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Sociedad

Varados por la pandemia: la situación de los peruanos que no pueden regresar a su patria

Sin dinero, angustiados y en riesgo de contagio. Así se encuentran miles de peruanos en otros países que no cuentan con apoyo del Estado para retornar con sus seres queridos.

Estudiantes peruanos ya no tienen recursos económicos para mantenerse y piden ser repatriados. (Foto: Difusión)
Estudiantes peruanos ya no tienen recursos económicos para mantenerse y piden ser repatriados. (Foto: Difusión)

Miles de peruanos se encuentran varados en el extranjero a la ansiosa espera de retornar al país junto a sus seres queridos. En plena pandemia, no solamente deben enfrentarse a la preocupación del coronavirus, sino que también a la angustia de no saber cuándo volverán a ver a su familia.

Tal es el caso de Melissa Ezeta Pradell, una compatriota que se encuentra varada en Cancún (México) en compañía de una amiga, y con la zozobra de saber que, a pesar de tener su boleto de avión en mano, no tiene fecha de retorno.

Por otro lado en Santa Cruz (Bolivia) se encuentra Hildebrant Mendoza Quispe, un estudiante de medicina que, junto a 120 académicos, acudió al Consulado durante el último mes de abril para poder volver al Perú, pero hasta la fecha, solo ha recibido negativas.

Sin apoyo económico del Consulado desde el 10 de julio

Cuando se cerraron las fronteras en Perú, Melissa Ezeta Pradell no se imaginó que tratar de regresar a su país sería una pesadilla interminable. Ella se encuentra varada en México desde el 13 de marzo y, hasta la fecha, no tiene cómo solventar sus gastos.

Melissa contó a La República que inicialmente el Consulado la apoyaba con tarjetas de alimentación, ya que ella y su compañera habían alquilado un lugar para quedarse sin imaginar que la situación se pondría peor. De la misma forma, el 10 de abril compraron un ticket en Viva Air con vuelo programado para el 13 del mismo mes.

Sin embargo, el 11 de abril le avisaron que su viaje había sido cancelado. Ante este inesperado panorama, solicitaron ayuda para ser hospedadas en un alojamiento y, así, ser reubicadas en un hotel. Pero la estadía solo era posible hasta el 26 de abril. Luego de eso, les aconsejaron que viajaran a Ciudad de México, ya que no iban a salir más vuelos desde Cancún.

Ellas compraron su pasaje de retorno de Cancún a Perú por Viva Air en abril, pero les cancelaron el vuelo sin aviso previo.

Ellas compraron su pasaje de retorno de Cancún a Perú por Viva Air en abril, pero les cancelaron el vuelo sin aviso previo.

Al llegar a CDMX se hospedaron con ayuda del Estado peruano en un hotel. Ahí les ofrecieron tarjetas de alimentación semanales sin un monto fijo. Según el relato de la joven, el 10 de julio el Gobierno del Perú dejó de apoyarlas económicamente, por lo cual no tuvieron dónde hospedarse ni cómo alimentarse.

Con el vuelo comercial suspendido, sin el retorno de su inversión y con el poco dinero que les quedaba, decidieron regresar a Cancún. Esto debido a que su vuelo comercial debía salir desde ahí. Otro de los motivos fue que, en esa ciudad, los alquileres eran más baratos y seguros; mientras que en CDMX los casos de la COVID-19 aumentaron notablemente.

La primera semana de agosto, Melissa Ezeta Pradell y su amiga se comunicaron con el Consulado para pedir nuevamente ayuda, pero ellos les respondieron que el Gobierno había cortado el apoyo económico en varios países. Sin dinero, sin trabajo y sin ningún tipo de ayuda es cómo se encuentran hoy las jóvenes que, no solo intentan sobrevivir a la pandemia, sino que también al olvido de las autoridades.

Estudiantes peruanos sin recursos económicos en Santa Cruz

Hildebrant Mendoza Quispe es un estudiante peruano que se encuentra varado en Santa Cruz, Bolivia, junto a otros 60 compañeros que, a pesar de haber pedido ayuda al Consulado peruano en varias oportunidades, no han obtenido una respuesta positiva.

En un inicio la cantidad estudiantes era mayor. En marzo, fueron 120 académicos peruanos de medicina, pilotaje y otras especialidades, a los cuales se había añadido otro grupo que había llegado por convenio universitario.

Luego del cierre de fronteras en Perú, ellos solicitaron empadronarse en un vuelo humanitario que debía salir en abril. Se acercaron al consulado, pero recibieron una contundente negativa. “Nos cerraron la puerta y nos dijeron que no iban a llevar a estudiantes, solo repatriarían a turistas y varados”, indicó Hildebrant Mendoza.

En medio de la desesperación de encontrarse en otro país sin manera de poder regresar, ya que les habían negado la repatriación, muchos de ellos decidieron volver por sus propios medios y en condiciones desfavorables. “Hay compañeros que han salido por tierra por sus propios medios, cruzaron la frontera de Desaguadero en camiones. Pero como Migraciones no atendía, han salido de manera ilegal por botes pagando coimas, arriesgándose a ser detenidos, exponiéndose al contagio, al abuso y a la inseguridad”, sostuvo.

Mientras tanto, los que quedaron tuvieron que esperar otro vuelo disponible. Ese mismo mes, solicitaron apoyo económico para los más vulnerables, porque el dinero empezaba a escasear. El Consulado los apoyó con 150 dólares, cantidad que decidieron repartir entre siete estudiantes.

La situación era cada vez más difícil para ellos, ya que dependían de sus padres en Perú, quienes en muchos casos perdieron sus trabajos por la pandemia y ya no podían seguir enviándoles dinero. Por este motivo, a mediados de mayo, Hildebrant y sus compañeros volvieron a solicitar ayuda económica al Estado peruano.

El 3 de agosto ellos volvieron a presentar una carta al Consulado, solicitando la repatriación.

El 3 de agosto ellos volvieron a presentar una carta al Consulado, solicitando la repatriación.

Esta vez les brindaron 1000 bolivianos, que equivale aproximadamente a 500 soles, dinero que fue repartido entre 10 estudiantes. “En la última entrega que nos hizo el Consulado en mayo, nos dijeron que ya no había dinero”, manifestó. Agregó también que desde la oficina estatal le dijeron lo siguiente: “Nosotros estamos haciendo un esfuerzo quitando presupuesto de otro lado para darles a ustedes”.

Sin ningún tipo de apoyo para alojamiento o alimentación, los académicos empezaron a hacer ollas comunes para poder comer. Además, muchos de ellos continúan debiendo el alquiler, en otro casos los dueños han rebajado el 50 % de lo que pagaban y en los más extremos, se juntaron varios para vivir en un solo cuarto, pues ya no tenían ningún ingreso económico.

“Este tiempo (de junio a agosto), el Consulado no nos ha estado apoyando, su alegato ha sido que no tienen presupuesto y nos han dejado desamparados”, añadió Hildebrant. Durante el último mes de junio, los académicos insistieron una vez más para ser considerados en el segundo vuelo humanitario que partía de Bolivia a Perú el día 26 de ese mes. En esa oportunidad, solo facilitaron la repatriación de 10 estudiantes.

Como todos los peruanos que se encuentran varados en otros países, su preocupación no solamente es volver al Perú sino también evitar el contagio de la COVID-19. Lamentablemente, 10 estudiantes contrajeron el virus y tuvieron que financiar sus tratamientos por sus propios medios.

“Cuando tuvimos los primeros contagiados, nosotros le hicimos saber al Consulado, pero ha sido casi nulo su apoyo en el tema de la pruebas. Tampoco nos apoyaron con medicamentos”, precisó. Según indicó, ellos mismos consiguieron ivermectina y paracetamol, brindándole a sus enfermos un tratamiento precario y con la esperanza de que no pasaran de un cuadro leve.

El 27 de julio fue la última vez que enviaron una carta a dicha institución para lograr ser repatriados, pero a la fecha no reciben respuesta alguna. En este panorama desolador, a los 50 estudiantes peruanos varados en Bolivia solo les queda esperar que, en algún momento, el Estado peruano les ofrezca alguna solución para poder retornar a casa.

La Cancillería responde sobre la situación de los varados

El Ministerio de Relaciones Exteriores respondió mediante un correo electrónico que luego del cierre de fronteras, se coordinó con las redes consulares correspondientes en cada país para brindar alimentos, alojamiento y medicinas a casi 12.000 peruanos que se encontraban varados.

Para lograrlo, indicó que el Gobierno Central transfirió recursos al Ministerio de Relaciones Exteriores por un monto de 29 592.000 soles asignados con D.U. 029-2020, D.S. 082-2020-EF y D.S. 115-2020-EF.

Respecto a las personas que se encuentran varadas en México, la Cancillería mencionó que “a todos los ciudadanos varados se les ofreció vuelos a bajos costos para su retorno, habida cuenta que el Estado peruano no podía subsidiarlos de manera indefinida”.

Señalaron también que desde el 16 de marzo, se han repatriado 2962 conciudadanos desde el mencionado país. “Algunos decidieron permanecer en ese país conociendo que el Consulado no tendría recursos más allá del 10 de julio”, afirman en el correo.

En la misma línea, mencionaron que efectivamente autorizaron la suspensión de la ayuda de hospedaje y alimentación el 10 de julio “al verificar que no había nuevos registros de compatriotas varados con voluntad de retornar al Perú”.

Para el caso de los compatriotas varados en Bolivia, expresaron que están al tanto de la solicitud realizada por los estudiantes universitarios para ser repatriados desde Santa Cruz. Asimismo, confirmaron que solo habían salido dos vuelos desde aquel país.

“El Consulado en Santa Cruz no les ha negado la repatriación. Los dos vuelos de repatriación que salieron de esa ciudad permitieron el retorno de varados que se habían inscrito previamente desde marzo, abril y mayo (principalmente de calidad migratoria de turistas, de limitada estancia, menores de edad, adultos mayores y mujeres embarazadas). En el último vuelo se pudo incluir a 10 estudiantes (en un avión de limitada capacidad), quienes en su mayoría solo pagaron la tarifa aeroportuaria. El costo de su pasaje fue asumido por esta Cancillería”, respondieron.

Finalmente, el Ministerio de Relaciones Exteriores asevera que “la mayoría de estudiantes que solicitan su repatriación se registraron como varados en el link habilitado del Consulado en Santa Cruz a partir de mediados de junio y/o comienzos de julio, cuando tomaron conocimiento que sus clases del próximo semestre serían virtuales”.

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