Luz Salgado, futura presidenta del Congreso, ha declaro esto: «Ha habido muestras de antifujimorismo. Ha sido evidente. Había una campaña propiciada desde el propio gobierno. Hay un antifujimorismo que se tiene que combatir en algún momento. Lo que hay contra el fujimorismo obedece a gente que fue metida a la cárcel, gente mezclada con Sendero y MRTA. Son gente a la que no le gustó que le rompiéramos un proyecto político». En otras palabras, dice dos cosas: que el antifujimorismo está formado por senderistas, emerretistas y personas afines a esos grupos, auspiciados desde Palacio de Gobierno, y que «en algún momento» esas personas serán «combatidas». Cabe recordar quiénes han sido denominados «antifujimoristas», con nombre y apellido, durante esta campaña: el gobierno de Humala, el futuro gobierno de Kuczynski, todos los grupos democráticos que se unieron contra el fujimorismo en segunda vuelta, colectivos civiles y sociales, movimientos estudiantiles, sindicatos obreros, miles de intelectuales que firmaron cartas de rechazo a la dictadura, y, por supuesto, más de la mitad de los peruanos. ¿Cómo piensa el fujimorismo combatir a los antifujimoristas? Si el primer paso es criminalizarlos, cabe pronosticar que no hablamos de una confrontación sino de una persecución. ¿Cómo se persigue a todos los acusados desde el Poder Legislativo (más aun cuando entre ellos está el Ejecutivo)? Es imposible. Lo que Salgado dice parece confirmar la teoría de que los fujimoristas, pese a la derrota electoral, mantienen la expectativa de capturar el gobierno, y no precisamente dentro de cinco años.❧