Es el lamentable destino de los ex presidentes peruanos.,Con la prisión preventiva por 18 meses para el ex presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia, el Perú se convierte en un país singular por la situación judicial de quienes han gobernado la nación. El Perú tiene hoy un ex presidente condenado a 25 años de prisión y con un indulto en negociación política; otro ex presidente con orden de captura y demanda de extradición; otro ex presidente con una condena en Italia por derechos humanos; otro ex presidente con sospecha de vinculación a empresas Lava Jato; y, desde ayer, un ex presidente con prisión preventiva que es, curiosamente, uno de los pocos mandatarios peruanos que no se fugaron para evadir a la justicia. Aunque hay argumentos para pensar que la prisión preventiva contra Humala y Heredia es excesiva e implica una arbitrariedad, y la mayoría de abogados que he oído opinar en las últimas horas –a diferencia de los políticos que siempre hablan según su interés– piensa lo mismo, también hay una argumentación judicial que sustenta la decisión del magistrado Richard Concepción Carhuancho. Se puede discrepar con la decisión de un juez, pero esta debe ser acatada. El fiscal Germán Juárez todavía no ha concretado su acusación, lo cual debería ocurrir en breve, especialmente cuando ya ha expuesto casi todas sus armas, pero lo que la sociedad debe exigir es un debido proceso sin presiones políticas. La detención del ex presidente Humala y de su esposa puede tener varios efectos políticos, aunque no en el Congreso, donde el Partido Nacionalista carece de representación. Por un lado, a veces los juicios –según el resultado– pueden servir de relanzamiento político, pero eso dependerá del desarrollo del caso. Por otro lado, la prisión de Humala puede afectar la concreción en breve del indulto en proceso de negociación para Alberto Fujimori, pues ver a un ex jefe de Estado entrando a la cárcel y a otro saliendo de la misma por la decisión de un presidente como que no se vería bien. Asimismo, el ingreso de Humala a la cárcel elevará la presión por la extradición del ex presidente Alejandro Toledo, que hoy evade a la justicia peruana desde Estados Unidos. Finalmente, están los casos del ex presidente Alan García y hasta de la ex candidata Keiko Fujimori, pues si –como indican las revelaciones de Marcelo Odebrecht– han recibido dinero, pues podrían recibir el mismo trato que Humala, aun cuando las normas peruanas no consideren a las donaciones para campañas electorales como lavado de activos.