Avión privado se despistó en Argentina: piloto y copiloto murieron

Otra oportunidad

“El profesor tiene que procesar que una cosa es gestionar la presión siendo dirigente gremial, y otra gobernar siendo presionado por sus opositores”.

A pocos días de la presentación del gabinete en el Congreso, muchos quisieran ver avances en un gobierno que no termina de arrancar. Como indica la encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), la población sigue entre la esperanza (33%) y la incertidumbre (27%). Esos sentimientos no han cambiado, son los mismos a los experimentados antes de que Castillo asumiese el mando.

Pero la realidad es que tenemos un presidente, gabinete, Congreso y partidos (en el gobierno y en la oposición) que son producto de una cultura política y de un sistema de partidos que siguen distantes de una lógica democrática. En medio de esa precariedad institucional igual algo se hace, porque no todo el mundo nada en esa corriente y porque hay grupos o personas que empujan para avanzar, es lo que se viene haciendo hace años.

Y en ese contexto, el mandatario pasó de 53% a 38% de aprobación. La gente sigue entre la esperanza y la incertidumbre, que finalmente son afectos construidos desde la ciudadanía, pero la imagen del presidente, importante para la gobernabilidad, sí se ve afectada. Como indica la encuesta del IEP, la esperanza triplica la confianza. Más son las ganas, o la necesidad, que la percepción de la realidad. ¿Qué pasó en el interín?

En corto, nombró a Bellido. El líder gremial se dejó ganar la iniciativa por Cerrón, que todavía no procesa haber ganado un espacio en la esfera pública sin tener acceso directo al poder. El mejor aliado de la prensa que solo busca resaltar las debilidades del gobierno es él lanzando tuits o declarando. El cambio en Cancillería permite especular sobre un cambio de actitud en el presidente, pero hasta ahora no ha podido manejar bien la presión de quien cree que si no se hace lo que “la vanguardia” (léase él) dice, mejor sumarse a la vacancia. A Cerrón le duele no ser él el presidente. Nunca lo hubiese sido, pero le debe causar una gran envidia ver que alguien que es y no es de su partido sí lo logró. Mientras, imagino a Castillo con estas preguntas debajo de su sombrero, ¿mal contigo, peor sin ti? ¿Peor contigo, mal sin ti?

Otro factor es que un sector de la prensa ha decidido mirar todos los problemas del Ejecutivo, que efectivamente existen, dejando de lado un seguimiento a la oposición que no es un lugar donde el espíritu democrático o de diálogo abunde. Es cierto que hay ministros que dejan mucho que desear, pero no recuerdo tal indignación cuando las puertas giratorias entre empresa privada y ministerios eran el pan de todos los días. Un gobierno democrático necesita una oposición democrática. Y por esos lares hay una serie de variantes que se mueven entre la vacancia, la censura a ministros y la impredecibilidad. También hay que mirar ahí. La prensa se puede convertir en un espejo alterado del no retorno y necesitamos que sea uno de reflexión, de balance, nunca fácil, pero necesario.

Y otro factor que contribuye es la ambivalencia de Castillo frente a los medios. Porque su silencio es en parte eso. El sombrero tiene que ver con el reclamo de reconocimiento identitario que lo llevó al poder, pero también es un símbolo de su campaña. El profesor tiene que procesar que una cosa es gestionar la presión siendo dirigente gremial, y otra gobernar siendo presionado por sus opositores. Pero, además, gestionar. A pesar de los malos técnicos mostrados en campaña y su distancia de la prensa, la mitad del país votó por él, pero ahora se necesita políticos que sepan negociar (no “exponer y ya tú ve”, como dicen Bermejo o Bellido), técnicos y hablar.

El partido de gobierno perdió la Mesa Directiva en el Congreso y hoy algunos apuestan por negar la confianza, pero hay un centro ambivalente y ahí debería acercarse, ver algunos temas de consenso. AP y APP llegaron al Congreso con casi 80% de votos del interior. Ahí hay un espacio donde se tiene que buscar el diálogo. Es una segunda oportunidad… y no abundan.

Pedro Castillo

Pedro Castillo

La República

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