Ricardo Dolorier Urbano ha sido docente toda su vida y desarrolló un método de comprensión lectora que, a los 82 años, lo ha hecho merecedor del Premio Nacional de Cultura 2016. Un justo reconocimiento para el hombre que también escribió ese legendario huayno llamado Flor de Retama.,Ricardo Dolorier Urbano, 82 años, ayacuchano y maestro desde hace más de medio siglo, tiene el hablar pausado de quien ha vivido mucho. Cuenta que a su edad pensaba que la vida ya no podía depararle ninguna nueva sorpresa, pero a comienzos de noviembre pasado una llamada telefónica le anunció que acababa de ganar el Premio Nacional de Cultura 2016, en la categoría Creatividad.-Sinceramente no esperaba que la vida me deparara un episodio de este voltaje- comenta sereno y sonriente en la sala de su casa.Don Ricardo es un hombre que explica con ademanes de maestro todo lo que dice. Cuenta que el Ministerio de Cultura le concedió el premio como un reconocimiento al 'método Dolorier', ideado por él para la comprensión lectora. Él dice que desde hace varios gobiernos, en el Ministerio de Educación, sostienen que quien lee rápido también entiende lo que lee. Para él, quien lee rápido no necesariamente entiende lo que lee. La cosa es al revés. Quien aprende a leer bien, podrá leer rápido. Su método de comprensión lectora se basa en la entonación. Porque eso le da sentido a lo que uno dice. No es lo mismo decir "María lava la ropa", que "María, lava la ropa". Su metodo ha inventado signos para hacer más fácil la comprensión entre los alumnos. Por ejemplo, una flecha roja allí donde hay un punto, o un punto y coma, quiere decir que ahí acaba la oración y ahí hay que callar la voz. También emplea unas barras para separar los grupos fónicos. Don Ricardo empieza a leer como demostración, entonando en voz alta un texto que me retrotrae a mi infancia: "Platero es pequeño (pausa), peludo (pausa), suave (pausa). Tan blando por fuera (pausa), que se creería de algodón (pausa), que no lleva huesos". Mientras dice todo eso, mueve las manos, levanta el rostro, modula su voz. -Cuando esto se lleva a la representación, a la teatralidad, los niños no sólo leen sino que entienden perfectamente y disfrutan mucho la lectura- dice.Después explica que se debe aprender a leer en voz alta y después, cuando ya se lee fluido, leer siempre en silencio. Agrega que lo que me ha explicado es solo un pequeña parte de su método, que este tiene otros signos de entonación y más normas para la enseñanza de la ortografía y redacción en base a la lectura. Todo eso lo sistematizó en medio siglo de dictar clases y de intercambiar experiencias con otros maestros.Histórico huaynoDon Ricardo nació en Huanta y era un veinteañero cuando decidió estudiar la carrera de educación en la Universidad La Cantuta de Lima. Egresó en 1958 como profesor de Lengua y Literatura, y al año siguiente empezó a enseñar en el colegio Gonzales Vigil de Huanta, su tierra natal. Dictaba clases a los alumnos de secundaria. Como parte de sus esfuerzos para que muchos más de sus paisanos accedieran a la escuela, don Ricardo fue uno de los impulsores de abrir un turno vespertino o nocturno en el Gonzales Vigil. Allí iban a estudiar los hijos de los campesinos que no podían estudiar en las mañanas porque trabajaban y, con esfuerzo, acudían a esas clases por la noche.En 1969 el gobierno de Juan Velasco Alvarado dictó el decreto 066 que castigaba a los alumnos que tuvieran cursos jalados durante el primer bimestre, cobrándoles un monto cada mes durante todo el año. Eso perjudicaba a los estudiantes rurales, a quienes usualmente se les jalaba en uno o más cursos desde comienzos de año.Hubo marchas en Lima, pero la población de las comunidades protestó en Ayacucho y los estudiantes tomaron el colegio Gonzales Vigil. Los sinchis entraron a la ciudad y se produjo un enfrentamiento con los pobladores que acabó con la muerte de por lo menos 20 personas. Dos de las víctimas habían sido alumnos nocturnos de don Ricardo.Por esos años, él ya vivía en Lima pero paisanos y estudiantes que estuvieron en Ayacucho le contaron detalles de lo ocurrido. Fue entonces que escribió el famoso huayno Flor de Retama, a fines del año 1969. La primera persona a quien el autor se la mostró fue al escritor Oswaldo Reynoso, su colega en la plana docente de La Cantuta. -Yo conocía a dos de los estudiantes. Por eso digo que la canción no se escribió por inspiración sino por indignación- recuerda.Con los años la canción fue vinculada a la subversión, pero don Ricardo reitera que la canción fue escrita en 1969, muchos años antes de la aparición del terrorismo. La escribió para los estudiantes que pelearon por la gratuidad de la enseñanza. Con los años su huayno ha sido interpretado por numerosos cantantes en el Perú y fuera de él. Y lo mismo suena en los sindicatos que en los teatros oficiales.Maestro de maestrosComo maestro, don Ricardo Dolorier ha enseñado siempre en la Universidad La Cantuta, hasta su jubilación. Esa trayectoria tuvo un paréntesis: durante la huelga magisterial del Sutep de 1979, su gremio de la universidad se plegó al paro y como consecuencia fue separado de su cargo. Estuvo sin trabajo tres años, pero es tiempo lo usó para dictar conferencias por todo el país y fue así que empezó a divulgar su metodo de enseñanza de comprensión lectora. De esas epocas recuerda que en uno de esos viajes, fue invitado a un Congreso del Sutep en Chiclayo y en esa reunión lo condecoraron con el nombramiento "Maestro de Maestros", uno de los homenajes de los que siempre estará orgulloso. Su huayno Flor de Retama también fue considerado "una joya de la música peruana" por la Apdayc en el año 2005.Don Ricardo, que vive en una casa del Cercado de Lima, justo enfrente de un colegio, considera que hay tres clases de maestros: el que toma el magisterio como una ocupación, el que lo toma como una profesión y el que lo toma como una pasión. "El primero solo espera llegar a fin de mes para cobrar; el segundo se esfuerza en actualizarse y seguir el currículo al pie de la letra pero cae en la rutina; y el tercero es el que abre nuevos caminos en la enseñanza. De esos necesitamos más".Ahora que todo el país ha visto, en vivo y en directo, la censura al ministro de Educación, Jaime Saavedra, le preguntamos su opinión. "(En el Congreso) pueden decir que se hicieron mal los contratos, que se perdió dinero, pero la verdad es que allí cada quien defiende sus intereses. Detrás de esto está el tema de las universidades", dice. En su casa, el educador nos muestra el diploma que le entregaron como ganador del Premio Nacional de Cultura 2016 y el hermoso trofeo-escultura que lo acompaña. Después vemos las fotos de toda una vida de maestro y amigo de sus amigos. Y revisamos los cuadros de amigos pintores que cuelgan de las paredes de su casa. "Y desde que se jubiló ¿cómo ocupa sus días?", le preguntamos. Y él, que es un maestro de las frases, dice: "Pues disfrutando mi vejez y planificando minuciosamente mi próximo error". Y se ríe.