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Política

Cecilia Méndez: “Hemos retrocedido en la democracia; Boluarte gobierna sobre un charco de sangre”

La historiadora peruana alega que el Tribunal Constitucional es uno de los mayores peligros para nuestra democracia, porque han legislado contra las leyes y contra la Constitución.

Alertas. Cecilia Méndez plantea ver el golpe del 5 de abril como un proceso aún en curso y esto se expresa en que el fujimorismo está de nuevo en el poder. Foto: difusión
Alertas. Cecilia Méndez plantea ver el golpe del 5 de abril como un proceso aún en curso y esto se expresa en que el fujimorismo está de nuevo en el poder. Foto: difusión

Por Karol Macetas - Radio Yaraví

Desde California, la historiadora y catedrática peruana Cecilia Méndez hace un balance sobre el legado del golpe del 5 de abril de Fujimori y Montesinos. Según advierte, al país ha retrocedido seriamente en el sistema democrático y, en esta trama, la ciudadanía no debe perder de vista al rol que han jugado los medios de comunicación.

-Se acaban de cumplir 32 años del golpe del 5 de abril y nuevamente asoman determinadas prácticas autoritarias. ¿Qué reflexiones le suscita el momento que vivimos?

-Lo primero que habría decir es que ese golpe no es del pasado. Ese golpe ha tenido un efecto que está muy presente en estos últimos años. Prácticamente no hemos salido de la situación en la que entramos con el golpe de Fujimori. La violación de las reglas de la democracia y todo lo que constituyen los derechos se violaron con ese golpe todavía tienen un impacto. Si hubo un llamado retorno a la democracia después del fujimorismo, ese retorno ha sido inconcluso. Como los problemas nunca se combatieron de raíz, no se terminó de ir esta propensión autoritaria en los políticos y en la sociedad peruana. Creo que debemos pensar en el golpe no solamente como un acontecimiento, sino como un proceso que continúa, porque vemos que el fujimorismo está nuevamente en el poder.

-¿Cuánto hemos retrocedido en relación a nuestra democracia en los últimos años?

-Yo diría que hemos retrocedido muchísimo. Hubo, hasta el año 2020, movilizaciones que tuvieron un efecto en el Estado. Voy a dar dos ejemplos. Hubo la movilización de Bagua, donde se derramó mucha sangre, tanto de policías como de poblaciones indígenas. Como resultado surgió la ley de consulta previa. O sea, Alan García tuvo que retroceder y el gobierno de (Ollanta) Humala implementó la ley de consulta previa. También pasó en la época de (Manuel) Merino. La gente protestó  y las primeras dos muertes de Inti y Bryan hicieron que Merino renuncie. Entonces, las movilizaciones generaron ciertos cambios a nivel del Estado. Ahora, ¿qué ha pasado? Ha habido cincuenta muertos con Dina Boluarte y el Estado no ha cambiado un ápice. (Dina Boluarte) está gobernando sobre un charco de sangre y ni siquiera lo ha reconocido. Eso me parece lo más grave y ese es el retroceso mayor. Podemos nombrar otros retrocesos: la calidad de los políticos, la crisis en la moral pública. Los políticos ya no tienen vergüenza en el Congreso.

-Usted hace mención a la calidad de los políticos. A ellos les resulta tan fácil mentir o manejar un doble discurso.

-Sí. Su pregunta me trae a la mente también otro aspecto bien importante que introdujo la década fujimorista, que fue definida por el gran intelectual peruano Carlos Iván Degregori como la primera dictadura mediática. Los medios tienen un enorme poder. Pueden instalar narrativas falsas de la historia. También pueden distraer. El Gobierno de Dina Boluarte ha tenido una característica muy peligrosa: en ningún momento ha reconocido la verdad de los hechos sobre las muertes de cincuenta peruanos y el problema es que ha tenido el apoyo mediático. Entonces las mentiras se instalan como verdades y también cuando se ignora y se silencia, como ocurrió con las movilizaciones. En este aniversario del golpe, es esencial que se reflexione también sobre el papel de los medios.

-Otro patrón que vemos es el copamiento de las instituciones como el Tribunal Constitucional, la Defensoría y el asedio a los órganos electorales.

-Por alguna razón, el Gobierno actual y ciertas tendencias políticas han decidido llamar al Congreso el primer poder del Estado (risas). No existe un primer poder del Estado. Los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial se tienen que controlar mutuamente. Ese es el principio de la división de poderes. Esta dictadura que tenemos prácticamente en el Perú, con ciertas islas, tiene las características de un golpe de Estado lento. El plan está en marcha y muy avanzado, porque el Congreso ya tiene al Tribunal Constitucional y a la Defensoría del Pueblo, y ha dado unos pasos muy grandes en el Poder Judicial y en la Fiscalía, donde hay personas que todavía están luchando. El Tribunal Constitucional es uno de los mayores peligros para nuestra democracia, porque han legislado contra las leyes y contra la Constitución.

-Y desde una revisión histórica, ¿cómo ve esta alianza de los extremos de la derecha de Fuerza Popular y la izquierda de Perú Libre; a lo que se ha denominado el fujicerronismo?

-Todo el tiempo ha habido esa situación. En el fujimorismo muchos venían de la izquierda; tenemos como ejemplo a (Fernando) Rospigliosi, hoy un ardiente fujimorista. Eso se veía desde antes, como este personaje (Eudocio) Ravines. También lo vemos en Alan García. Desde los primeros años de la república, Basadre vio que las líneas que dividían a liberales y conservadores no eran tan tajantes. Y tiene que ver también con las características de la derecha, que nunca ha constituido un partido duradero. Y creo que la razón es que ellos no han necesitado formar un partido porque han tenido a los medios.

-En general, queda la impresión de que la crisis política actual se agrava cada vez más.

-En este momento estamos entrampados. Los ciudadanos están muy solos, por dos razones. Primero, porque hubo una represión brutal. Por otro lado, en el momento de las movilizaciones muchos gobernadores estaban con la ciudadanía, pero la corrupción de Boluarte ha logrado torcerles la muñeca y se recurrió también al clientelismo. Es lamentable que no haya habido entereza moral en esos políticos. Sin embargo, creo que hay ciertos éxitos, para no terminar de modo tan pesimista, como lo ocurrido con la fiscal de la nación (Patricia Benavides), que ha sido separada.

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