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Reformas que no forman

“Una verdadera reforma tiene que venir acompañada de la creación de todo un ecosistema que incentive y reproduzca buenos desempeños y repele aquellos que son negativos para el país”.

Mucho se ha hablado de la necesidad de establecer una serie de reformas para contar con instituciones públicas que funcionen. La identificación de la necesidad de reformar el país es un paso importante, sin embargo, es preciso comprender la complejidad de la tarea y que no basta con aprobar una norma, como si esta, por sí sola, tuviera el poder del chasquido de Thanos para cambiar las cosas mágicamente.

Cuando se habla de reformar o de cambiar las reglas de juego, no se trata solo de aprobar leyes o cambiar constituciones. Tanto Dargent como Muñoz ya han alertado que no se puede importar el desempeño de un país como Dinamarca por mero decreto. Ojalá fuera así de simple. El siguiente paso es, entonces, ser consciente de que para lograr el objetivo de una política hay que enfocarse en moldear comportamientos.

Alberto Chong y otros autores hicieron un experimento muy interesante en el 2014 para mostrar cómo las leyes o normas no son suficientes por sí mismas para asegurar la efectividad de las instituciones. Para ello, tomaron como caso el servicio postal de 159 países, a los cuales enviaron diferentes cartas con una dirección errónea y un remitente correcto a una sola dirección en Estados Unidos.

Ellos verificaron que existe una política y un acuerdo de los países de retornar cartas cuando estas no han podido ser entregadas a su destinatario, al tener un reglamento estándar; esta es una medida de eficiencia de gobierno. El objetivo de su investigación era medir cuántos y cuáles países demoraban más o menos en devolver las cartas a la dirección del remitente y cuántos países no eran capaces de devolverlas.

La pregunta básica aquí es, ¿por qué si todos los países tienen el mismo reglamento de desempeño en su servicio postal, estos actúan distinto? Uno podría sostener que aquellos países más pobres seguramente eran los que tenían más dificultades en devolver las cartas, no por falta de eficiencia, sino por falta de presupuesto.

No obstante, la política estándar sostiene que, cuando la dirección en el país de destino no es correcta y se necesita devolver a la dirección del remitente, es el país remitente quien tiene que asumir los costos de devolución a la dirección original. En este caso, todas las cartas iban a ser asumidas por Estados Unidos, país desde donde salieron las cartas.

No llamó la atención que países desarrollados fueran los que tardaron menos en devolver las cartas y que la mayoría de países que nunca devolvieron las cartas eran africanos. Lo interesante del estudio fue descubrir que aquellos países que contaban con un sistema de servicio civil meritocrático, el cual no era influenciado por los políticos de turno, fueron los que mejor desempeño obtuvieron.

La capacidad de tener o usar bases de datos fue otro aspecto que aportaba significativamente al desempeño de los servicios postales. Aspectos como la distancia entre el país de origen y destino y otras excusas que podrían darse para explicar por qué los países no lograron su objetivo no fueron sólidas.

Un cuerpo de servidores públicos capacitados estará preparado para lograr los objetivos de políticas públicas. En tanto estas buscan resolver los problemas públicos, la gente reconocerá cada vez más la importancia del trabajo del Estado. Eso traerá mayor legitimidad y confianza hacia la cosa pública y, a su vez, se generará un mejor filtro a la hora de producir políticos.

La clave está entonces en asegurar que las nuevas reglas de juego incluyan la creación de un sistema sólido y meritocrático del servicio civil, que moldeen comportamientos desde adentro. Una verdadera reforma tiene que venir acompañada de la creación de todo un ecosistema que incentive y reproduzca buenos desempeños y repele aquellos que son negativos para el país. Apostar por esto puede ser la cereza que haga que el pastel que queremos sea más funcional.

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Alexandra Ames

Especialista en Políticas públicas efectivas. Jefa del Observatorio de Políticas Públicas de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico. Ha sido servidora pública de municipios y ministerios. También ha sido Secretaria Técnica del Social Progress Imperative para el Perú. Limeña, hija de padre puneño y madre moyobambina.