Los terrorismos, tanto el de Sendero Luminoso (SL) como en el del MRTA, no produjeron una revolución como ellos pregonaron sino muertes, desapariciones y desolación. Pero tampoco el terror de Estado (Grupo Colina y otros) logró imponer el orden que buscaba sino que añadió más muertes y desapariciones. Los logros mayores en la derrota del terrorismo provinieron de los aparatos de inteligencia del Estado (sobre todo del GEIN), de la resistencia de las organizaciones de la sociedad civil (especialmente las rondas campesinas) y de los combates de las FFAA que respetaron los derechos humanos. Los terrorismos no sólo dejaron muertes y desapariciones a su paso sino que han producido grandes y profundas heridas, difíciles de curar, en el alma, en la mentalidad, en la memoria, en la sensibilidad de los peruanos y en el entramado social, político y económico del Perú. Asistimos hoy a la lucha por la memoria y por la forma de escribir la historia de ese período de terror. La derecha, en especial el fujimorismo, quiere olvidar el terror que impuso o toleró, lavar la cara del pasado y reescribir la historia del pasado reciente, pero no tiene quien le escriba, salvo periodistas de poco caletre. El miedo de ayer se ha transformado hoy en venganza de bárbaros, en intolerancia y en mentalidad autoritaria. El miedo, en la teoría de Hobbes, abrió las puertas a la necesidad de la conservación de la especie humana, al pacto que dio origen a la política y a un Estado fuerte y a un retorno a la racionalidad. Aquí el miedo no nos ha conducido a un pacto político de reconciliación sino que está produciendo más polarización e irracionalidad. Tampoco ha producido un Estado fuerte. El Estado sigue siendo débil porque no tiene las capacidades necesarias para desempeñar bien las funciones que tiene. Todo el período del terror fue una época de desdemocratización, de crisis y de colapso de los partidos, de destrucción del tejido social y de debilitamiento de la sociedad civil. La izquierda ha sido una de las fuerzas más afectadas por el terror no sólo porque perdió cuadros valiosos que fueron asesinados por SL sino también porque su imagen fue mellada debido a que compartieron viejas fuentes ideológicas y algunos símbolos ideológicos como las banderas rojas con la hoz y el martillo. Hay que decir también que en los comienzos de la guerra algunos partidos de la izquierda legal levantaron posiciones ambiguas frente a SL y al MRTA que fueron superadas después. El terrorismo ha convertido al Perú en una de las sociedades más conservadores de AL. La costa y las grandes ciudades de la sierra se han vuelto muy conservadoras y proporcionan a las derechas el clima cultural y los votos que necesitan para tener presencia política. Llama la atención que no haya aparecido aún en el campo de la derecha una fuerza claramente reaccionaria. Quizá la llamada DBA es la que más se aproxima a esa posición. El descontento y la protesta, sin embargo, siguen en pie, especialmente en el Sur Andino, y son y serán el espacio de disputa entre la izquierda legal y la ilegal. Pese a que ha sido derrotado, SL se mantiene como MOVADEF en la política y como remanente armado que apoya al narcotráfico en el VRAEM.