Supongamos que usted ha cotizado 18 años a la ONP con un sueldo de S/ 3,000, de los cuales aportó el 13% para su pensión: S/ 390 al mes o S/ 4,680 al año. Si lo multiplica por 18, usted aportó 84,240 soles. Y sucede que usted ahora, por algún motivo, ya no tiene trabajo.
¿Sabe cuánto va a recibir usted de pensión? Nada. ¿Por qué? Porque la ley dice que tiene que haber cotizado al menos 20 años. ¡Qué barbaridad! ¿Y por qué? Porque la ley lo prohíbe. Esta situación de abuso no ha sido corregida nunca (¿será porque favorece la migración de la ONP a las AFP?). El propio FMI, en un informe del 2019, dice que el quintil más bajo que aporta a la ONP solo tiene el 17% de chance de llegar a los 20 años de aportes. Increíble. Y pide que esto se modifique (1).
Lo mismo han dicho expertos, como Noelia Bernal, de la Universidad del Pacífico: que se devuelvan los aportes de los que no cotizaron 20 años. Lógico. Agrega: “la ONP ya tiene avanzado un sistema individualizado de aportes, con el reporte de Sunat; pero solo lo usa como registro, pues luego el dinero va a un fondo común. Con las cuentas individuales se podrá dar una pensión o devolución de acuerdo a lo aportado” (Gestión, 01/8/2018). Eso.
El problema es más de fondo y necesita una reforma integral del sistema de pensiones. Algunos dirán que eso es una solución para el futuro, pero no resuelve el problema de hoy. Un momentito. La película comenzó hace años, por lo menos en el 2004, cuando el Banco Mundial presentó un plan de reforma integral de varios pilares, que incluía una Pensión Universal para todos. El MEF no lo quiso discutir. Se dedicaron solo a lo que les interesaba: derogar la Ley 20530 de la “cédula viva”.
Ha habido más. En mayo del 2016, el Congreso aprobó el retiro del 95.5% de los ahorros acumulados a la edad de 65 años en las AFP. Más del 93% se lleva su plata y ya no tendrá pensión. ¿No quedaba claro que se necesitaba la reforma, ya? En octubre del 2016 este gobierno creó una Comisión de Protección Social que propuso una reforma integral. En el 2017 la botaron al tacho. Y en el 2019 vino el FMI, como ya vimos. A estas propuestas se suman otras; por ejemplo que una parte del IGV financie la pensión universal. Igual, nada.
La última parte de la película (no necesariamente el final) la vemos ahora: un sistema de AFP “zombie” pues ya no da pensiones. Y una ONP que, no solo paga pensiones bajas, sino que “se queda” con centenas de millones de soles de los que han aportado menos de 20 años. ¿Acaso una parte de la solución no consistía –y consiste– en devolverles, incluso por partes, el 100% de sus aportes, que están registrados?
Hoy, la pandemia ha agudizado todo pues la gente ha perdido sus ingresos. Al igual que en Chile, se han liberado fondos de las AFP, lo cual es un alivio. Pero no hubo plan para la ONP, sobre todo (pero no únicamente) para los que no han cotizado 20 años. El gobierno dijo hace dos meses que les daría un bono: no se cumplió. Como tampoco se ha cumplido con el bono universal que, 5 meses después de comenzada la pandemia, aún no se termina de repartir, mientras que otros países ya van por el cuarto y quinto bono.
No ha habido acuerdo entre el gobierno y el Congreso y se ha votado una ley que prevé devolución de aportes a los afiliados a la ONP por varios miles de millones de soles, lo que tendrá impacto en la Caja Fiscal. Decir que es “inconstitucional” es decir que estamos frente a una verdad “tallada en piedra”, a la cual la sociedad se tiene que someter sí o sí. Eso no resuelve el problema. Si no se llega a un acuerdo podríamos estar frente a un problema social de proporciones. Es hora de liberar amarras y pensar “fuera de la caja” un nuevo pacto social.
1 FMI, working paper 19/149, p. 14 Https://ideas.Repec.Org/p/imf/imfwpa/19-149.Html
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