Nuestro segundo semestre va a ser parte incógnitas, parte certezas, y parte oscilaciones entre ambas. Desde ahora la gran esperanza es que la epidemia local se reduzca a niveles más manejables, como antesala del repunte económico anunciado para el 2021. Por lo tanto vamos a seguir atentos a las cifras de todo tipo, que son los oráculos de la época.
En el semestre que concluyó ayer el virus y sus efectos en los bolsillos no tuvieron competencia. Las revelaciones de la anticorrupción, antes las superestrellas de los medios, retrocedieron. El nuevo Congreso se hizo notar casi exclusivamente por la marcha de sus desatinos, y el Ejecutivo por sus tareas epidemiológicas.
En el nuevo semestre el virus debería tener competencia en las campañas electorales, aunque no es seguro con cuánta fuerza. La espera de menos virus en el aire, la estrechez económica y un clima de abatimiento general sugieren que veremos campañas cortas, es decir tardías. Solo tendríamos un trimestre electoral intenso, de enero a fin de marzo.
Más posibilidades de destacar que las campañas electorales podrían tenerla la lucha empresarial por la supervivencia. Un escenario también él focalizado, donde se mezclarán nuevas empresas, historias de éxito, repuntes con la soga al cuello, quiebras. Esto envuelto en reclamos al Estado que ya comenzaron, y que se harán más fuertes.
Todos los demás espacios y actividades serán acontecimientos secundarios. Por ejemplo los esperados fastos del bicentenario podrán en verdad despegar si la situación y la atmósfera del país mejoran lo suficiente. Eso o la Feria Internacional del Libro están entre los muchos eventos que no viajan tan bien por zoom.
En un plano más privado veremos cómo el distanciamiento social va consolidando nuevas formas de relación entre la gente. La reducción de los contactos físicos inevitablemente se traducirá en una modificación de los intercambios personales. Esto pondrá en evidencia el funcionamiento de líneas de diferencia social que antes parecían imaginarias.
Es obvio, entonces, que no va a ser un semestre fácil. Imaginemos una suerte de callejón oscuro hacia el 2021. Quizás con el alivio de que lo peor del virus quedó atrás, pero de cara a un país en buena parte destruido en varios aspectos sustantivos.
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