Torre de Babel, por Hernán Chaparro

“En el corto plazo, el presidente tiene otra posibilidad de nombrar un gabinete adecuado, pero tanto desgaste le pone más alta la valla y disminuye la tolerancia”.

No sé si Castillo quiera aprender algo, pero luego de seis meses, los ciudadanos hemos aprendido ciertas cosas y se van dibujando consensos sobre quién está de presidente. Al comienzo, el profesor fue, para algunos, un acertijo, para otros un comunista filoterrorista, hubo quienes lo veían como un genuino representante del pueblo y otros se contentaron con ubicarlo como el mal menor.

Hoy, la insistencia en errar del presidente permite que se desarrolle un discurso extendido donde, sin que se abandonen del todo los argumentos mencionados, el mandatario aparezca como una persona con serios límites para ejercer su liderazgo, donde el problema no es tanto o solo sus propuestas de política pública o ideológicas sino su capacidad para gobernar y una gran tolerancia a la corrupción en tanto le permita ganar protección o respaldo. Ahora, tirios y troyanos plantean o aceptan su renuncia como una opción y se barajan otras alternativas.

Y hasta ahí llegamos porque más allá todo es confusión de lenguas. Si Castillo dejase el cargo, cosa que todavía tiene para un rato, la discrepancia mayor es si las elecciones que se convoquen deberían ser o no generales. Y acá es cuando uno se pregunta ¿qué han aprendido los congresistas y los partidos? ¿Vemos que estén haciendo algo para cambiar la magra asistencia de sus militantes en las votaciones internas? ¿Por reconectarse con la ciudadanía? Ni asomo de un debate serio sobre la reforma política. Nadie quiere pensar qué significan los resultados de las elecciones congresales del2020, del 2021. De nuevo, los que aprendemos somos los ciudadanos, que vemos que no tenemos partidos sino agrupaciones electorales que permiten canalizar intereses corporativos o particulares donde la corrupción es parte importante del escenario. ¿Debate ideológico, programático, de políticas públicas? Muy de vez en cuando. Basta ver la votación sobre Sunedu o el blindaje al ministro de Transporte y Comunicaciones. Castillo no es tan diferente como algunos quisieran en el Congreso. El mandatario ha pasado de ser el símbolo de los marginados a símbolo de nuestra precariedad política.

El debate sobre las salidas constitucionales a esta crisis pone en evidencia que la constitución no estuvo pensada para un sistema de partidos tan frágil y una cultura política corporativista alejada del bien común. Tampoco se puede pedir que la ley cambie eso. Esa es una responsabilidad de líderes y grupos activos en la política y la sociedad civil, también de los medios. Los partidos no se ven muy motivados por hacer cambios y parecen estar contentos con ser el mal menor por el que obligatoriamente hay que votar. La evaluación negativa ciudadana no les preocupa porque las prebendas que se pueden obtener, llegando al parlamento, las compensan. Hay que aceptar que los congresos son mal evaluados en todas partes, dice la presidenta de la mesa directiva del Congreso, sin darse cuenta de que la proliferación global de populismos de todo tipo es justamente porque la ciudadanía no se siente representada y percibe a los políticos como corruptos. No hay interés en ver los temas de fondo, discutir solo sobre el síntoma sirve como coartada para no cambiar nada.

En el corto plazo, el presidente tiene otra posibilidad de nombrar un gabinete adecuado, pero tanto desgaste le pone más alta la valla y disminuye la tolerancia. Poco se espera. En el Congreso, parece que los 44 votos seguirán estando a la mano, hasta nuevo aviso o negociación. Y a la ciudadanía siempre le queda el activismo, sea digital o en la calle, pero no será fácil porque ahí también hay fracturas, a pesar de que la mayoría tuvo que votar por su mal menor. Al igual que para los políticos, el objetivo no solo es el qué sino el cómo pensarnos y debatir discrepancias con objetivos colectivos. Eso es lo difícil.

”En el corto plazo, el presidente tiene otra posibilidad de nombrar un gabinete adecuado, pero tanto desgaste le pone más alta la valla y disminuye la tolerancia”.

La República

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