Economía

Desaceleración económica, inflación aguda y empleo precarizado

Sinceramiento. A julio, el PBI confirmó su enfriamiento; a la par, se espera que para este 2022 la inflación suba hasta 7,8%, su nivel más alto en los últimos 26 años. Especialistas coinciden en que la bonanza global -que empujó a la reactivación del 2021- llegó a su fin, y piden recobrar la confianza de los inversionistas para despegar. Empleo formal sigue sin alcanzar los niveles previos a la pandemia.

Golpe al bolsillo. Precios seguirán elevados en 2022. Foto: difusión
Golpe al bolsillo. Precios seguirán elevados en 2022. Foto: difusión

El derrotero de la economía peruana llega a su momento más crítico desde la llegada del Covid-19, dado que la actividad productiva ha acentuado su pérdida de ritmo en julio, la inflación tardará en regularse por lo menos un año más y, con ello, el dinero que obtengan los peruanos por su trabajo— cada vez más precario— no será suficiente. Desgranemos cada una de estas problemáticas.

No estamos en crisis, pero sí estancados

Durante el sétimo mes de este año, la producción nacional registró una variación de apenas 1,41%, su tasa más baja desde febrero de 2021, influenciada principalmente —contando también el acumulado desde enero— por la contracción de sectores como el agropecuario, minería e hidrocarburos, telecomunicaciones, financiero y pesca (ver infografía).

Al respecto, Paola del Carpio, coordinadora de investigación de la Red de Estudios para el Desarrollo (Redes), señala que la economía no está en recesión o en crisis, pero sí subyugada a un estancamiento y previsión de bajo crecimiento, puntos que limitan la facultad de creación de empleos de calidad para el cierre de brechas con la informalidad.

En ese sentido, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) redujo a 3,0% su proyección de crecimiento económico para este año. Similar tasa se mantendría durante el 2023.

Vale enfatizar que la lectura del BCRP difiere ligeramente del 3,5% previsto por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y del 4,3% para 2023, siempre y cuando se apruebe el programa Impulso Perú en toda su dimensión, según el ministro Kurt Burneo.

Inflación llegará a niveles no vistos en 26 años

Julio Velarde, presidente del BCRP, estimó que la inflación cerrará el 2022 en 7,8%, superior al 6,4% del 2021, y también la tasa más alta en 26 años, desde 1996, cuando se ubicó en 11,84%.

Este año, la presión sobre el alza de precios se dará por el incremento de los precios de bienes importados y el impacto de la depreciación ejecutada, y recién se retornaría al rango meta —es decir, los límites normales de la inflación entre el 1 y 3%— hacia el segundo semestre de 2023, cuando los precios de los combustibles y granos para la agricultura, tan afectados por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, retrocedan y las expectativas inflacionarias se reduzcan.

Además, Velarde se mostró confiado en que se podrá corregir la inflación sin causar recesión.

“Algo va a desacelerarse, pero se tiene que hacer, porque si no sería un crecimiento temporal, ficticio, pues si no se corrige ahora, la inflación tendría que corregirse después”, sostuvo en la presentación del Reporte de Inflación del BCRP.

¿Y qué conlleva la inflación agudizada?

Juan Carlos Odar, director de Phase Consultores, reconoce que la inflación demorará en ceder, lo que complicará aún más la situación de aquellos peruanos sumidos en la pobreza y que están en riesgo de caer en ella, ya que los ingresos que obtengan por su trabajo no serán suficientes para atender las necesidades básicas.

“Tenemos un panorama donde la actividad económica y el ritmo de producción es más lento, y ahora con la subida de precios que tardarán en ceder, el ingreso real de las personas caerá. Los negocios absorben también una parte de la subida de precios, trayendo un efecto negativo en su ingreso real”, explicó para La República.

Y, para el economista de Oxfam, Armando Mendoza, con los ajustes inflacionarios al alza “cualquier ganancia que pudiera haber en los ingresos de los trabajadores” ya fueron licuadas.

Mientras que para Juan José Marthans, director de Economía del PAD de la Universidad de Piura, revertir la presión inflacionaria reside en la mejora de los indicadores de confianza empresarial ya que estos —que reposan en el tramo pesimista— afectan la dinámica de la inversión privada. También es vital atender la caída de la producción agraria, golpeada por la incapacidad del Gobierno en la compra de fertilizantes para la actual campaña.

“La producción agraria caerá sustantivamente por la poca fluidez y presencia de fertilizantes. Eso generará menor disponibilidad de recursos y, con la inflación, el sector alimentos seguirá siendo un lastre”, anotó.

Golpeados por factores externos...

Marthans añade que el estimado del desarrollo económico del BCRP es, en cierto grado, hasta optimista, ya que se ha tomado consciencia de que los altos precios de los commodities, que catapultaron a la economía peruana durante todo el 2021 e inicios del 2022, ya llegaron a su fin.

“Al segundo semestre del 2022, la cosa ha empezado a sincerarse, con este marco de inestabilidad financiera internacional y desaceleración del PBI global. Si bien no han caído los commodities a niveles extremos, ya dejaron de ser la locomotora que impulsaba la expansión del PBI y la dinámica de diferentes sectores productivos nacionales”, sintetizó.

En ese sentido, comenta que los factores enumerados incidirán en las proyecciones de crecimiento de Estados Unidos, China y Europa, un frente en el que se encuentran los principales socios comerciales del Perú, y por lo tanto, nos afecta.

... pero también por los errores locales

Del Carpio alega que pese al deterioro global de la economía, el plano local es el principal responsable de las bajas expectativas empresariales.

A su criterio, las medidas laborales impulsadas por el gobierno de Pedro Castillo encarecen la contratación formal y dificultan que los jóvenes accedan a un puesto de trabajo —algo que difiere del discurso de Kurt Burneo, quien apunta a incluir a los 300.000 jóvenes que ingresan al mercado laboral anualmente— y que el cambio de reglas entorpece la “eficiencia y operación de las empresas”.

Vale recordar que, a través de Impulso Perú, el Ejecutivo pretende reactivar la economía con una serie de medidas que han ido publicándose estos días, mientras que otros deben recibir la venia del Congreso.

Según Odar y Marthans, son buenas las intenciones del ministro Kurt Burneo al concentrarse en el protagonismo del sector público, pero mientras no se confíe en el presidente Castillo y su entorno, no puede ser efectiva ninguna política económica.

Empleo no adecuado

De acuerdo con el INEI, hay un retroceso de 10,2% en el universo de trabajadores con un empleo adecuado (325.000 personas menos) frente a niveles prepandemia; e incluso 408.500 personas más cayeron a un empleo precario (ver infografía).

Al respecto, Enrique Fernández Maldonado, miembro del Centro de Políticas Públicas y Derechos Humanos - Peru Equidad, advierte que este fenómeno se explica por los problemas de las empresas para incrementar su productividad y por la mala fiscalización de las condiciones laborales.

A su juicio, una eventual subida de la remuneración básica tendría efectos positivos sobre el mercado interno para dinamizar el consumo y generar más puestos de trabajo, y no inhibiría la contratación como aseguran los empresarios, ya que este dinero serviría para cubrir los gastos elevados por la inflación.

“Como no hay un seguro de protección frente al desempleo, los trabajadores tienen que generarse sus ingresos con autoempleo o la informalidad. Tenemos baja tasa de desempleo pero el subempleo abarca casi al 50% de la PEA”, concluyó.

¿Ampliar exoneración del IGV es la solución?

Mediante el proyecto de ley N.º 3061/2022-CR, la congresista Jeny López, de la bancada Fuerza Popular, propone establecer un nuevo plazo de exoneración del impuesto general a las ventas (IGV) a cinco alimentos de la canasta básica familiar: pollo, huevos, azúcar, fideos y pan.

La medida fue promulgada en abril y tuvo tres meses de vigencia, del 1° de mayo al 31 de julio; sin embargo, no fue prorrogada debido a que no logró los objetivos deseados, según el ministro de Economía de aquel entonces, Óscar Graham.

No obstante, en la exposición de motivos de la actual propuesta legislativa se afirma que “la aplicación de esta medida fue beneficiosa, se logró la reducción de los precios de productos de primera necesidad, lo que compensó de alguna manera los perjuicios de una cuarentena rigurosa y dañina”.

Se agrega que esta medida es necesaria, pues la entrega de bonos no ha sido eficaz, ya que hubo “muchas filtraciones y se han otorgado a personas que no califican para ello”.

El ministro Kurt Burneo ha manifestado que no está de acuerdo con medidas de exoneración tributaria. En esa misma línea, el viceministro de Economía, Alex Contreras, opinó que “ya se ha demostrado que estas exoneraciones no cumplen con sus objetivos y son costosas”.

Reacciones

Kurt Burneo, ministro de Economía

“Algunos proyectos ya fueron remitidos al Congreso. Hay otro paquete más que se remitirá la próxima semana. Lo ideal es que se aprueben tal cual. (Esperamos) celeridad a la discusión (en el Congreso)”.

Juan Carlos Odar, director de Phase Consultores

“Tenemos un panorama donde la actividad económica y el ritmo de producción es más lento, y ahora con la subida de precios que tardarán en ceder, el ingreso real de las personas caerá”.

Juan José Marthans, economista PAD-UP

“El crecimiento de 3% me resulta hasta optimista (...) Los commodities ya dejaron de ser la locomotora que impulsaba la expansión del PBI y la dinámica de diferentes sectores productivos”.

Paola del Carpio, coordinadora de investigación Redes

“Nuestra economía no está en recesión o en crisis, pero sí está en una situación de estancamiento que no nos permitiría crear suficientes empleos de calidad para combatir la informalidad”.

Clave

Brecha. Mendoza asegura, pese a acortarse la distancia del ingreso promedio de los trabajadores frente al 2019 (-1,0%): “Si consideramos la actual inflación, hay una distancia de hasta 20% por debajo de lo visto en los últimos dos o tres años. Un crecimiento del PBI de 5% sí permitiría mejorar significativamente los componentes del mercado laboral”.

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