Restaurantes abren, algunos con protocolos a medias
Letra muerta. Negocios de comida abrieron sus puertas al público, pero las medidas sanitarias no se cumplen por igual en dos puntos de Lima. Pocos comerán seguros y muchos con miedo.
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Es hora del almuerzo y hoy los restaurantes están abiertos al público. Al igual que otros gremios, la élite gastronómica presionó tanto al Gobierno, que este terminó por ceder. Hubo hasta condicionamientos, de que si este último no publicaba los protocolos, los locales abrirían sin autorización.
En este rubro, el 45% de las empresas quebraron, aproximadamente unas 90.000, otras buscaron alternativas, y a 2,5 millones de trabajadores se les aplicó la suspensión perfecta. Las reglas ya se establecieron. La República fue a comer a dos puntos de la ciudad.
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Seguros y privilegiados
En Jesús María, en la esquina que une a la avenida Cuba y jirón Huáscar, está ubicada la cevichería María Pastor. Nació en 1984. Después de 36 años, el local ha resistido a los efectos de la paralización por la Covid-19.
Al ingreso, una trabajadora me indica que gire para que me rocíe de alcohol. Se toma su tiempo. Piso un tapete que contiene agua y lejía.
Y por último remango mi chaleco para que el medidor de temperatura indique que no tengo más de 38 grados.
Son casi la 1 de la tarde y no hay ni un comensal; se entiende, no todos acudirán por temor al contagio. Sin embargo, después de unos minutos, llega una pareja.
Se sientan a los extremos opuestos, hay una "x" sobre ella, señal que prohíbe sentarse en aquel espacio, lo cual ayuda a mantener el distanciamiento entre los clientes.
Sobre la mesa hay un table tent o expositor de mesa que contiene un código QR que permite apreciar el menú. Además, también lo pueden observar sobre sus individuales, que son de material descartable.
Ordenan, y después de un momento, llegan sus platos, cada uno de más de S/ 30.
Están tranquilos y permanecen con sus mascarillas hasta que sacan sus cubiertos de una bolsa plástica. Sus clientes más asiduos son de Pueblo Libre y San Isidro, pero prefieren pedir por delivery. Están seguros.
Buena sazón sin reglas
La situación es distinta en Cercado de Lima, las calles están igual o más transitadas que antes de la pandemia.
Es lógico si esta crisis y necesidad cayó intempestivamente sobre mucha gente que vive por aquí. Muchos perdieron su trabajo o son informales, y nunca recibieron un bono.
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Si vamos por jirón Camaná, encontraremos una variedad de locales. Uno de ellos es Al Sazón de Walter.
Ya son las 2:45 p.m. y desde fuera puedo ver que casi no hay mesas vacías. Por suerte, hay una al fondo. Una mesera me entrega el menú en una mica. Esto está prohibido, pienso. Prosigo con mi pedido.
No es la única falta a los protocolos, alrededor puedo ver a tres personas, todas juntas en una sola mesa. En uno de sus lados hay un cartelito que dice "mesa familiar". El distanciamiento apenas se puede ver entre sus codos.
Más allá hay un grupo de tres personas que bromean, ya han terminado sus platos, pero permanecen allí, sin las mascarillas puestas.
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Al costado de ellos, unas señoras esperan sus platos sin sus cubrebocas.
Llega mi plato, los utensilios solo están cubiertos por una servilleta. Recién me doy cuenta de que los mozos y meseras tienen guantes, un medio de contagio.
Aquí las personas están intranquilas, no soy el único angustiado. Cada quien ve cómo debe protegerse. Termino y procedo a retirarme.
El costo de un almuerzo puede garantizar tu salud, pero sigue agrietando la desigualdad. Pocos comen protegidos, pero muchos comen con miedo.
Esperan obtener hasta el 50% de las ventas totales
La Asociación Peruana de Hoteles, Restaurantes y Afines (Ahora Perú), sostuvo que aún hay restaurantes que están ajustando algunos detalles para abrir, pero manifiestan que esta reapertura representaría solo el 50% de lo que se ganaba antes de la pandemia.
Las empresas del rubro esperan que las ventas mejoren en un 20% o 30% más a lo que ya se venía obteniendo con el delivery, el cual solo representaba el 15%, según el gremio.
También esperan que se reincorporen más trabajadores que habían sido suspendidos.
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