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Fraude a la ley

“El intento pasado de retorno a la bicameralidad fue rechazado por referéndum. Un cambio así no puede hacerse en la sombra...”.

A veces ocurre que los padres de la patria logran sacarle la vuelta a alguna norma vigente usando otra. Son conscientes de que violan el espíritu original de una ley, en este caso de la propia Constitución, pero utilizan instrumentos procedimentales para hacerlo. Pueden existir varias razones, algunas válidas como el uso de la ficción para dar salida a una crisis política, como ocurrió en el gobierno de transición de Paniagua; pero hay otras que no responden al interés del país, sino al de los propios parlamentarios o de sus grupos políticos.

Este Congreso ha decidido usar el Reglamento Interno, aprobado por ley, para saltarse con garrocha olímpica el límite vigente para introducir reformas constitucionales. En concreto: nos quieren “regalar” una cuarta legislatura. Y ha trascendido que es porque quieren aprobar la bicameralidad antes de irse.

Como no todos tienen por qué estar familiarizados con la práctica legislativa peruana, nuestro marco jurídico plantea dos períodos legislativos al año. Ya en varias oportunidades se ha hecho la ficción de una tercera legislatura para aprobar una reforma, como en el caso de la modificación de impedimentos para postular.

Esta “ficción” ya debilita un principio clave del proceso de modificación constitucional que es el de deliberación. Precisamente para evitar estar cambiando el contenido de la Constitución en pocas semanas, se pone como requisito que la segunda votación del proyecto de ley que modifica el texto constitucional sea votada en una legislatura diferente. De esta manera se garantiza que, al menos por unos meses, los propios parlamentarios reflexionen en torno al cambio y que la sociedad pueda reaccionar, debatir, cuestionar de ser necesario.

Aprobar una ley no debiera ser un procedimiento administrativo rápido, debiera suponer la construcción de un mínimo de legitimidad social. Sobre todo si se trata de una ley de reforma constitucional. Pero este Congreso, que hace esfuerzos desmedidos por demostrar que “siempre puede ser peor”, pese a la valla altísima que le dejó el anterior, pese a que ya se encuentra en una tercera legislatura ¡quiere aprobar una cuarta! Esto ya más que ficción es fraude a la ley.

La bicameralidad altera los pesos y contrapesos entre los poderes del Estado, modifica drásticamente la función legislativa y supone el cambio de cerca de 55 artículos del texto constitucional. El debate en el pleno aún no se ha dado, pero ya quieren sacar su cuarta legislatura para garantizar que se apruebe entre gallos y media noche.

Como saben, el intento pasado de retorno a la bicameralidad fue rechazado por referéndum. Un cambio así no puede hacerse en la sombra, en medio de un proceso electoral polarizado, sin mayor legitimidad social. Hacerlo así solo responde a los intereses de los legisladores y no a los del país.

Marisa Glave

Desde la raíz

Marisa Glave. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.