Derechos que siguen torcidos

“Dogma y política nunca son buena combinación”.

Qué duda cabe de que la pandemia está siendo un desafío para todos los peruanos. Pero creo que, especialmente, tiene rostro femenino. Y esto por varias razones.

En primer lugar, las mujeres invertimos mayor tiempo atendiendo a nuestros hijos. Y más en estas circunstancias, que se han visto obligados a seguir sus estudios a distancia. Eso conlleva un mayor acompañamiento pero, también, impactos socioemocionales en ellos y en nosotras.

Así, una encuesta del BID a cuidadores de niños en países de América Latina el 2020 reveló que la desigualdad de aprendizajes aumentará, entre otras razones, por su impacto en la salud mental. Y que será más severa en las niñas y adolescentes que, a la par con estudiar desde casa, continúan cargando con mayor responsabilidad en las tareas domésticas en comparación con los niños y jóvenes.

En segundo lugar, más mujeres que hombres han perdido sus empleos en la crisis actual. Solo en Lima, en el trimestre abril-mayo-junio del 2020, el nivel de población ocupada cayó en 55% en comparación al 2019. Mientras los hombres con empleo decrecieron 34.9%, las mujeres lo hicieron en 45.3%.

En tercer lugar, el confinamiento agregó tensión a espacios vulnerables, donde mujeres se vieron obligadas a pasar más tiempo junto a sus agresores. Según ONU Mujeres, en el Perú las llamadas a las líneas de atención de casos de violencia en el hogar aumentaron de forma alarmante durante el confinamiento.

Y, antes de la pandemia, una de cada tres mujeres sufría de violencia física o sexual. Este es un problema de salud pública y de consecución de derechos. Y debe ser abordado como tal.

Siendo ese el contexto, que una candidata a la vicepresidencia haya afirmado que el 89% de la violencia familiar se da en mujeres que usan anticonceptivos, y sugerido que las mujeres serían las culpables de la violencia en su contra porque “quizás no has aprendido a relacionarte bien con él, has hecho que salga lo peor de esa persona”, no contribuye a un debate basado en evidencia y a favor de los derechos de la mujer. Dogma y política nunca son buena combinación.

En este Día Internacional de la Mujer, recordemos que debemos seguir en la lucha por lograr mayor equidad. Y la equidad no es otra cosa que darle a cada quien aquello que necesita. Así como los padres sabemos que no todos los hijos necesitan lo mismo, lo mismo sucede en una sociedad.

Luchar, por ejemplo, porque el Estado ofrezca a sus ciudadanos una real protección social. Con la que podamos contar en circunstancias de tanta vulnerabilidad como la actual y que son muy difíciles de manejar de manera individual o a través del mercado.

Luchar por construir una mayor confianza entre las personas, y entre ellas y las instituciones, sean estas públicas o privadas.

Y luchar porque, en ese proceso, no se pierda el respeto. Ese que se necesita para que seamos un país viable.

La República

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