Daniel Salaverry: “Keiko Fujimori es muy calculadora, y no lo digo en el buen sentido de la palabra”
Recientemente sentenciado a ocho años de prisión por una sala de la Corte Suprema, decisión que ha apelado, Daniel Salaverry, expresidente del Congreso, habla de su antigua relación con Keiko Fujimori y Fuerza Popular, y de por qué sospecha que desde esa organización hay presiones para verlo preso.
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Esta sentencia de ocho años de prisión que usted ha apelado, ¿lo tomó por sorpresa o era una cosa que ya veía venir?
Sinceramente me tomó por sorpresa, porque no existe ningún argumento jurídico, ni fundamento normativo, o ninguna ley que avale o respalde la tesis primero del fiscal y ahora la condena de esta sala. Dicen que como congresista me apropié de caudales públicos que me entregaban para mi semana de representación. Entonces, lo primero que tenemos que dilucidar es si efectivamente estos dineros eran caudales públicos. Cuando uno entra al análisis de eso y lee el acuerdo de mesa directiva 038, del 2017, que aprobó la mesa de Galarreta, en donde pasaron a ser una asignación, afecta al impuesto a la renta, y que es de libre disponibilidad de los congresistas y que no está sujeta a rendición de cuentas, pues, por ende, ya no puede ser un caudal público. Los caudales públicos son dinero del Estado, tienen partidas específicas en las cuales se tiene que gastar y cada centavo que se gasta tiene que rendirse. Pero esas características no calzan con el dinero que se entrega a los congresistas. Partiendo de ahí nomás, esto no está enmarcado en lo que es un delito de peculado.
Ahora, usted ha dicho que esta es una venganza del fujimorismo, ¿insiste en ese argumento?
Es que no me queda ninguna otra interpretación. Inclusive la doctora (Norma) Carbajal, que entró al final y que no entendía nada del proceso, me empezó a hacer preguntas sobre documentos que habían sido parte de un sobreseimiento, es decir, de un archivo en la etapa de investigación preparatoria, y ya eran cosa juzgada. Y, sin embargo, ella las metió en el juicio, sin ser parte del expediente. Entonces, con todo esto, uno ya se pregunta, ¿quiénes son los que están presionando? ¿Quiénes son los que de repente quieren vengarse? ¿Quiénes son los que de repente me ven como una amenaza electoral para el 2026?
De acuerdo, usted debe ser una de las personas que más detesta el fujimorismo, pero no hay una evidencia clara de una conexión entre la sala que le ha dado esta sentencia y Fuerza Popular.
Bueno, habría primero que ver cómo empezó esta denuncia, o este reportaje periodístico lleno de falsedades, porque decían que yo había trucado fotos, había falsificado boletas. Bueno, todo eso, desde el primer día yo dije que era falso, que no era mi firma, que no eran mis documentos. Y la Fiscalía, luego de seis años o cinco años de investigación, finalmente archivó el tema porque efectivamente corroboró lo que yo decía. En segundo lugar, desde el momento que yo me opuse y saqué un tuit diciendo que el Congreso quería aprobar una ley que beneficiaba a los partidos políticos que habían recibido dineros de empresas como Odebrecht, y que esta ley iba a permitir que todos los procesos en marcha se archiven, eso ocasionó que la bancada de Fuerza Popular presente una moción de censura para sacarme la mesa directiva y que, ¡Oh, casualidad!, a los pocos días salgan estos reportajes con informes falsos. Yo les dije en su cara: “Ejecuten su venganza”, porque yo ya sabía lo que ellos estaban buscando.
El hombre que creyó en Keiko Fujimori
Ahora, quiero ir al origen. ¿Por qué se afilió usted a Fuerza Popular? ¿Qué creyó que iba a conseguir en ese partido?
Mira, cuando fui invitado a Fuerza Popular yo tuve una reunión con Keiko Fujimori y en esa reunión ella me habló más que de los temas políticos o de la visión que ella tenía, de un tema personal que a mí me tocó una fibra íntima. Soy honesto, yo tengo cinco hijos, y cuando me hablan de hijos a mí sí me toca.
¿Qué es lo que le dijo?
Lo primero que le dije es: “Mira, Keiko. Yo he sido opositor de tu padre en los 90, yo he salido a marchar como muchos jóvenes en contra del régimen, he sido aprista, entonces me cuesta aceptar esta invitación porque tengo grandes reparos respecto a la línea del fujimorismo”. Me dijo: “Daniel, yo soy una persona distinta. Todo lo que yo he sufrido de niña, de adolescente, toda esa mochila pesada que yo he tenido que cargar, ¿tú crees que yo voy a querer que mis hijas la carguen? Por supuesto que no. Yo quiero hacer las cosas distintas, yo quiero limpiar mi apellido”. Y cuando me habló de sus hijos, dije: “Bueno, tiene sentido, yo tampoco quisiera que mis hijos carguen con las cosas que yo he tenido que cargar de mis padres”. A partir de ahí acepté la invitación y asumí, como corresponde. Me puse la camiseta. Inclusive había debates al interno de la bancada en que yo tenía una posición contraria y bueno, ganaba la mayoría, y a pesar de que yo perdía, como vocero me correspondía salir, anunciar cuál era la decisión de la bancada y sustentarla y defenderla. Pero conforme fui entrando en esos círculos de confianza, fui viendo cosas que no me parecían correctas. A mí pídeme: “Oye, sal y critica al ministro por esto o por aquello”. Y esa es una decisión política, y yo lo hago. Pero a mí no me pidas cosas chuecas. Y en el momento en que yo empecé a decir no, ahí empezaron todos mis problemas.
Usted dice que creyó en la palabra de Keiko Fujimori, pero fue mucho más allá. Abrazó con fervor el keikismo. Usted era de los que repetía que eran el partido más importante del país.
Le creí, sí.
O decía que no tenían vínculos con Odebrecht.
A ver, cuando salió esta noticia de Odebrecht, Keiko reunió a los voceros y a otros congresistas importantes de la bancada. Obviamente le preguntamos qué había de eso.
¿Y qué les dijo?
Nos juró por su familia, por sus hijas, por todos los santos, que eso era falso, que ella jamás había recibido un sol y que eso era una patraña.
Así que le creyó dos veces.
Yo admito mi error, le creí. Lamentablemente actúe de buena fe. Y después, ya con las evidencias, eso ha quedado clarísimo. Ahora ya no dice que no recibió, ahora dice que recibió, pero que eso no es delito porque el aporte a las campañas no está configurado como delito, pero esa no es la versión que nos dio al comienzo. Porque al inicio nos dijo que eso era una patraña, que era falso, que jamás había recibido un sol.
Les mintió.
Exactamente. Una vez, por ejemplo, les dije que había llegado una resolución al Congreso, para que se ponga al voto el levantamiento de inmunidad de un congresista, porque lo requería la justicia y tenía una condena. Tú no puedes hacer eso -me dijo-, porque ese congresista es amigo nuestro, del partido. En fin, yo decía: “Esto no se trata de si es amigo o no es amigo, hay una resolución del Poder Judicial que hay que acatar”. Y lo puse al voto, y de allí sale ese video donde están Cecilia Chacón, Rosa Bartra, Karina Beteta, señalándome con el dedo, diciéndome que estaba en ese puesto por ellos. Fue ese día. Cometí el pecado de someter al voto un pedido que nos hacía la Corte Suprema del Poder Judicial respecto a un congresista. Cuando uno preside un poder del Estado, hay que tratar de hacer lo correcto. Puedo haber tenido errores, por supuesto, nadie es perfecto, pero de ahí a que mis decisiones hayan tenido algún tipo de intención subalterna, todo lo contrario. Yo siempre dije, cuando asumí la presidencia de la Mesa Directiva, que probablemente era la única oportunidad que iba a tener en mi vida de tener un cargo tan importante y lo que yo quería es dejar un legado o por lo menos una imagen de una buena gestión.

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El presidente del Congreso que puso Fuerza Popular
¿Y no habrá sido que le ganó un poco la vanidad? Poner en el currículum que uno fue presidente del Congreso, suena como importante.
Más que vanidad, porque finalmente uno puede ser un presidente mediocre, como todos los que estamos viendo ahora, yo lo que quería demostrar es que no son las instituciones las que son corruptas, sino las personas que están al frente de ellas.
Usted recordaba este incidente con la señora Chacón. Yo recuerdo otro incidente con la señora Salgado, en el que usted le recordó sus visitas al SIN. Y lo que uno se pregunta es, ¿por qué, si usted conocía estos antecedentes, terminó en ese partido?
Porque yo no estaba ahí por ellos, y por eso que nunca me llevé bien con ellos, y por eso desde el primer día hubo mucha confrontación. Yo estaba ahí, como te lo he explicado, y puedo haberme equivocado, porque le creí a Keiko Fujimori, pero veo que no ha cambiado en nada, hasta el día de hoy sigue siendo lo mismo.
Pecó de ingenuidad, dice usted.
Sí, pequé de ingenuo. Y un político, la verdad, no puede cometer esos errores.
¿Cuál es la instrucción más alarmante, el pedido más increíble que le hizo Keiko Fujimori mientras estuvo en el Congreso?
Mira, por lo menos el que más me impactó, fue cuando le mostré los videos que me había entregado Mamani, en donde Kenji Fujimori salía negociando obras a cambio de los votos para salvar a PPK, y no le importó que fuera su hermano, y me dijo: “Publica eso, y si se tiene que ir a la cárcel, que se vaya, que se joda”. Algo así me dijo.
¿Le dijo que se joda?
Bueno, algo así, fue una palabra fuerte, no la puedo repetir. Entonces, yo le dije: “Oye, más allá de todo, es tu hermano”. En fin, se me quedó en la mente ese comentario. También, cuando hubo congresistas que quisieron presentar proyectos de ley para que los mayores de 80 años, que hubieran cumplido cierta cantidad de años de condena, pudieran salir libres, y su padre estaba en esa condición, ella dijo no, ese proyecto no pasa. Cuando ves que le tira los leones a su hermano, para que lo metan preso, uno va analizando el perfil de la persona y dice: “Ay caray, ¿dónde me metí?”.
¿La señora Fujimori le pidió que le entregara unos documentos al señor Chávarry, al entonces fiscal de la nación, para enredar el caso Cocteles?
No lo sé, simplemente me dijo: “Mira, ya conociste a Chávarry, necesito que entregues esto”. Pero, como lo he declarado, en la propia Fiscalía, la verdad es que se me pasó. Fui a mi oficina, al Congreso, lo metí en un cajón y me olvidé del tema. Y ya después, a raíz de los problemas, obviamente puse eso a consideración de la Fiscalía.
¿Congresistas o empleados de los dueños de los partidos?
Lo interesante es que la señora Fujimori lo veía a usted, a pesar de que era el presidente del Congreso, como un tipo que tenía que hacerle los trámites.
Es que así trata. Así trata, no solamente ella. Mira a Acuña. Te tratan como empleado, no toman conciencia de que los congresistas representamos a un sector de la población que nos ha elegido. Pero entonces vemos a Pepe Luna, a César Acuña, a todos los dueños de partidos políticos, que muchas veces quieren o tratan a sus congresistas como si fueran sus chupes. Y eso no es así.
¿Usted diría que Keiko Fujimori lo veía a usted como un empleado?
No lo sé
Tanto tiempo después, ¿cómo definiría usted a la señora Fujimori?
Muy calculadora, y no lo digo en el buen sentido de la palabra.
¿En qué sentido lo dice?
Bueno, en el sentido que todos entienden, es una persona que calcula cada decisión, cada paso que da, pero no para bien. Mira tú, han pasado cuantos años. Prácticamente siete años de esta denuncia injusta que me hicieron, y uno tiene información. No me pidas ahorita evidencia, porque tú sabes que a veces de esas cosas no hay evidencia, pero sí te llegan los rumores, sí te llegan los comentarios, de que hay muchísima presión, a la sala, a los jueces, a los fiscales, para que finalmente yo termine preso ocho años.

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¿Usted sigue siendo militante de Somos Perú?
Yo recibí su invitación en 2020, en plena pandemia. Y terminé siendo su candidato presidencial. A raíz de algunas cosas que ocurrieron en la campaña, de las que yo no tuve conocimiento, como el tema de las vacunas (de Vizcarra), que destruyó cualquier posibilidad de que yo llegara a segunda vuelta, quedé molesto con la situación y me alejé de Somos Perú. Pero luego me he vuelto a reencontrar con los dirigentes del partido. Les he expresado que no tengo intención de postular a ningún puesto nacional, pero sí estoy pensando en las cosas de mi región, La Libertad.
Cuando usted se atribuyó la vocería de Pedro Castillo, ¿estaba en Somos Perú?
Nunca me atribuí su vocería.
Bueno, están los videos en los que declara eso.
Son las cosas de Pedro Castillo. Mira, nunca me lo han preguntado y te lo puedo explicar. Yo diría que es parte de su personalidad. Un día me convoca a la casa de Sarratea y me pide que sea su vocero. Acepté, pero le pedí que lanzara un tuit haciendo el anuncio. Cuando yo salía de la casa, un periodista se me acerca y me dice que le habían informado que yo era el nuevo vocero de Pedro Castillo. Pensé que ya había lanzado el tuit y por eso hice una declaración. Luego salió Hernando Cevallos a decir que no era así. Le pedí a Pedro Castillo una explicación, él me dijo que de todas maneras salía el tuit. Pero eso no pasó nunca.
¿Usted ha querido formar, aparte de los partidos en los que ha estado, su propio movimiento?
Yo creé mi propio partido, se llamaba Perú Firme. Lo hice en plena pandemia, fue muy difícil. Logramos cumplir con los requisitos del Jurado Nacional de Elecciones, y cuando esperábamos la cita para inscribirnos, recibí la invitación de Somos Perú. Entonces conversé con la dirigencia de este nuevo partido y tomamos el acuerdo de aceptar lo de Somos Perú. Hicimos una especie de alianza informal.
Si uno recordara que ha estado en el Apra, en Fuerza Popular, que está en Somos Perú y que formó su propio partido, podría preguntarse con justa razón a quién es leal Daniel Salaverry.
No. Hay un tema de principios. En el Apra fui candidato a la alcaldía de Trujillo en el 2010, contra Acuña. Pero el partido no me jugó tan derecho que digamos, conversé con Alan García y lo dejé. A mí no me pueden decir desleal. Todo lo contrario, conmigo fueron desleales. Luego, con Fuerza Popular, te acabo de explicar lo que pasó. Hubiera sido más fácil no ser una persona que mantiene sus convicciones, hacerme el loco, y hoy estaría disfrutando del poder, porque ellos son socios del gobierno. En todo caso, prefiero que me digan desleal a que me digan cómplice.