Yo no conocí al mítico Hugo Blanco de las tomas de tierra de los 60. Tampoco al líder político de los 80. Yo conocí a un Hugo ya canoso, pero muchísimo más joven que algunos políticos de hoy en día.
Cuando lo escuché por primera vez, el 2002, él tenía casi 70 años. Y ya había incorporado plenamente la crisis ambiental en su lectura de la realidad. Dentro de su generación, debe haber sido uno de los que más tempranamente entendió esto como un desafío existencial para la humanidad. En la izquierda de los 70, aún hay quienes lo ven como un asunto que no es prioritario. Y entre los políticos de hoy ¡peor!: algunos creen que la defensa ambiental es algo “woke”, “progre” o una invención de los malvados Soros y Gates (¿?).
Una vez que Hugo incorporó el “chip” ambiental en su análisis, fue coherente con eso y se convirtió en un activista ecologista comprometido, tanto en la escena nacional como en el ámbito internacional. Su encuentro con Greta Thunberg es un hermoso testimonio de ello.
En género, Hugo también estaba años luz más actualizado que muchos políticos de hoy. Abierto a la agenda por la igualdad plena, entendió la lucha feminista, el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y a la interrupción del embarazo, y fue empático con la lucha de la comunidad LGTBI.
Hugo Blanco fue un ser humano de luchas presentes y no de glorias pasadas. Lejos de quedarse atrapado en su papel de personaje histórico del Perú del siglo XX, siguió siendo un activista de las causas del siglo XXI. Un líder que —cuando ya no le tocaba liderar— no dudó en retornar al activismo de base y seguir haciendo trabajo de hormiga, sin dormirse en sus laureles.
Nada de esto significa santificar o idealizar a nadie: como todo ser humano tuvo aciertos y errores, acciones y opiniones con las que puedo discrepar. Pero en conjunto, su testimonio de vida no puede sino inspirarme respeto.
¡Gracias, Hugo!
Lima. Periodista con estudios de maestría en comunicación política y periodismo ambiental, docente universitario e investigador y activista en temas de comunicación, derechos humanos, política y ecología.