La editorial Peisa acaba de reeditar la única novela de Martín Adán, uno de los libros fundadores de nuestra modernidad literaria. El autor escribió "La casa de cartón" antes de cumplir veinte años. Martín Adán además de ser poeta, fue un brillante prosista. Perfil NOMBRE. Rafael de la Fuente Benavides NACIMIENTO. Lima, 1908. Murió en 1985. OBRAS. La casa de cartón (1928), La rosa de la espinela (1939), Aloysius Acker (1947), etc. UN CLÁSICO MODERNO • La editorial Peisa acaba de reeditar la única novela de Martín Adán, uno de los libros fundadores de nuestra modernidad literaria. • El autor la escribió antes de cumplir veinte años. Javier Agreda. El decenio 1920-1930 fue decisivo para el desarrollo de la literatura peruana. La llegada de la estética vanguardista ayudó a dejar atrás el decadente modernismo, y aparecieron poemarios como Trilce (1922) de Vallejo y 5 metros de poemas (1927) de Oquendo de Amat. Por diversos motivos, la vanguardia no generó en narrativa obras de la misma magnitud, salvo La casa de cartón (1928), el libro que el poeta Martín Adán escribió y publicó antes de cumplir los 20 años. Peisa ha reeditado este clásico de nuestras letras con prólogo de Luis Fernando Vidal y notas de Elsa Villanueva. Presentada como novela de aprendizaje, La casa de cartón cuenta las experiencias de un adolescente, personaje narrador, durante un verano en el balneario de Barranco. Pero casi no hay trama narrativa, pues el libro está formado más que nada por las descripciones que este adolescente hace de las casas, las calles y los habitantes de Barranco. Aparecen diversos personajes secundarios, entre los que destacan Catita y Ramón. Este último, según algunos críticos, podría ser solo un desdoblamiento del narrador, pues ambos comparten amigos, lecturas y hasta sueños. La muerte de Ramón, a mitad del relato, marca un quiebre en el proceso de maduración del protagonista. Las descripciones son el elemento básico del libro, y Martín Adán apela en ellas a todo su talento poético conjugando imágenes, metáforas y símiles con elaborados juegos verbales y un verdadero virtuosismo en el manejo de la retórica. Estas extensas y deslumbrantes descripciones mantienen siempre la frescura y el espíritu lúdico propio de la juventud de los protagonistas. Se suceden sin cesar, y podrían citarse casi de cualquier página: “En un torpe revolotear de sábanas en su alcoba –tonto aleteo inútil de ganso en jaula– se iniciaba la cotidiana vida de la señora Muler, mujer de su casa, doméstica, longa, blanda, íntima y fría como una almohada...”. Las descripciones van creando un mundo fragmentado, discontinuo y subjetivo. Es el acartonado mundo de los burgueses veraneantes barranquinos, pero visto a través de la mirada irónica y crítica de un adolescente sensible y culto (se menciona a no pocos escritores y artistas) que parece negarse a formar parte de todo ese contexto. Uno de los mayores atractivos de La casa de cartón es que desarrolla una temática netamente adolescente (descubrimiento del amor y del erotismo, enfrentamiento entre el mundo de la infancia y el de los adultos) pero sin perder contacto con el contexto social y manteniendo siempre un gran rigor formal. Rasgos poco comunes a la narrativa adolescente. Lúdica y vanguardista Los elementos vanguardistas (metáforas extrañas, sinestesias, rupturas con la tradición literaria) se unen con otros (adjetivación múltiple, ritmo de la prosa, gusto por las palabras exóticas) provenientes más bien del modernismo o la narrativa hispana. Adán recoge estas influencias, aparentemente contradictorias, para crear a partir de ellas una obra personal, original y valiosa. De la misma época son sus poemas Itinerario de la primavera , vanguardistas cantos a la velocidad y la vida moderna, pero escritos en estrictos sonetos alejandrinos. Mucho se ha escrito y se escribirá sobre La casa de cartón . La primera edición incluía un prólogo de LAS y un colofón de José Carlos Mariátegui. Acertado y profético, JCM reconoce que la obra “tiene las condiciones esenciales de un clásico”. Por su parte, Luis Fernando Vidal, en el prólogo a esta edición, la considera una obra “fundadora”, y en este aspecto solo comparable a Trilce .