Ahora que estamos regresionando como sociedad debido a los políticos que hemos elegido, en particular los fujimoristas y apristas que están intentando arrasar con nuestras frágiles instituciones, reconforta saber que hay personas luchando por llevar una educación digna de ese nombre a los más desamparados.,Todo indica –leyes Mulder contra la libertad de expresión y la independencia de poderes, ley Tubino para amordazar a los críticos de la iglesia, retrocesos en el sector educación, ley contra la información por una alimentación saludable– que estamos cayendo al nivel más bajo en lo que va del siglo en lo que concierne al funcionamiento de la democracia. Conviene, sin dejar de dar la pelea para parar este atropello perpetrado en el Congreso, buscar señales de esperanza. Me tocó en suerte participar en una de éstas. Recibí una invitación de Miguel Cruzado, jesuita, director de Fe y Alegría, para hacer una presentación en el marco del encuentro anual de directivos de esa organización. En la actualidad manejan 201 escuelas en zonas pobres del Perú, 70 escuelas urbanas grandes, 6 redes rurales con 121 escuelas pequeñas en los Andes, tres internados indígenas en la Amazonía, 7 institutos tecnológicos y 11 Cetpros. El asunto en el cual solicitaban mi colaboración era la formación ética de las personas. Esto suena manido y Miguel lo sabe muy bien. Lo cito: “En Fe y Alegría hemos hablado siempre de ‘formar en valores’. Hoy tenemos que aceptar la debilidad de nuestra propuesta en este tema. El solo nombre de “valores” no se usa más y está lleno de ambigüedades. La identidad religiosa no siempre nos ha ayudado a problematizar en serio los desafíos de formar real y profundamente en ética y valores a personas en una sociedad diversa y en sus entornos mas pobres y a veces heridos. Deseamos hacerlo ahora. Por eso le invitamos: que nos ayude a ubicarnos en los desafios y exigencias que este tema nos plantea, y trabajar con menos ingenuidad nuestro trabajo por la transformación social.” Acepté con entusiasmo, precisando que no soy creyente, lo cual no les preocupó en lo más mínimo. La reunión fue en la casa que poseen en Comas. Un lugar sorprendente. Se traspone una puerta de metal y se ingresa a un local rodeado de jardines, con unas sobrias construcciones de ladrillo que constituye una metáfora de lo que puede llegar a ser la educación en el Perú: un oasis en medio de la dureza y la anomia por la que se transita hasta llegar ahí. Ahora que estamos regresionando como sociedad debido a los políticos que hemos elegido, en particular los fujimoristas y apristas que están intentando arrasar con nuestras frágiles instituciones, reconforta saber que hay personas luchando por llevar una educación digna de ese nombre a los más desamparados. Solo con una masa crítica de ciudadanos educados, como dice Miguel Cruzado, como sujetos éticos, tendremos la posibilidad de funcionar como una auténtica democracia. Mientras tanto, estaremos expuestos a estas periódicas arremetidas en donde se viola la Constitución para obstruir a la Justicia y bloquear las consecuencias de la corrupción (KF y AG en particular). No podemos, sin embargo, ceder a la desesperanza. Sirva el ejemplo del trabajo de Fe y Alegría para recordar que no toda la iglesia es retrógrada y sinuosa como el Sodalicio. Sobre todo, para mantener encendido ese faro solitario que luce en las tinieblas.