La idea de Carlos Basombrío ideólogo del MRTA es ridícula por donde se le mire. El argumento de que libros suyos, en este caso fascículos de una historia del movimiento obrero peruano, han sido encontrados en poder de miembros de ese movimiento convierte a los peruanos en rehenes de sus bibliotecas, y por extensión esclavos de sus lecturas. A partir de allí se podría inferir que todo lector de Basombrío es o será un emerretista. Pero no solo de Basombrío. Los libros sobre la historia del movimiento obrero peruano fácilmente llegan al centenar, algunos de autores tan insospechables de izquierdismo como José Barba Caballero. Jorge Basadre mismo le dedica importantes páginas al tema. La otra faceta ridícula de la acusación tiene que ver con que se llama la ideología del MRTA, algo cuya naturaleza, e incluso cuya realidad, es sumamente discutible. Formado a partir de un desprendimiento radical del ala izquierda del velasquismo, el MRTA luego le entró a saco a ideas tomadas de todo el panorama de las rebeliones en el continente, y algunas más. El movimiento terminó mezclando ideas-fuerza como el socialismo, el marxismo-leninismo, el nacionalismo o el populismo. Las figuras reclamadas como inspiradoras incluyeron desde los próceres de la independencia hasta el Che Guevara, y las tácticas usadas fueron desde las elecciones hasta el terrorismo y la delincuencia común, pasando por las guerrillas. Comparada con la obsesiva dedicación de Sendero Luminoso a cuidar una ideología y un pensamiento, la trayectoria del MRTA aparece como un activismo dedicado exclusivamente a avanzar en el terreno militar. Su proyecto no iba realmente más allá de confrontar al orden establecido. Lenin lo hubiera llamado práctica revolucionaria sin teoría revolucionaria. En el supuesto negado de que los emerretistas capturados hubieran estado buscando luces en los folletos de divulgación de Basombrío, no se entiende bien para qué las estaría buscando. Salvo que quisieran sumar las ideas de los editores esencialmente cristianos, democráticos y pacifistas de la ONG Tarea a su variopinto bagaje de conceptos. Si así son todos los argumentos de los ex policías empeñados a derribar a Basombrío, entonces ya se entiende mejor por qué la inseguridad ciudadana llegó a ser un problema de tanta magnitud en estos decenios.