El final de la huelga magisterial es un alivio para el gobierno, pero su secuela política más importante es un aumento de la inestabilidad. El liderazgo radical que condujo la huelga ha declarado que ve la suspensión como una tregua, y ciertamente mantiene sus reclamos no concedidos como puntos en su agenda. La situación de Pedro Castillo y su Conare-Movadef en el magisterio es incómoda. En el flanco derecho tiene al Sutep-Patria Roja, dispuesto a recuperar terreno con cambios de política y de estilo. En el flanco derecho hay más de un grupo que, como el de Robert Huaynalaya, considera al Conare-Movadef traidor al magisterio. Esto anuncia una temporada de borrascosas asambleas en el movimiento magisterial, de donde probablemente saldrán nuevos brotes de radicalismo. Solo el cansancio de los maestros y el evidente fracaso de la parte más exigente de huelga van atajar el regreso de la huelga a corto plazo. Pero el asunto sigue sobre la mesa. La huelga de Castillo ha demostrado además cierta habilidad del radicalismo para navegar simultáneamente las aguas de la calle, los medios y las redes sociales. Algo que sin duda va a ser aplicado a conflictos en otros espacios durante los tiempos que vienen. Sería iluso acomodarse a una perspectiva de calma social. Al gobierno haber ganado la huelga le va a servir de poco. Para los opositores que preparan la interpelación de Marilú Martens la huelga misma es un baldón para el Ejecutivo, no importa los resultados. Censurarla va a ser la manera de disimular su momentánea e infeliz actuación de Fuerza Popular al lado del Movadef. El predicamento de Martens va al encuentro de un evidente endurecimiento de las declaraciones de FP contra el Ejecutivo. En ellas es cada vez más prominente el pedido de cambios en el gabinete, lanzado por Keiko Fujimori hace un par de semanas. De modo que a Pedro Pablo Kuczynski le iba mal con la huelga, y le puede ir mal sin ella. Por último es importante hacer notar que es positivo que los maestros hayan obtenido logros. Por desgracia solo los pueden alcanzar mediante huelgas. Es lamentable que estemos entre los países de la región que menos porcentaje de su presupuesto dedican a la educación. La postergación de los maestros posterga al país entero.