Es saludable que el Congreso haya comenzado a votar cambios en las normas electorales. Estos inevitablemente van a producir polémica, y el de las dádivas en campaña ya lo está haciendo. En las pasadas elecciones ellas venían con la muerte súbita de una candidatura. Ahora se resuelven con una multa, y una expulsión para los reincidentes. El retiro de algunos candidatos con buenas expectativas en la competencia del 2016 fue visto por muchos como un exceso de celo en la legislación. No solo por la dureza de la pena, y la aplicación inaugural de la norma, sino además por la sospecha de que había candidatos haciendo regalos por todas partes. Solo que los más afortunados o discretos no habían sido denunciados. La multa, un poco más de S/120,000, no es poca cosa para una campaña modesta, pero las de mayores recursos pueden afrontarla. El verdadero disuasor sigue estando en el peligro de ser eliminado de la elección. De modo que un candidato solvente tiene una pequeña ventaja, pero debe elegir bien en qué momento decide ser generoso con los electores, y si la multa lo justifica. La nueva norma es bastante clara, y hay un intento de definir qué es exactamente una dádiva en campaña, con el acento puesto en “objetos de naturaleza económica” y la idea que estos deben cambiar de manos para ser tales. Aunque alguien muy puntilloso podría decir que un gran espectáculo político-musical para beneficio del respetable también es en cierto modo una dádiva. La idea detrás de todo esto es que dar regalos produce votos, e introduce inequidad en el proceso. Quizás más exacto sería decir que dar regalos puede producir manifestaciones más concurridas que las otras. Pero los repartos conocidos no son del tipo que produzca una gratitud decisiva, salvo que la votación fuera en los siguientes minutos. Así como restringe la capacidad de los candidatos para dar, la nueva ley limita severamente la capacidad de los partidos para recibir contribuciones a su esfuerzo político. La lista es larga y detallada, pero mucho más difícil de controlar que las dádivas. El tipo de exploración que hasta aquí solo ha podido ser establecida con los candidatos ya elegidos. Quizás más exacto sería decir que dar regalos puede producir manifestaciones más concurridas que las otras.