El demócrata sin mácula, el ultraizquierdista, o el populista, pueden surgir desde cualquier esquina del cuadrilátero.,La preocupación por lograr justicia en los altos lugares de la política ahora empieza a venir acompañada de una curiosidad por qué va a pasar al día siguiente de esa justicia. La perspectiva más optimista está imaginando un repliegue masivo de las figuras políticas desprestigiadas, con un nuevo escenario libre de corrupción. Los más pesimistas están temiendo la posibilidad de que la crisis se traduzca en el avance de un izquierdismo sumamente radical, al grado de parecer revolucionario. Estas personas están pensando en algo así como un chavismo peruano, electoral pero con proyectos poco democráticos. Una versión recargada de la conocida política antisistema. En algún lugar del medio está la idea, más sofisticada, de una reacción en la línea de lo que hoy se llama populismo. En una de sus muchas definiciones, es un impulso de derecha radical orientado contra las élites. Gana elecciones, pero no tiene propiamente hablando un proyecto, más allá de imponerse a todo el espectro del orden establecido. Ninguna de estas tres posibilidades hoy tiene un líder o un liderazgo colectivo con la talla suficiente como para cortar a través de una maraña de hilos políticos que empezaron a trenzarse hacia 1980. Menos aun para hacer el corte en la primera mitad de un periodo de gobierno elegido, como temen o esperan algunos con la vacancia. Pero si bien ninguna opción dramática tiene posibilidades de dar un golpe de mano, y su expresión electoral tendrá que esperar varios años, las tres en cierto modo ya están en el debate. Cada una de ellas espera ganar terreno con la vacancia, algo particularmente visible en la izquierda de expresión parlamentaria. Un factor a tomar en cuenta es que no existe realmente una muralla decisiva entre las grandes ligas políticas desprestigiadas que vemos hoy y los giros radicales que puede dar la política en la escena peruana de los próximos tiempos. El demócrata sin mácula, el ultraizquierdista, o el populista, pueden surgir desde cualquier esquina del cuadrilátero. ¿Es demasiado temprano para este tipo de reflexiones? Quizás sí, puesto que la crisis misma está lejos de haber madurado. Pero siempre serán preferibles tales reflexiones que simplemente pensar que vamos camino de tiempos mucho mejores que estos.