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Domingo

Mariana de Althaus: "En educación cuando avanzamos un poco, al poco tiempo lo perdemos"

Mariana de Althaus estrena el 3 de noviembre la obra de teatro "La vida en otros planetas", una mirada crítica y reveladora a la educación pública en el país a través de historias de alumnos y profesores.







TEATRO. Mariana de Althaus, dramaturga y directora de teatro, pidió que los intérpretes de su nueva obra fueran egresados de escuelas públicas. Foto: Marco Cotrina / La República
TEATRO. Mariana de Althaus, dramaturga y directora de teatro, pidió que los intérpretes de su nueva obra fueran egresados de escuelas públicas. Foto: Marco Cotrina / La República

En un escenario que simula un salón de clases, las voces de profesores y alumnos se entrecruzan para dar cuerpo a La vida en otros planetas, una obra de teatro documental que partiendo de historias personales se convierte en un poderoso alegato sobre la precariedad en que muchos maestros desarrollan su trabajo y sin embargo lo hacen bien, los alumnos invisibles que muchas veces son dejados de lado porque se tardan más en aprender y un sistema educativo cuyas brechas entre lo rural y lo urbano se abren cada vez más. También nos deja pensando en la importancia de la educación para llegar a ser una sociedad donde todos tengan similares oportunidades. Domingo habló con Mariana de Althaus, autora y directora de la obra, sobre la educación pública peruana y cómo ha buscado expresar esa situación en un escenario.

Esta obra, La vida en otros planetas, tiene su origen en el libro Desde el corazón de la educación rural, de Daniela Rotalde. ¿Qué elementos encontraste que te dijeron que ahí había una historia que contar?

Primero, me vinculé con las historias de las profesoras que se cuentan ahí. Me conmovieron profundamente, me hicieron pensar en mi propia etapa escolar. Lo que me hubiera servido encontrarme con una profesora como Seida o Mónica, y por supuesto me estremeció el contexto tan adverso y precario que tenían que enfrentar los profesores de Enseña Perú y en general todos los profesores de escuelas públicas y más las rurales. Generalmente, cuando decido hacer una obra, me vinculo emocionalmente con la historia, la situación, el tema. Sentí la necesidad de hacer una obra de teatro que se haga preguntas sobre qué está pasando en las escuelas públicas, sobre todo rurales en el país. Cómo es posible que sigamos permitiendo que haya tanta desigualdad. Entonces, desde ahí empecé a investigar, a contactar a otros profesores de distintas partes del Perú, a entrevistarlos y con todo ese material empecé a construir una dramaturgia.

Hay grandes historias entre los maestros rurales. ¿Cómo elegiste las historias con las que te quedas para la obra?

Uf, lo más difícil fue elegir las historias porque tenía… no tienes idea de las historias que he dejado. Como para hacer otra obra más, o tres o cuatro. Porque cada profesor tiene historias impresionantes. Me hubiera gustado contar más historias de profesores que tienen que trabajar en otro tipo de condiciones, porque la adversidad tiene muchos grados en este país, muchas variantes. Al final terminé eligiendo historias de profesores según los temas que cada uno representaba en la obra. Elegí a Clara porque me trajo el asunto de la corrupción, a Víctor porque tiene una mirada de la enseñanza a partir de las capacitaciones que empieza a tener, por lo tanto del impacto de la reforma educativa en un profesor en concreto y cómo eso irradia una serie de cambios en sus estudiantes. Y así a cada profesor lo fui eligiendo según el ingrediente nuevo que traía a la obra.

Hay miles de profesores […] que están yendo contra la corriente, sacando adelante a sus estudiantes en medio de la precariedad.

Hay miles de profesores […] que están yendo contra la corriente, sacando adelante a sus estudiantes en medio de la precariedad.

Para escoger a tus actores, en el casting también hubo una búsqueda especial

Cuando empecé a escribir el texto empecé a ver que necesitaba cinco o seis actores o actrices que iban a representar a los profesores y sentí la necesidad de que esos actores y actrices también tuvieran vivencias, no sé si cercanas, pero complementarias a las de los profesores que aparecen en la obra. Y entonces le propuse al ICPNA hacer un casting abierto a actores y actrices que hubieran estado en colegios públicos. Se presentaron muchísimos, hicimos una selección exhaustiva. Fue difícil elegir porque había muchos que también venían de fuera de Lima, y eso nos parecía muy interesante. Al final terminamos eligiendo a seis actores y actrices no solo por sus cualidades de actores, sino también porque cada uno de ellos tiene experiencias distintas en relación a la educación pública y tenían una mirada crítica, cuestionadora a la educación que habían recibido.

Entiendo que empiezas trabajando la obra con un texto inicial, pero este se va enriqueciendo con los ensayos y los aportes de los protagonistas.

El texto ya estaba escrito y se ha ido modificando durante los ensayos, con los aportes de ellos, con las cosas que vamos descubriendo. Incluso hasta ahora, a pocos días del estreno, sigo cortando. O se tienen que aprender páginas enteras y luego les digo: ‘lo siento, pero eso ya no va’. Son actores que tienen una gran flexibilidad y comprensión de lo que significa montar una obra de teatro de la nada. No es que estamos agarrando un texto ya escrito y lo montamos. Acá hay que imaginar el texto, hacerlo. Entonces, es un texto que se va haciendo y podría seguir modificándose.

A lo largo de la obra vas haciendo un recorrido histórico por la educación peruana, y de los avances y retrocesos de ella.

Sí. No se trata de dar una verdad ni nada parecido, pero sí he investigado y entrevistado a algunas personas que me han ofrecido su mirada sobre la historia de la educación peruana y hemos tratado de trazar algo así como una línea de tiempo sobre los avances y retrocesos que se van haciendo desde la gestión pública en relación a la educación. Y claro, la sensación es que siempre se está avanzando y retrocediendo, avanzando y retrocediendo. Se hace y se deshace. La sensación que nos da siempre es que la educación está a merced de la decisión política del grupo que está en el Gobierno, con lo cual estamos supeditados a los caprichos políticos y a las necesidades mercantilistas de los políticos de turno. Cuando avanzamos un poco, al poco tiempo lo perdemos. La sensación es que al final la educación pública está abandonada.

De toda la información que has recogido, supongo que no eres optimista sobre la brecha entre la educación rural y la urbana

De esa brecha no soy nada optimista porque solo parece agrandarse y agrandarse. La obra coloca la esperanza en esos profesores. Ahora, sin perder de vista la injusticia de que tengan que convertirse en héroes para realizar su labor, hay tanta gente sacando adelante proyectos educativos, tanta gente que sabe qué hay que hacer, y solo tiene que haber voluntad política para hacerlo. No nos queda más que tratar de alimentar esa esperanza. Pero las estadísticas no colaboran con esa esperanza y no ayudan a imaginar un futuro mejor, al menos próximamente.

Después de muchos años de crecimiento, la pandemia del covid desnudó nuestras falencias en, por ejemplo, salud y educación. ¿Qué dirías de la gestión estatal educativa?

Antes de la pandemia ya teníamos cifras alarmantes. Es verdad que el 2015, 2016, las cifras empezaron a mejorar, había una mirada esperanzadora de los avances de la reforma educativa que se estaba implementando. Pero rápidamente por razones políticas o mercantilistas, o qué se yo, estas reformas han ido retrocediendo y las cifras han avanzado en ese sentido. La pandemia solo terminó de destruir la casa que ya estaba casi en ruinas. Jaime Saavedra (exministro de Educación) dijo en la presentación de su libro: “La educación pública está en manos de decisiones políticas, lo ideal sería que la educación no tenga que ser una cuestión política”. Pero eso también es una decisión política. Hacer que las decisiones que tengan que ver con educación provenga de un organismo independiente de la política, algo así como el BCR.

La imagen del profesor, el respeto que en el pasado se le tenía, ya casi no existe.

Ha primado la visión de ese profesor politizado, sindicalizado, que pugna para que le disminuyan los requisitos para ser nombrado, por evitar las evaluaciones. Hay miles de profesores que están haciendo todo lo contrario, que están yendo contra la corriente, sacando adelante a sus estudiantes, en medio de la precariedad, muchas veces mal pagados. Y trabajan con todo en contra. Es interesante como el estigma del profesor es negativo, pero cuando uno se acerca a ver, están sacándose la mugre trabajando y cambiándole la vida a un montón de chicos.

¿Qué esperas que encuentre el espectador después de ver La vida en otros planetas?

Quisiera que se lleven preguntas, que son las preguntas que a mí me despertó el libro de Daniela. Que se lleven preguntas acerca de la responsabilidad que todos tenemos en relación a esto. No es un problema de las personas que están sufriendo este tipo de educación, es un problema de todos porque termina afectando todos los niveles de nuestra sociedad. ¿Qué clase de país podemos construir si más de la mitad de las personas no tienen los niveles básicos de aprendizaje en el colegio? Muchos salen del colegio sin poder leer, sin poder hacer las operaciones básicas de matemática. Cómo vamos a construir una nación en esa precariedad. Lo que sucede en una escuela es una mirada micro de lo que sucede en toda la sociedad. En una escuela siempre hay niños invisibles, los que nadie apuesta por ellos, los que han repetido de año, sacan malas notas, están pésimo en conducta, esos niños invisibles son los que estos profesores (representados en la obra) rescatan. También son los niños que tiramos al fondo en las escuelas rurales. Son millones de niños invisibles abandonados por el sistema y estamos permitiendo que esto ocurra.

Bachiller en Comunicación Social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Periodista del Suplemento Domingo de La República desde 2003, donde también realiza labores de subeditor. Antes trabajó en el diario El Mundo. Mención honrosa del Premio Salwan 2014. Escribe crónicas y reportajes de actualidad y cultura. Ha realizado coberturas periodísticas en el país y el extranjero.