloqueando leyes y desenvolviéndose con total impunidad, sabiendo –porque somos personas de a pie pero no somos idiotas– que no solo ha estado lavando plata sucia sino que le ha lavado todo este tiempo la cara al fujimorismo para mantenerlo vivo y letal. No se nos puede criticar por estar entusiasmados. La espera ha sido tan tortuosa que hubo satisfacción hasta cuando le dictaron esos miserables diez días. Sabemos que los 36 meses pueden quedar en mucho menos. Sin embargo, es legítimo que la sociedad civil celebre hoy este hito cuando por primera vez, desde que Keiko heredó el mando de su dinastía, se da un duro golpe a uno de los principales focos de autoritarismo y corrupción de este país. Solo los que vivimos el fujimorismo en toda su profunda inmoralidad alcanzamos a compartir este sentimiento: la mafia operaba como un sistema que lo corrompía todo, especialmente la verdad. Crearon una realidad alternativa, completamente fraudulenta, mientras concentraban todos los poderes. Nos hicieron dudar de nosotros mismos. Por eso es tan importante que algo más allá de esta lucha dictamine que no estábamos locos, que no nos estábamos autotorturando, que el fujimorismo ha seguido siendo un partido antidemocrático, que destruyó las instituciones y que ha intentado volver a sabotear lo poco que conseguimos recuperar. Ayer ha sido un día lleno de significado para los que venimos luchando desde esa cosa un poco amorfa que es el antifujimorismo. No celebramos la cárcel, celebramos que no nos equivocábamos y que estamos más cerca de un mañana sin fujimoris.