Es un deber hablar más de Fuerza Popular que del resto de los partidos si son ellos los que controlan la mesa directiva y todas las comisiones del Congreso. Aritmética, repito, no persecución.,Todo el tiempo hablan de Fuerza Popular, es el relato de los militantes y seguidores de ese partido. No pueden vivir sin hablar de Fuerza Popular, zanjan. Intentan establecer una desproporción, un desequilibrio en el tratamiento de la noticia política. Este planteamiento se tiene que responder con el mismo dato puro y duro con los que el actual Congreso decide qué está bien y qué está mal, quién se salva y a quién se castiga. A quién se investiga y a quién blinda, quién es enviado a la hoguera o quién es perdonado, quién comete delito y quién no lo comete, quién sale de prisión y quién se queda, y hasta qué es mentira y qué es verdad. Un secuestro de la realidad a manos de la aritmética. Es un deber hablar más de Fuerza Popular que del resto de los partidos si son ellos los que controlan la mesa directiva y todas las comisiones del Congreso. Aritmética, repito, no persecución. El criterio con el que actúa el Parlamento es meramente cuantitativo. Avasalla, porque la mayoría no siempre tiene la razón, pero puede imponerse. Puede decidir que la tierra es plana y no redonda con el número de votos. El consenso o discutir, salvo excepciones, es solo una cortesía, un formalismo de reglamento, pues ya se sabe de antemano que la suerte está echada. Por eso se habla más de Fuerza Popular, no por consigna. A más poder, más fiscalización, debido a que hay más posibilidades de abuso y de comportamiento dictatorial. Los congresistas de Fuerza Popular están lejos de entender que, en democracia, las minorías son esenciales y que la mayoría de hoy puede ser la minoría de mañana. No es un argumento incontrastable decir que fue el pueblo quien los ha colocado allí, pues hay que recordar que solo el 26% del total del padrón electoral votó por su representación en el Congreso. Solo 1 de cada 4 peruanos. Los números no mienten. Aritmética.