Hace poco escribí dos artículos sucesivos llamados Contrasentido y Contrasentido II donde me concentré en el eje metropolitano de la Costa Verde y en aprovechar nuestra celebración del Bicentenario para formular un Plan de Manejo de Desarrollo Territorial entre Lima y Callao para los siguientes 10 años que podría bautizarse como Unidad del Litoral Metropolitano 2021-2031. Un aspecto central de esta propuesta es el desarrollo de un malecón continuo y homogéneo en su tratamiento, a lo largo de los 26 kilómetros desde La Punta hasta La Herradura, tanto en el borde alto como en la zona baja de la Costa Verde, resolviendo además de una vez por todas la inseguridad de los acantilados.
En esta oportunidad quiero referirme a la playa de La Herradura, balneario cuyo origen se remonta a los inicios del siglo XX cuando se perfilaba como una playa de moda para los sectores acomodados de Lima. Con el pasar del tiempo, La Herradura se fue haciendo más popular hasta que el irresponsable Pablo Gutiérrez, alcalde de Chorrillos durante los 80, dinamitó una zona de rocas al final de la playa para hacer un camino hacia La Chira. Con ello, miles de fragmentos de las rocas dinamitadas cayeron sobre el lecho submarino, impidiendo que la arena ingrese a La Herradura y haciendo que sus 100 metros de playa de arena desapareciera. Esta temeraria acción también destruyo el delicado equilibrio del ecosistema donde lobos marinos, cangrejos, peces y aves de ese litoral vivían en armonía desde tiempos inmemoriales. Para colmo de males, se alteró una de las olas más grandes, agresivas y perfectas de nuestro litoral para el surf. Esta acumulación de agravios a La Herradura esfumó su encanto y, por extensión, también a sus veraneantes
De un balneario paradisíaco, La Herradura lastimosamente paso a ser tierra de nadie, donde el control municipal distrital brilla por su ausencia, con el resultante deterioro del ornato público, con presencia cada vez más de basura, abundando el alcohol, las drogas, la delincuencia, y obviamente la coima policial. Es increíble que ante la falta de espacios públicos en nuestra metrópoli nadie haga algo para recuperar este maravilloso espacio costero.
Entonces , ¿qué hacer? Lo primero es recuperar la playa arenándola. Esto es posible según los estudios que realizó la Marina de Guerra del Perú en los años 2009 y 2010: Estudio de la dinámica costera en la playa La Herradura y el Estudio de banco de arena en inmediaciones de la playa La Herradura, Bahía de Miraflores–APCV (Andina). Ambos estudios concluyen que en La Herradura se podría recuperar la arena. Sin embargo, dada la erosión que presenta en la actualidad, esto no puede realizarse de manera natural sino artificialmente y previa ejecución de algunos trabajos de modificación de la pendiente actual. Esto requiere, entre otras cosas, la construcción de un espigón sumergido paralelo a la playa. Luego se bombea la arena que está depositada en el banco frente a la playa, usando un barco draga. El espigón sumergido impediría que la arena se vuelva a retirar por efectos de las olas y las corrientes.
Con esta primera medida destinada a recuperar su playa de arena, La Herradura volvería a atraer veraneantes y espantaría a las personas de mal vivir que pululan a cualquier hora del día. Además, se podría pensar en organizar un concurso internacional para el diseño de un gran complejo turístico-residencial que podría ser la envidia de cualquier ciudad importante. Señores de la Municipalidad Metropolitana de Lima, ¿dónde están?
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