@gfaveron Todos hemos conocido a alguien así. Personas a las que uno les habla de los derechos de la comunidad LGTB y se ponen a hablar sobre los derechos de los heterosexuales. Uno les habla de los derechos de la mujer y ellos hablan sobre los derechos de los hombres. Uno habla sobre la facultad de abortar y ellos hablan sobre los derechos del cigoto. Uno les habla sobre racismo y ellos hablan sobre racismo inverso. Uno les habla de clasismo y discriminación y ellos hablan de la silenciosa persecución a la que son sometidos quienes pertenecen a las clases sociales más altas (cosa que ilustran con alguna anécdota ajena, imaginaria o francamente minúscula y risible). La lucha por los derechos de los menos poderosos es la lucha por la universalidad de los derechos de todos. La respuesta de los matones suele disfrazarse de universalidad. ¿Por qué protestar solo a favor de la mujer en vez de protestar por todos?, dicen. ¿Por qué manifestarse contra la discriminación racial de indígenas, mestizos y afrodescendientes en vez de hacerlo contra todas las discriminaciones raciales? La respuesta más corta es: porque no hay tiempo que perder en idioteces. La respuesta más completa es que, para volver universales en la práctica los derechos que son universales sobre el papel, deben extenderse a quienes no los disfrutan. Para ellos son urgentes, no son un juego de palabras ni una necedad artificial. Son una emergencia de vida o muerte, que no merece respuestas ignorantes y caricaturescas.