Con la llave resuelta o por definirse hoy, lo mostrado ante Venezuela en el Club Terrazas da muestras de un resurgimiento del tenis nacional. Un equipo sin figuras, joven y parejo, capitaneado por el excéntrico Pablo Arraya, invita a la ilusión en la Copa Davis., Si todo salió bien ayer, estas palabras resultarán tibias, insuficientes. Si caímos en dobles, en cambio, tendrán la dosis justa de entusiasmo y cautela. Es el inconveniente de alguien que escribe a ciegas el viernes sin conocer el resultado del sábado. PUEDES VER: Copa Davis: Croacia superó por 3-1 a Francia y ya está en la final Si nos ceñimos a la primera jornada de la final del Grupo II de la Zona Americana, tendríamos que sacar las ‘chelas’. Aplanadora inmisericorde: 3-1 de Mauricio Echazú sobre Jordi Muñoz-Abreu, y 3-0 de Nicolás Álvarez sobre Ricardo Rodríguez. Si nos remontamos a las semifinales hace dos meses ante México, al 3-0 en contra en dobles, dudar un poco del accionar de la dupla Juan Pablo Varillas-Brian Panta es comprensible. Localía -Se me olvido que Perú es Mónaco. Te veo pronto si no te asustas. -Mi polémica es existir. -Buscamos cuidarlos lo mejor posible. Como se dice donde juegan los ‘Marinos’ de Anzoátegui: La Caldera del Diablo los espera. -Yo dono la comida a los equipos en mi cebichería y relatamos los partidos. Al nivel de mi tenis, esto es Disney. No se trata de una riña entre hinchas. Ni siquiera entre jugadores. Son los capitanes de Venezuela y Perú, José de Armas y Pablo Arraya, respectivamente, agarrándose a tuitazos hace un mes. Ambos exjugadores y ‘fosforitos’. Arraya había retuiteado un video de un saqueo, con bombas lacrimógenas incluidas, en tierras llaneras con un mensaje alarmista: “Aquí nos toca la Copa Davis. A la reja”. Semanas después se concretaría algo pocas veces visto en la historia de la Copa Davis: la Federación Internacional de Tenis (ITF) le quitó la localía a Venezuela por cuestiones de seguridad, rechazó su apelación y determinó que la Final se disputara en Lima. -Mi país está en crisis, pero no está en guerra para que nos hayan hecho esto. En fin, es lo que toca, y no nos pondremos a llorar ni nada. Es la tarde del jueves, luego del sorteo, un día antes de la competencia, y José de Armas (35) está sentado frente a la cancha del Terrazas observando a Juan Pablo Varillas y a Brian Panta, voleando. Hace media hora, Arraya era el observador, y Armas el observado junto a sus muchachos. Mientras en el fútbol, los entrenamientos son a puerta cerrada, incluso para los periodistas, el deporte blanco se destapa para los espías, como si el verdadero secreto se revelara en la cancha. Los antecedentes no eran pesimistas para los ‘venecos’: eliminaron a El Salvador en su casa, y sus singlistas principales viven en España y, por lo tanto, sienten el polvo de arcilla como su casa. Además, descendieron al Grupo II recién en el 2014. Tanta calamidad no había. Equipo variado Cuando Perú alcanzó su pico máximo en Copa Davis, el 27 de setiembre de 2007, al vencer a Bielorrusia e ingresar por primera y única vez al Grupo Mundial (16 mejores), Pablo Arraya se encontraba en la tribuna. Era un jugador con logros individuales (29 ranking ATP en 1984) que no había sido capaz de refrendarlos en el colectivo. Ocho años después, ironías de la vida, en marzo de 2015, Arraya, quien llevaba años enseñando tenis en Key Biscayne, Florida, reemplazó como capitán de la selección peruana a Luis Horna, el ‘Pelado’ que fue alzado en hombros, tras conseguir el triunfo histórico. El inicio fue doloroso: Chile nos dio una pateadura de 5-0. El resto ha sido todo optimismo. En julio, con algunos meses de trabajo, y un gran nivel de Mauricio Echazú, salvamos la permanencia de la Serie II de la Zona Americana. En marzo de 2016, derrotamos ajustadamente a Uruguay por 3-2, y en julio 4-1 sobre México. Es preciso tener en cuenta que las dos últimas llaves las sacamos adelante sin los arequipeños Duilio Beretta y Sergio Galdós. Galdós declinó jugar la Davis para avanzar en su carrera de doblista (107 ATP), mientras que Beretta, nuestra carta N°1 en singles, se retiró a los 24 años, cansado del mínimo apoyo. -Cada vez que ganamos a la primera persona que llamo es a Beretta. Yo también he sido joven, y me he apresurado al tomar decisiones. Espero convencerlo. Tiene las puertas abiertas como Galdós. Estas dos ausencias, obligaron a Arraya a lanzar al ruedo a nuevos valores como Juan Pablo Varillas (20 años; 681 ATP), Brian Panta (21 años; 1061 ATP) y Nicolás Álvarez (20 años; sin ranking). Sus talentos son tan distintos como sus realidades. Varillas realizó giras europeas, sobre todo en Suiza, pero no cosechó mayores logros. Brian Panta, por falta de auspiciadores, apenas ha participado en cuatro torneos durante el año (tres en México y uno en Colombia), cuando un profesional requiere de una media de 25 campeonatos anuales. Álvarez, desconocido para el gran público y por eso mismo la gran sorpresa, proviene del circuito universitario. Específicamente de la Universidad Duke de Carolina del Norte. -¿Si nos falta una gran figura? Los cuatro van a tener su gran momento. Echazú es precisión; Varillas, potencia; Panta, perseverancia; y Álvarez, creatividad. Eso es un equipo: variedad. Cinco días antes de la Final, Arraya alistó un selectivo para tener un panorama más exacto y definir quiénes arrancarían la serie. En una llave, Sergio Monges (convocado de urgencia por la demora en los vuelos de Álvarez) superó a Varillas, mientras que en la otra, Panta se despachó con Echazú. Finalmente, Panta, que practica con su padre en la Federación Peruana de Tenis en Jesús María y que desde la mayoría de edad no ha vuelto a jugar en el extranjero por falta de recursos, venció a Monges y se hizo con el selectivo. Los dolores de cabeza que todo entrenador desea tener. Aun así, Arraya apostó por los mismos que empezaron ante México: Echazú y Álvarez. De vuelta al Grupo I “La localía es clave en la Copa Davis. Aunque no parezca, la hinchada sostiene la raqueta contigo, y pegas más duro”, nos comentó Pablo Arraya un día antes, y bastó comprobarlo el viernes y, seguramente, en cada una de las tres jornadas. Hubo momentos de tensión en algunos games de Echazú. Muchos de ellos por su poca destreza con la red. No obstante, el aliento del público influyó tanto que a su juego físico le agregó un par de drop shot, sutilezas dignas de Roger Federer. “Echazú es una bomba: está a punto de explotar. Nunca ha estado mejor en toda su carrera”, agregó Arraya. Con el triunfo ante Jordi Muñóz-Abreu, Echazú sumó nueve victorias en sus últimos doce partidos. La madurez se le apareció camino a los 28 años. Consciente de ello, el más experimentado y a la vez el más caballero del equipo, cambió de raqueta para el torneo. En tanto funcione toda ayuda suma. Como el invierno limeño que se marchará la próxima semana para dar paso a la primavera. Los 40 grados de Anzoátegui, en el nororiente venezolano, habrían resultado insoportables y comepiernas, sin ninguna duda. En cuanto a Álvarez, ratificó que sus dos partidos ante México no fueron casualidad, y que su frialdad le permite suplir su inexperiencia. Ricardo Rodríguez acusó un dolor estomacal es cierto, pero doblegar al N°1 del equipo rival no es poca cosa. Sobre todo cuando es un 3-0 que incluye un 6-0 para rematar el último set. En el 2010, tras caer ante Ecuador, Canadá y Uruguay, Perú descendió al Grupo II de la Zona Americana, y no volvió más al Grupo I. Que el remezón haya servido: tenemos nuevas raquetas.