Big Chicken ha sido publicado en septiembre y ha alentado el debate sobre el uso de los antibióticos en la industria avícola.,Maryn McKenna es periodista. Vive en el estado de Georgia (Estados Unidos) y decidió escribir un libro sobre los pollos que se consumen en Estados Unidos a partir de una curiosidad. Sí, esa pregunta que se generaría al no escuchar a los pollos piar. "Uno puede dar vueltas en automóvil durante horas sin saber siquiera que se halla en el corazón de la tierra del pollo, excepto que le toque ir detrás de un camión colmado de jaulas con aves en ruta desde los ocultos graneros de paredes sólidas donde se los cría hasta las plantas de matanza enrejadas donde se los convierte en carne", cuenta la periodista, citada por Infobae. PUEDES VER: Exigen erradicar local que se dedica a desplumar pollos Y sí, la relación que ha marcado el debate en las últimas décadas es la del antibiótico con el pollo. Tal y como señala el artículo, Gainesville, que pertenece al estado donde vide McKenna, produce 9.000 millones de pollos al año en Estados Unidos. "Consistentemente, a lo largo de décadas, hemos alimentado a los pollos, y casi a cualquier otro animal para carne, con dosis rutinarias de antibióticos cada día de sus vidas", remarca la periodista. De acuerdo a la información que proporciona el libro, en todo el mundo se utilizan 63.151 toneladas de antibióticos. El inicio de su uso se debió a que "los animales convirtieran más eficazmente el alimento en músculo sabroso". Además que eran protegidos ante enfermedades que se pudieran presentar en su crianza. Sin embargo, el problema que ha surgido es lo que generan los antibióticos en animales. "Se prevé que hacia 2050 la resistencia a los antibióticos costará al mundo 100 billones de dólares y causará una impactante cantidad de 10 millones de muertes por año", asegura McKenna. Para ella, la resistencia a este medicamento es como el cambio climático. Lo considera, además, como la amenaza más apabullante de las últimas décadas. "Todos esos logros son letreros que señalan la dirección en la que debe ir la cría de pollos, y reses, y cerdos, y el pescado de piscifactoría: hacia una forma de producción en la cual los antibióticos se utilicen tan escasamente como sea posible: para curar a los animales enfermos, pero no para engordarlos o cuidarlos preventivamente", enfatizó.