Perfil. Saltó a la palestra con el Aimarazo, una revuelta en 2011 para oponerse a las concesiones mineras. Pero antes de esos hechos, Aduviri tuvo un tránsito muy difícil en la vida: hijo de criadores de alpacas, universitario que solventó sus estudios siendo ambulante, guachimán. Ahora es el virtual gobernador de la región Puno.,Elecciones en Puno: Walter Aduviri al poder ,Liubomir Fernández (Tomado del libro Folklore político) Puno. Abril de 2011, segundo gobierno de Alan García. Decenas de aimaras bloquearon Desaguadero, el ingreso de Perú a Bolivia. En las manifestaciones presididas por el joven dirigente Walter Aduviri Calisaya, se gritaban consignas que reivindicaban a Túpac Katari y Túpac Amaru, líderes indígenas de la época de la colonia que, vía el camino de la insurgencia, quisieron poner fin al abuso y la dominación española. Casualmente, ambos encontraron una muerte similar: amarrados a los caballos, tironeados y luego despedazados. Desde la clandestinidad y por teléfono, Aduviri nos cuenta que a él también lo quisieron descuartizar, como ocurrió con sus referentes revolucionarios. Para el exlíder aimara, su despedazamiento fue la sentencia de siete años de cárcel que le dieron por los disturbios del 2011 y que el pasado 05 de octubre fue anulada por la Corte Suprema, la misma que ordenó un nuevo juicio. PUEDES VER: Puno, Moquegua y Cusco con virtuales alcaldes provinciales Walter Aduviri sostiene que fue sentenciado por defender a los pueblos aimaras, cuya sobrevivencia —según él— era amenazada por las concesiones mineras promovidas por el Estado, que con su explotación contaminarían el medio ambiente. Toda una contradicción en un Puno dominado por la minería informal, actividad causante del deterioro ecológico. Basta citar la cuenca del Ramis. Ahí se estima la muerte de 50 mil cabezas de ganado hasta 2016 por los relaves cargados de mercurio provenientes de las minas de Ananea. Sobre eso, nuestro personaje tiene un pensamiento selectivo. Para él, aparentemente, solo la gran minería contamina, en cambio, a la informal la denomina “la minería del pueblo”. La sentencia que recibió Aduviri no fue por liderar la lucha aimara, sino por los desmanes ocurridos en Puno. En 2011 hasta la ciudad capital llegaron los comuneros presididos por Aduviri con sus acciones de protesta. A él le encontraron responsabilidad de autoría mediata de los disturbios. Ese 26 de mayo de 2011 se quemaron instituciones públicas y se saquearon empresas privadas. Los daños generaron pérdidas por más de S/ 10 millones. Tras estos lamentables sucesos, el Ministerio Público denunció a Aduviri y a otros dirigentes. El Poder Judicial ordenó su captura. La Policía intentó aprehenderlo el 15 de junio en Lima, pero Aduviri se atrincheró en Panamericana Televisión. Aprovechó una entrevista que sostuvo con el periodista Beto Ortiz para no volver a salir del canal. El Poder Judicial revocó la detención por temor a que en Puno se desate una revuelta mayor a la de mayo de 2011. Garantizada su libertad, Aduviri recién abandonó la televisora. Sin duda, puso al gobierno contra la pared, ya que nadie podía meterse a un canal privado para detenerlo. Aunque el exdirigente aimara tiene una versión distinta. “Nunca me notificaron legalmente. A mí me invitaron a una entrevista. Cuando salí me quisieron detener. Para demostrar que no me tendieron una celada, me invitaron a quedarme”, asegura. El Aimarazo se judicializó y siete años después hubo condena. Siete años de pena privativa de libertad y el pago de 2 millones de soles de reparación civil. Líder de abajo Walter Aduviri viene de abajo. Nació en una familia humilde dedicada a la crianza de alpacas. Eso no fue dificultad para que haga estudios superiores y él asuma la responsabilidad económica que ello demandaba. PUEDES VER: Pobladores queman ánforas de local de votación en Puno En 2000, a sus 20 años, ingresó a la Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez, a la carrera de Contabilidad. Solventaba sus pagos mensuales con la venta de discos compactos de contrabando y piratas. Era ambulante, trabajaba en el jirón Lampa, al costado del mercado Bellavista, en la ciudad de Puno. Al joven Aduviri no le importaba trasgredir la norma; un buen sector de la región del altiplano lo hace: avalan, dependen y defienden el contrabando. Para él estaba primero su derecho al trabajo. Similar criterio aplicó con el Aimarazo. Para él primero estaba el derecho de las comunidades a ser consultadas, sin que importara que eso pudiera desembocar en actos de protesta o en movimientos violentos. “Nosotros fuimos vendedores de CD. Trabajábamos para el señor Raúl Asqui. Salíamos a la calles de jueves a sábado. Siendo aún estudiante, se independizó y vendía su propia mercadería”, nos recuerda Hugo Ramos Cauna, uno de sus colegas del comercio ambulatorio. Aduviri no desaprovechaba ninguna oportunidad. Los domingos instalaba su carpa de venta de música en otro jirón: Los Incas, a espaldas de la Comandancia del Ejército Peruano. De allí lo desalojaron. Los comerciantes de entonces lo recuerdan por haber resistido las embestidas del Serenazgo Municipal. Sin embargo, el joven Aduviri ya tenía un espacio fijo en el mercado Bellavista. No solo Aduviri se sobrepuso a la adversidad, su hermano Ricardo hizo lo propio. Vendía combustible de contrabando en la carretera hacia Tacna, zona alta de Ilave. Según Walter, Ricardo luego se formalizó. Sus demás hermanos, Raquel, Wilber, Eloy y Yésica, también se las arreglaron para hacerse de una profesión. “Así es pues, teníamos que hacer de todo. Mi padre no tenía plata para educarnos a todos. Eran muy humildes”, añade el exdirigente. Sus progenitores eran comerciantes de ferias locales de Mazocruz e Ilave. Eventualmente hacían trueques. Preparación previa Antes de encender el Aimarazo, en 2011, Aduviri combinaba el comercio, los estudios y las protestas. Entre 2003 a 2005, participó de acciones de protesta contra el trasvase de agua de Puno hacia Tacna. PUEDES VER: En cuatro regiones del sur habrá segunda vuelta electoral “Las protestas las hacían nuestros mayores, a la cabeza de nuestro hermano Salvador Zegarra Jaliri. En ese entonces, ya aprendimos a derogar decretos supremos”, cuenta casi orgulloso. Las mismas acciones y métodos aplicaron años después contra Santa Ana, el proyecto minero de la empresa Bear Creek Mining. Tras las protestas de 2011, el gobierno dejó sin efecto la autorización de la minera. Dirigentes de aquella época de la ciudad de Ilave admiten que, siendo estudiante, Aduviri participaba en las manifestaciones. Le reconocen que era bien decidido a todo. No tenía miedo. Esta cualidad casi vehemente la habría aprendido en el Ejército. Entre 1997 y 1999, luego de culminar sus estudios secundarios, sirvió en la Policía Militar N.° 20 del cuartel Gregorio Albarracín, en Tacna. Ahí aprendió probablemente la valentía para enfrentar a quien consideraba su enemigo. Años después vestiría otro uniforme, el de guachimán, en una empresa que brindaba el servicio de seguridad al Proyecto Especial Lago Titicaca. Laboró pocos meses. Eran tiempos en los que necesitaba dinero para educarse. Aduviri culminó Contabilidad en 2006. Hizo prácticas en la Dirección Regional de Salud. El diario La República reveló que, siendo profesional, en determinados periodos entre 2006 y 2009, se desempeñó como jefe de Logística de la Municipalidad Provincial del Collao-Ilave, en la gestión del exalcalde de Ilave Fortunato Calli Incacutipa. El edil afrontó serios cuestionamientos por corrupción. En 2010, constituyó la empresa J&H Cruz Consultores Contratistas y Servicios Generales SAC. La ficha registral de la mencionada empresa indica que Walter Aduviri se inscribió como gerente general y sus familiares, Eloy Aduviri Calisaya (hermano) y Pablo Calisaya Condori (cuñado), fueron designados como gerente de Infraestructura y Obras Viales y gerente de Operaciones, respectivamente. “Sí existió esa empresa, pero nunca trabajó. Ya está de baja. Además, yo siempre he sido emprendedor”, justifica el exlíder aimara. Un año antes, en 2009, Aduviri, tras años de protesta, logró que se derogue el Decreto Supremo N° 002-96-AG y 003-2006-AG, con el que se creaba la Zona Reservada Aimara Lupaca. Esta era un área de 258 452,37 hectáreas en la que los campesinos no podían mover ni una piedra sin previa autorización. El propósito era la conservación de la flora y fauna del lugar. El argumento que se usó para promover la protesta fue que no se les había consultado sobre ese blindaje. “La reserva nos limitaba. No podíamos ni hacer uso de la leña. Nuestras alpacas no podían estar libremente en los bofedales. Si no se derogaba, la carretera Checca‑Mazocruz nunca se habría podido ejecutar”, asegura Aduviri, expresidente del comité de lucha contra la reserva. Causa del liderazgo Ana Pino Jordán, investigadora de las culturas andinas, reconoce el liderazgo de Aduviri ante los aimaras, históricamente discriminados, pues la exclusión desde la época colonial tampoco pudo ser resuelta en la República. Las culturas andinas fueron avasalladas; las políticas de desarrollo no respetaron su cultura y particular forma de organización social y de gobierno. Sin embargo, la investigadora no coincide con su protagonismo mesiánico. “Cuando dice: ‘Es mi obligación moral defender...’, está asumiendo que solo él lo puede hacer. Los aimaras son colectivos y no individuales. Esa posición [del exdirigente] revela un interés político”. PUEDES VER: Así se vivió la fiesta democrática en Puno y Moquegua El analista Mourik Bueno de Mesquita, del Centro Bartolomé de las Casas, asegura que Aduviri busca ser gobernador de Puno para que se le reconozca como el miembro de las discriminadas culturas andinas. Espera cifras de la Onpe Según los resultados a boca de urna, Walter Aduviri sería el próximo gobernador regional en primera vuelta con el 43.85%. Él postuló por el movimiento “Mi Región”. Walter Aduviri, por diversos medios de comunicación, pidió a sus seguidores esperar los resultados oficiales. Agradeció a quienes depositaron su voto por su candidatura. Aún desde el autoexilio, Aduviri habló con La República. Aunque no se siente ganador. ¿Dónde ha recibido los resultados a boca de urna? En camino (a Puno). No he podido llegar a mi local de votación para ejercer mi derecho a voto por estas limitaciones que se tiene (orden de captura, aún vigente). Hay un sector de la ciudadanía que se ha expresado en las urnas, pero hay otros que a través de las redes sociales han mostrado su pesar por tu elección. ¿Qué decir a las personas de ambos lados? En primer lugar, todavía aún no hay información oficial de la Onpe. Nuestros personeros vienen trabajando a los largo de la región. Vamos a esperar. Por los demás, vamos a respetar la opinión de las personas. Las posturas críticas siempre son así. ¿No estás pecando de muy humilde, tomando en cuenta que no es la característica que has mostrado estos últimos años? ¿No estás desestimando estos resultados? No, de ninguna manera. Más bien ustedes son testigos que las encuestas fueron manejadas desde distintas filas. Ya no hay confianza. Yo creo que la instancia que nos va a decir las cifras oficiales es la Onpe. Quien está llevando este proceso, no son las encuestadoras, sino un organismo electoral. Si se confirma tu victoria, ¿podrías asegurar que la ciudadanía te ha reivindicado por todo aquello a lo cual has llamado persecución política? No necesariamente. En este caso particular estamos en una coyuntura política y las personas han votado por una propuesta política, en el caso nuestro es el plan Collasuyo. Dejas entrever entonces que tu elección se debe a sus propuestas políticas... Es una parte, obviamente. Han sido varios factores.