Un cruel experimento científico de 1957 pone en duda la frase 'La esperanza es lo último que se pierde'
Un antiguo experimento con ratas, realizado por Curt Richter, cambió la comprensión sobre la esperanza y el estrés.
Una antigua frase —muy conocida aunque anónima— reza: "La esperanza es lo último que se pierde". Sin embargo, científicos que realizaron un estudio con ratas concluyeron que no era así. Si bien los experimentos no tenían el fin de dar la contra a aquella creencia popular, lo que descubrieron cambió la percepción de aquello.
"Estábamos estudiando diferencias en la respuesta al estrés de ratas salvajes y domesticadas", afirmó Curt Richter, biólogo, psicobiólogo y genetista que lideró la investigación, en su artículo publicado en Psychosomatic Medicine en 1957.
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¿En qué consistió el experimento?
En su laboratorio de la Universidad Johns Hopkins, Curt Richter colocó a ratas domésticas y salvajes en cilindros de agua sin escapatoria para observar su comportamiento frente al ahogamiento.
A diferencia de lo que se podría esperar, las ratas no mantuvieron un comportamiento uniforme: mientras algunas luchaban por sobrevivir durante horas, otras perecían en cuestión de minutos. Así lo explica un artículo de la BBC, en el cual se detalla el evento científico.
Un grupo de ratas fue sometido a situaciones de alto estrés hasta morir. Foto: difusión
El experimento reveló que, más allá de la capacidad física, era la percepción de la situación lo que determinaba la resistencia de las ratas.
"A todas las temperaturas, un pequeño número de ratas murió entre 5-10 minutos después de la inmersión, mientras que, en algunos casos, otras, aparentemente no más saludables, nadaron hasta 81 horas", se indica en la publicación.
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¿Por qué los científicos concluyeron que la esperanza es lo primero que se pierde?
Las observaciones de Richter, apuntadas en el documento de la investigación, indicaron que las ratas salvajes, pese a su fortaleza y habilidad para nadar, eran las primeras en sucumbir.
Este fenómeno se atribuyó a la pérdida de esperanza, desencadenada por la restricción física y el confinamiento, lo que anulaba cualquier posibilidad de escape.
En contraste, al introducir pausas en el experimento, en el que las ratas percibían una posibilidad de rescate, su comportamiento cambiaba radicalmente, mostrando una mayor resistencia y un afán de lucha por la vida.
Los hallazgos apuntaban a que la esperanza, o la falta de ella, jugaba un rol crucial en la supervivencia.
Un experimento cruel que no debe repetirse
La polémica en torno al uso de animales en investigaciones científicas ha sido un tema de debate ético durante décadas. Específicamente, los estudios de Richter enfrentaron críticas por el trato a las ratas, ya que es considerado inhumano someter a seres vivos a situaciones de estrés extremo para observar su reacción ante la desesperanza.
Organizaciones como PETA han abogado por métodos alternativos que no impliquen sufrimiento animal, lo que ha llevado a una disminución significativa de este tipo de prácticas en la investigación contemporánea. Este cambio refleja un avance en la consideración ética hacia los animales y promueve un enfoque más empático en la ciencia.