La película “Neruda”, del cineasta chileno Pablo Larraín, ha logrado los mayores elogios en el festival de Cannes. Cuenta la persecución que sufrió el poeta en su país por ser comunista. Su autor la califica como una antibiografía., Es enero de 1948 y Pablo Neruda, poeta consagrado y senador, lanza el encendido discurso "Yo acuso" en el Parlamento chileno, denunciando que el gobierno de Gabriel González Videla persigue al Partido Comunista. Además llama 'traidor' al Presidente. La respuesta no tarda en llegar: un mes después, a petición del mandatario, el Senado cursa el desafuero y una orden de detención contra el vate. El peligro contra su integridad es serio. El PC lo sabe y decide sacarlo del país. Neruda pasa entonces a la clandestinidad y se mantiene en esa situación durante más de un año. La historia dice que después logró huir a Argentina ayudado por amigos y camaradas de partido. Para ello, cabalgó durante varios días y atravesó un paso de cordillera a caballo. Ese episodio de persecución y fuga en la vida del premio Nobel ha dado pie al cineasta chileno, Pablo Larraín, para construir una historia sobre la persecución sufrida, pero sobre todo para narrar su enfrentamiento con el comisario, Oscar Peluchonneau, que debe capturarlo. Es una construcción imaginaria de lo que pasó con Neruda ese año, con las licencias creativas del caso. "Es una antibiografía", ha dicho el autor. Recreación histórica "En la realidad a Neruda lo buscaron 300 policías durante más de dos años y nunca lo capturaron. Andaba prófugo, pero hacía fiestas, iba a reuniones y circulaba por las calles. Se presta a pensar que aunque Gonzales Videla ordenó su detención, prefirió que eso no sucediera pues tener preso a Neruda era impresentable. De ahí nos viene la idea de un policía que persigue a alguien, sin tener que atraparlo. Eso, en la película, nos sirve para entrar a la farsa, a la comedia, al humor negro", dice Larraín. El film es un cóctel entre parodia y novela negra. El actor chileno Luis Gnecco compone a un Pablo Neruda irónico, exultante, histriónico y hedonista: asiduo visitante de fiestas, bares y prostíbulos. El comisario Peluchonneau, interpretado por el mexicano Gael García Bernal, es todo lo contrario: un hombre flaco de bigote delgado, callado, inexpresivo, triste y enrollado casi siempre con su voz interior. Larraín ha sabido construir un Neruda alejado del ícono histórico por uno más humano. En el tráiler se puede ver, en clave de humor, una escena en donde el poeta lee su Poema 20 vestido de jeque árabe en una gran fiesta. La película, que fue presentada a la prensa en Chile y fuera de concurso en el Festival de Cannes tiene otras escenas similares: una en que el detective Peluchoneau pasa de largo frente a una vitrina en que Neruda se camufla entre fotografías, y otra en que Neruda acepta que es un hombre célebre y dice que "esto tiene que ser una cacería salvaje". La película se filmó entre Santiago, Valparaíso, el sur de Chile, Buenos Aires y París. Para el autor, Neruda es un personaje exuberante, gigantesco. "Llegamos a este biopic falso, porque creo que Neruda se resiste a un biopic normal. Simplemente no cabe en una caja para decir 'ya, este es Neruda'. Sería una pretensión muy grande de mi parte", contó el cineasta a La Tercera. Ovacionada en Cannes "Neruda" fue presentado el viernes en el Festival de Cannes y su éxito ha sido inmediato. "Representa lo mejor del director, con un trabajo inteligente y hermoso, además de poderoso", ha dicho Jay Weissberg, crítico de Variety. "Él éxito internacional es prácticamente una certeza", agregó. La crítica ha sido unánime: es quizá la mejor película de Larraín. Para The Hollywood Reporter, el film "debería garantizar la presencia de Larraín como uno de los directores latinoamericanos más distintivos surgidos en la década pasada". Las actuaciones de Gnecco y García Bernal también se destacan, aunque el mexicano se llevó la mayoría de elogios. Larraín dijo tras la premiere: "Estoy sorprendido por una recepción tan unánime. Es el trabajo de mucha gente, de técnicos de cinco países, de artistas de todos lados. Es una película muy bien armada". Después de esa persecución, Pablo Neruda se convirtió en símbolo del artista y político contra la represión. Eso sí, ni en el peor momento de perseguido dejó atrás su humor: desde la clandestinidad enviaba por correo poemas un tanto groseros a senadores y diputados rivales. (R.M.)