No escuchar consejos desde el poder es una locura. Pero aprovecharlos es un arte. La sensación es que la candidata Fujimori no escuchaba consejos.,Los dos consejeros de Keiko Fujimori recién encarcelados no responden a la imagen convencional de este tipo de asesor. Su perfil parece más doméstico que profesional. Su papel no sería dar ideas sino trasmitir la voluntad de Fujimori a la segunda fila de Fuerza Popular. El público sabe poco de ellos, y tal vez no hay mucho que saber. Pero quizás esta imagen de mensajeros está desenfocada. Pues a lo largo del tiempo muchos discrepantes en FP han sindicado a Pier Figari y Ana Herz como culpables de políticas y errores del partido. Lo cual incluye la debacle política de estos últimos tiempos. Pero quizás esta ha sido una manera de mantener a flote la imagen de Fujimori. Cómo aconsejar al príncipe es una rama antigua de la ciencia política. Uno de los sentidos del griego parrhesia es decirle la verdad al poderoso, aconsejar teniendo en cuenta los mejores intereses del príncipe. En la antigüedad una ubicación peligrosa, que podía atraer la ira desde todas partes, comenzando por quien ocupaba el trono. De un tiempo a esta parte algunos opositores de Martín Vizcarra vienen postulando que sus políticas le son dictadas por consejeros secretos, cuyos nombres sin embargo son dados a continuación. Es una manera de cuestionar los talentos personales del presidente, implicando que no puede tener tan buena muñeca un político moqueguano. Pero la idea de consejeros secretos también apunta hacia la idea de una conspiración, de poderes personales sin control, y en última instancia de objetivos inconfesables. Pero mientras este hechizo misterioso no se devele, no queda sino aceptar que la buena estrella de Vizcarra es una mezcla de habilidad personal con mucha suerte. Planetas favorablemente alineados. En verdad en un sistema político caudillista la consejería política suele ser un oficio más bien ornamental, cuando no debería serlo. Muchos líderes se han jactado de no escuchar consejos de nadie. O de escucharlos, pero finalmente no hacerles caso. Las asesorías presidenciales suelen ser cargos de encumbrado refugio administrativo, sin real influencia. No escuchar consejos desde el poder es una locura. Pero aprovecharlos es un arte. La sensación es que la candidata Fujimori no escuchaba consejos. Solo los repartía. Ahora su propia gente le pide que se desprenda de ese par de consejeros.