Embarazos escolares: la realidad que afrontan las adolescentes que dejan sus estudios secundarios
En el Perú existe la Ley de Reinserción Educativa por Embarazo; sin embargo, estas adolescentes son objeto de prejuicios, estigmas sociales, discriminación y violencia de género, lo que las empuja a dejar sus estudios.
La deserción escolar por embarazo y maternidad es una problemática a la que se enfrentan las adolescentes que se encuentran en estado de gestación o tienen un hijo durante la secundaria.
Si bien el Ministerio de Educación (Minedu) estipula los lineamientos de acompañamiento de los tutores a las escolares embarazadas o madres, a fin de asegurar su permanencia y continuidad educativa, este grupo continúa siendo foco de discriminaciones y prejuicios sociales.
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En julio del 2021, el Minedu elaboró una guía para promover la continuidad educativa de estudiantes en situación de embarazo y maternidad. Esto, bajo el lineamiento de ofrecer una educación igualitaria y equitativa, tal como lo dispone la Ley 29600, la cual modifica el artículo 18 de la Ley General de Educación (Ley 28044).
Esta normativa establece que, dentro de sus competencias, las autoridades educativas deben “adecuar la prestación de servicios educativos a las necesidades de las poblaciones, con especial énfasis en el apoyo a los menores que trabajan y a las alumnas embarazadas o madres” (inciso g del artículo 18).
A su vez, dispone el establecimiento de un sistema de becas y ayudas a fin de “garantizar el acceso a la continuidad de los estudios de las alumnas embarazadas o madres (...) cuando destaquen en su rendimiento académico y no cuenten con recursos económicos para cubrir los costos de su educación”.
Niñas madres. Este año, de enero a agosto, se han registrando más de 34 mil partos en adolescentes, es decir, 128 cada día. Foto: difusión
La ley también prohíbe que los centros educativos expulsen o limiten “el acceso al régimen escolar de las alumnas embarazadas o madres”. Además, las instituciones educativas “están obligadas a generar indicadores sobre su avance en la aplicación de métodos para prevenir y eliminar cualquier forma de discriminación por razón de embarazo o maternidad”.
Sin embargo, la decisión de las estudiantes en embarazo o madres adolescentes de no continuar con su educación secundaria es provocada por los estigmas, prejuicios y discriminación de los cuales son víctimas en los centros educativos y sociedad.
Embarazo adolescente en cifras
Entre el 2016 y 2017, el embarazo en adolescentes aumentó de un 12,7% a 13,4%, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Además, según el informe de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar del 2021 (Endes), el embarazo adolescente afecta principalmente a las poblaciones del área rural, donde el porcentaje de adolescentes embarazadas llegó al 22,7%.
Asimismo, en algunas regiones de la selva se observaron porcentajes por encima del promedio nacional (12.6%). Por ejemplo, Loreto con 32%, San Martín con 23%, Amazonas con 21.2% y Ucayali con 20.2%.
El escenario no mejoró en el Endes 2021, el cual reveló que, del total de adolescentes de 15 a 19 años, el 8,9% estuvo embarazada alguna vez. De esta cifra, el 6,6% ya eran madres y el 2,3% estaban gestando por primera vez.
Además, la encuesta del 2021 reafirmó que el mayor porcentaje de adolescentes embarazadas se concentra en el área rural. Por otro lado, el porcentaje de adolescentes embarazadas en la selva aumentó a 14.6%.
¿Por qué una madre adolescente o estudiante embarazada abandona la escuela?
En comunicación con La República, el Minedu señaló que “la deserción escolar es un problema educativo, social y multicausal”. A su vez, el ministerio indicó que diversas investigaciones, a nivel nacional e internacional, han identificado factores principales:
- Una precaria situación económica de las familias
- Limitadas expectativas sobre la educación
- Escaso apoyo familiar al proceso educativo
- Violencia escolar e intrafamiliar
- Dificultades para mantener la comunicación con el estudiante y su familia
- Algunas condiciones de mayor vulnerabilidad, como necesidades educativas especiales asociadas a discapacidad, brecha de género, embarazo y/o maternidad o paternidad temprana.
Sobre el último indicador, el Minedu indicó que el embarazo o maternidad es la segunda causa de la deserción escolar.
En conversación con La República, Sandra Carrillo, investigadora principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), explicó que, “si hablamos de estudiantes en general; las causas (de deserción) son socioeconómicas y, normalmente, es por tema de las familias. Los adolescentes deben dejar de estudiar para sostener la casa y las mujeres son enviadas a cuidar a los hermanos menores o personas mayores”.
Sin embargo, Carrillo aclaró que, “si separamos la deserción escolar de estudiantes solo en casos mujeres, entonces el embarazo y maternidad se convierten en la principal causa”. “Y, aunque la escuela, por ley, no puede expulsar a una estudiantes embarazada, ella termina desertando ante la estigmatización que sufre como mujer”, agregó.
“Empiezan los comentarios sobre que es culpa de la chica porque estuvo detrás de alguien, porque es sexualmente activa, porque usa la falda muy corta; estereotipos de género que perjudican a la mujeres”, precisó Carrillo.
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Entonces, para la investigadora del IEP, “si bien la escuela formalmente no te expulsa, sí hay un tema de trato de la escuela que hace que la adolescente deje de ir debido a cómo es estigmatizada entre los mismos profesores y compañeros”.
Por su parte, el Minedu también precisa en su guía algunas razones que empujan a las adolescentes embarazadas a dejar sus estudios. Estas son:
- Una mala adecuación en la prestación del servicio educativo que no responde a las necesidades de la adolescente embarazada o que ya es madre.
- Ser víctima de discriminación y estigmas sociales que afectan su dignidad y vulneran sus derechos humanos.
- Ser objeto de estereotipos de género y creencias que promueven la idea de que la adolescente debe dedicarse exclusivamente a su bebé y nueva familia.
- Ser víctima de violencia familiar y doméstica, que deviene en prohibiciones por parte de la pareja para continuar con sus estudios.
- Necesidades económicas que obligan priorizar el trabajo.
- Llevar un embarazo de alto riesgo, que demanda a la estudiante estar en reposo absoluto.
- Bajas expectativas educativas sobre la culminación de su educación básica en su plan de vida.
En tanto, la antropóloga educativa Macarena Moscoso, investigadora del IEP, resaltó que “vivimos en una sociedad súper conservadora y los embarazos adolescentes son mal vistos, sea cual sea la causa, y eso puede causar que las estudiantes y sus familias, por una cuestión de vergüenza, no vayan a la escuela”.
Foto: La República
¿Qué medidas deben tomar los colegios para asegurar la continuidad educativa de adolescentes embarazadas?
De acuerdo al Minedu, la permanencia y la inclusión sin discriminación de la adolescente en situación de embarazo o maternidad debe ser asegurada por la institución educativa.
En el caso de las adolescentes que ya son madres y que retoman sus estudios, los centros educativos deben acondicionar el servicio de salud a fin de no obstaculizar el reingreso. Además, es necesario incluir la educación sexual integral y sensibilizar a las familias y compañeros sobre los derechos de la estudiante.
Por otro lado, la adolescente debe recibir un acompañamiento por parte del tutor o tutora con la finalidad de identificar y abordar los efectos físicos, socioeconómicos y culturales para tomar las medidas necesarias.
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Además, el colegio debe planificar e implementar la Educación Sexual Integral (ESI), de acuerdo al currículo nacional de educación básica, en las distintas áreas de conocimiento, en el marco de la tutoría orientación educativa.
A su vez, la institución debe registrar y monitorear a las estudiantes en situación de embarazo o maternidad escolar para estar alertas de una posible interrupción de los estudios.
Para ello, es necesario que tengan un plan de implementación de estrategias que promuevan la continuidad educativa de la estudiante, como la flexibilización de la asistencia presencial a clases, facilitar el desarrollo de las evaluaciones en casa y facilidades para que las alumnas puedan acudir a sus controles médicos prenatales y posnatales; así como el periodo de lactancia y control de crecimiento del niño o niña.
Cada año, aproximadamente, 50.000 niñas y adolescentes peruanas de hasta 19 años se convierten en madres, según UNFPA. Foto: La República
Sin embargo, todos estos detalles suelen ser meras formalidades, ya que, tal como refirió Sandra Carrillo, “la escuela no está hecha con esa flexibilidad para que las madres adolescentes regresen a estudiar”.
Entonces, “sí hay casos de colegios en los que las directoras, por propia iniciativa, han organizado la escuela para tener una suerte de guardería y que el bebé cerca, o que vaya la adolescente con su niño”, pero esta es una iniciativa propia. “No sucede en colegios más grandes, en zonas más urbanas en las que se les hace más difícil regresar a estudiar, si no tiene apoyo en casa”, explicó Carrillo.
En estos casos, “se les señala muchísimo de que ya es madre y que es responsabilidad de ella, que ella se metió en eso y que tiene que hacerse cargo del bebé, pero hablamos de niñas, de menores de edad, donde muchos embarazos se deben a violencia sexual y abuso”, precisó la investigadora del IEP.
¿Qué hacer si un colegio no protege o discrimina a una madre adolescente o estudiante en embarazo?
En casos de discriminación o inclumiento de la norma que garantiza al continuidad educativa de una madre adolescente o estudiante en embarazo, se puede acudir a la UGEL correspondiente y presentar una denuncia. Otra opción es ir a la Defensoría del Pueblo o a la Demuna.
No obstante, Carrillo señaló que son pocos los casos de denuncia, ya que “son prácticas sociales que simplemente se dan y no se evidencian. Se asume naturalmente”.
Por su parte, Moscoso resaltó los intentos de nuestro sistema educativo para lograr que los estudiantes permanezcan en las escuelas. “Ha habido un montón de trabajo en las políticas educativas de los últimos años. Se ha destinado mucho presupuesto, pero la pandemia de la COVID-19 agudizó la problemática”, dijo.
“El sector educación viene haciendo esfuerzos desde hace muchos años, y una de las políticas generales es que los estudiantes terminen sus estudios, ya sea educación alternativa, educación básica especial, pero que terminen sus estudios”, recalcó Moscoso.
Sin embargo, la antropóloga educativa del IEP mostró su preocupación de que estos esfuerzos se vean pausados o contrarrestados por políticas conservadoras actuales. “La educación está en riesgo porque el trabajo que se ha venido haciendo en los últimos 15 años es un trabajo muy delicado. Con el cambio de Gobierno, yo creo que el Minedu ha pasado un poco de desgobierno, no hay una ruta clara”, agregó.
Además, Moscoso aseguró que “sí se ve un esfuerzo de los diferentes puestos del Estado de poder implementar políticas más conservadoras, tal como el no querer implementar la ESI para los estudiantes en nuestro país, que es urgente y un derecho”.
En La Libertad se han reportado 2.105 embarazos adolescentes. Foto: La República
“No tiene que ver con el pensamiento poco conservador, sino con los derechos de las personas y de los estudiantes de conocerse y poder deconstruir los roles que se han asignado históricamente a los hombres y mujeres”, resaltó.
La especialista aseguró que “hay una agenda conservadora que quiere entrar al Minedu desde hace un tiempo, pero ahora con la composición del Poder Legislativo se hace más fácil que se pueda llevar a cabo ese tipo de proyecto, como el de los textos educativos”.
¿Qué medidas debe tomar la escuela para asegurar una ambiente adecuado para la adolescente embarazada?
De acuerdo a la guía del Minedu, cada institución debe contar con “estrategias educativas y comunicativas para promover la convivencia escolar, sin ningún tipo de exclusión y discriminación que pudiera afectar el bienestar y desarrollo integral de las y los estudiantes en situación de embarazo o maternidad”. A su vez, “debe prevenir y atender toda forma de violencia escolar que se pudiera dar por estas causales”, se lee.
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Además, el Minedu exhorta a los colegios a brindar “las facilidades a las estudiantes madres como, por ejemplo, promoviendo oportunidades para terminar su educación y seguir estudios superiores que aseguren su empleabilidad o emprendimiento”.
Así como “facilitar espacios para estudiar y atender a su hijo o hija, como cunas para que las madres adolescentes puedan tener un lugar seguro para sus bebés mientras ellas estudian; coordinando con aliados la seguridad alimentaria y acceso a servicios de salud, etc”.
Embarazos en menores de 14 años: violación sexual y maternidad no deseada
De acuerdo a nuestra legislación penal, el embarazo adolescente en menores de 14 años es considerado como producto de una agresión sexual. Por su parte, en el 2016, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas catalogó como un acto de tortura obligar a una menor de 14 años a continuar un embarazo no deseado
Sin embargo, el Estado peruano aún continúa con una violencia estructural en la que obliga a una adolescente de 14 años a ser madre debido a que nuestra legislación aún no despenaliza el aborto, pese a que sea producto de una violación.
Además, Moscoso aseguró que los casos de violación sexual dentro del hogar también se acentuaron, lo cual fue demostrado por los casos recibidos y atendidos a través de la línea 100.
embarazo adolescente
En tanto, Carrillo aseguró que existe una violencia estructural de la sociedad que perjudica a las menores de 14 porque no existen leyes que las protejan ante un embarazo no deseado. “En su gran mayoría, el violador es un familiar; la niña deja de estudiar y está en casa con su agresor (que puede ser su tío, padrastro, hermano, etc), que a la vez es padre de su hijo”, agregó.
Entonces, “condenamos a una niña a ser madre y a un círculo de pobreza y violencia porque no tenemos leyes de aborto y, en muchos casos, no hay un castigo al agresor; como en Condorcanqui, donde el profesor es el abusador, pero como la población no se quiere quedar sin maestro, solo hacen un pago y no pasó nada”.