La preocupante evolución del coronavirus dentro del Perú
Científicos de la Universidad Cayetano Heredia detectaron en el virus mutaciones similares a las de las variantes más contagiosas. La aparición de una nueva amenaza en Perú está latente, pero ya no tienen fondos para seguir investigando.
El coronavirus responsable de esta pandemia, el SARS-CoV-2, ha ido cambiando desde que se detectó en China a inicios de 2020. Mientras se transmitía entre las personas, este invasor mutaba. De esa manera, surgieron distintas variantes del virus en cada país donde se propagó la enfermedad. Y el Perú no fue la excepción.
El 13 de enero, los científicos del Laboratorio de Genómica Microbiana de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) terminaron de analizar 89 muestras de infectados tomadas en diciembre. Aunque no hallaron ninguna de las variantes contagiosas del exterior (Reino Unido, Sudáfrica y Brasil), obtuvieron información valiosa sobre cómo el virus está evolucionando dentro del Perú.
Cuando el coronavirus infecta la célula humana, inserta su genoma, un conjunto de instrucciones químicas para fabricar miles de copias. Este proceso puede tener errores —mutaciones—, lo que genera copias ligeramente diferentes. La mayoría de estos cambios no son importantes, pero en ocasiones pueden beneficiar al virus, hacerlo más contagioso o más resistente a las defensas de la persona. Y a más infecciones, más posibilidades hay de que se produzcan esas indeseables mutaciones.
Desde julio, el equipo dirigido por el biólogo Pablo Tsukayama ha rastreado los cambios del coronavirus en Perú a través de los genomas en las muestras. Gracias a ese trabajo se sabe que hay por lo menos cinco ‘variantes peruanas’. Una de ellas, llamada C.4, captó recientemente su atención.
La preocupante evolución del coronavirus dentro del Perú
Tomando el mismo camino evolutivo
El biólogo Pedro Romero, quien participó en la investigación, indica a La República que esta versión del virus presenta mutaciones idénticas a las registradas en otras partes del mundo. Una de ellas corresponde a la ‘variante española’ que se propagó en Europa a mediados de 2020; otra modificación coincide con la variante surgida en Manaos (Brasil), posiblemente más contagiosa y resistente.
Sin embargo, no identificaron ninguna relación entre C.4 y esas variantes extranjeras. Según el investigador, “eso significa que no es necesario que el virus venga desde otro lugar para que estas mutaciones aparezcan localmente”.
De acuerdo con Romero y Tsukayama, lo que ha sucedido es un signo de evolución convergente: los virus en distintas partes del mundo generan mutaciones similares que podrían favorecerles, por tanto, estos cambios se mantienen mientras continúan transmitiéndose.
En el caso de la variante peruana, ambas mutaciones afectan la proteína S, la espícula que el virus usa para ingresar a la célula y comenzar la infección.
Dos meses antes, detectaron en dos muestras que el virus tenía una mutación en la proteína S similar a la que se encontraría meses después en las variantes de Sudáfrica y Brasil.
Mutaciones del virus detectadas en Perú. Infografía: La República/ A. Alemán
Por ahora, no hay evidencia de que las variantes surgidas en Perú sean más contagiosas o peligrosas, ya que se requiere ponerlas a prueba en laboratorio.
Romero enfatiza en que ahora se necesita analizar más genomas. Solo de esa manera podremos vigilar estos cambios en el virus y qué tanto se expanden esas variantes por el país.
Casi a ciegas ante un virus mutante
Por su parte, Tsukayama destaca que Reino Unido, Sudáfrica y Brasil reportaron variantes más contagiosas porque realizan una intensa investigación genómica dentro de sus regiones, algo que no sucede en Perú.
“Es totalmente posible que, dentro del Perú, empiecen a aparecer con el tiempo variantes de este tipo, que se puedan transmitir más rápidamente”, advierte.
En ese sentido, considera que, si bien es importante la vigilancia de los viajeros para evitar las variantes extranjeras, es más crucial conocer el virus que circula en nuestro territorio. Pero, lamentablemente, su equipo se quedó sin fondos para seguir con esta investigación.
Desde que el SARS-CoV-2 se detectó en el país, entre el Instituto Nacional de Salud (INS) y la Universidad Cayetano han secuenciado menos de 450 genomas. En comparación, los británicos analizan 1.000 por semana.
Científicos investigan la nueva variante de SARS-CoV-2. Foto: AFP
Con la UPCH sin recursos, ahora el INS es la única entidad que secuencia los genomas del coronavirus, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud instó a los países a incrementar estos esfuerzos para identificar nuevas variantes.
Para Mariana Leguía, directora del Laboratorio de Genómica de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), hacer una buena vigilancia genómica también permitirá entender si la severidad de la enfermedad está relacionada con las variantes que circulan.
“Queremos saber qué se está moviendo en el país, qué tan rápido se está moviendo y cuál su impacto en la población local que está enferma”, explica.
No obstante, admite que ahora solo podemos mirar “una gota de agua en un mar”.
En un intento por revertir esta situación, el laboratorio de Leguía consiguió fondos externos para secuenciar genomas del virus. Esperan comenzar pronto.