El JNE no debe convertirse en sala de conducta escolar., Ojalá que el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) rectifique al Jurado Especial Electoral (JEE) Lima Centro 1 que concluyó que el presidente Ollanta Humala violó la neutralidad electoral, porque su resolución carece de sentido común. El JEE concluyó que Humala cometió una infracción al principio de neutralidad al decir que los candidatos que fueron a la CADE y criticaron la política económica del gobierno, hicieron “populismo empresarial”. “Ha habido un populismo empresarial, los candidatos han ido a hablar a los empresarios pero no al pueblo”, dijo el presidente Humala sobre lo ocurrido en la CADE de Paracas a inicios de diciembre. El JNE debe enmendar la resolución del JEE porque ratificarla significaría limitar el derecho elemental del Presidente a la libertad de expresión, así como recortar la capacidad de respuesta política del gobierno para defender sus políticas públicas. Por ello, hizo bien el premier Pedro Cateriano, en nombre del gobierno, al rechazar este fallo del JEE. Lo que un gobierno nunca puede hacer, y eso sí debe ser sancionado con rigor, es el abuso de las prerrogativas de estar en el poder para usar recursos del Estado con el fin de influir en el proceso electoral, incluyendo el uso de publicidad, recursos logísticos, o los servicios de inteligencia, como lo hizo el régimen de Alberto Fujimori, o como también lo hiciera el de Alan García en 1990 para ayudar al candidato de ‘honradez, tecnología y trabajo’ a derrotar a Mario Vargas Llosa. Un Presidente podría hasta declarar amenazas antidemocráticas como las de Alan García cuando en el 2010 les decía a los empresarios, refiriéndose al candidato Ollanta Humala, que “en el Perú, el Presidente tiene un poder, no puede hacer Presidente al que él quisiera, pero sí puede evitar que sea Presidente quien él no quiere”. Pero lo que debería probarse es si solo fanfarroneaba o si, como en 1990, sí hizo algo concreto para cumplir la promesa que, en el 2011, incumplió. Más allá de que el presidente Humala tenga hoy el peso político propio de un ‘pato rengo’, y de que sus declaraciones tengan influencia reducida, es crucial que nunca se recorte a nadie el derecho a la opinión. Ojalá, por ello, que el JNE enmiende a este JEE sin sentido común, y que el Tribunal de Honor del Pacto Ético contribuya a que la autoridad electoral renuncie a la tentación de hacer populismo electoral y se vuelva una sala de conducta de colegio, con el fin de poder ocuparse de los asuntos que realmente son decisivos para que los peruanos tengamos una elección libre y transparente y podamos tener la oportunidad de presenciar la novedosa situación de una cuarta presidencia democrática consecutiva en el país.