Jo-Marie Burt: “Se ve en el Perú la misma ruta que ha seguido Guatemala”
La politóloga, docente de la Universidad George Mason, asesora de WOLA y presidenta de LASA comenta el ataque a la JNJ y sobre nuestra coyuntura política a nivel internacional; además, advierte de los peligros de vivir bajo el autoritarismo.
La decisión del Congreso de inhabilitar por diez años de la función pública a Inés Tello y a Aldo Vásquez es analizada en la siguiente entrevista por la politóloga y docente de la George Mason University Jo-Marie Burt. Señala que el Perú está siguiendo el camino que en su momento tomó Guatemala y que, por ese motivo, hay senadores de Estados Unidos –de muy alto perfil– que han mostrado su preocupación de manera pública por la actuación del Poder Legislativo. Advierte sobre la importancia de explicarle a los más jóvenes sobre los peligros de vivir bajo un autoritarismo, como el que se vislumbra.
¿Cuál es la imagen que proyecta el Perú hacia afuera? Sobre todo luego de la arremetida del Congreso en contra de la Junta Nacional de Justicia (JNJ).
Ya se estaba previendo esa acción por parte del Congreso, que se viene buscando desde hace mucho tiempo. Imagino que su deseo era sacar a todos y solamente pudieron remover a dos, pero la intención es clara: vulnerar la autonomía de esa institución, sacar a personas incómodas a la alianza que gobierna el país y poner a personas más afines para asegurarse de que la JNJ funcione de acuerdo a sus intereses. Es tan claro, que hay senadores de Estados Unidos que están en campaña electoral, que ven la guerra en Gaza, que tienen otras cosas en sus agendas, pero que se dieron tiempo para pronunciarse.
–Ben Cardin y Tim Kaine.
–Que son del importante Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
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–¿Qué significa que estos dos senadores se hayan ocupado de la JNJ?
–El Senado tiene varios comités y uno de ellos es el de Relaciones Exteriores, el espacio desde donde se ven distintos temas de interés. Y se han dado el tiempo de estudiar el problema y sacar un comunicado, lo que revela la gravedad del asunto. El Senado es el cuerpo más poderoso y prestigioso y además Cardin y Kaine son senadores de alto…
–¿Perfil?
–No solo alto perfil. Son senadores de muy alto prestigio. Kane fue candidato a la vicepresidencia con Hillary Clinton, el 2016. Esto lo que revela es que en ciertos círculos de Estados Unidos sí hay una preocupación por el deterioro de las instituciones democráticas y lo que parece ser un intento de copamiento. Hay que recordar que senadores como Cardin y Kane, que ven temas relacionados con la política exterior de Estados Unidos, en particular Kane, que ve asuntos hemisféricos, han visto esta película antes en Guatemala.
–¿El pacto de corruptos?
–Sectores corruptos que, de pronto, se ven investigados y acorralados, y ven irse su poder. Por eso tratan de generar alianzas con grupos dispersos e intereses distintos -–desde el crimen organizado, pasando por sectores conservadores, élites económicas y militares de vieja guardia– y planean estrategias para recuperar esos espacios que perdieron, muchas veces de manera ilegal o manipulando las reglas. Y una vez que tienen copadas las instituciones gobiernan desde ellas, desde la arbitrariedad y la ilegalidad, violando los derechos humanos y utilizando el poder del sistema legal para perseguir a operadores de justicia que antes estaban a cargo de la lucha contra la corrupción, a periodistas, a defensores comunitarios. Estamos viendo la misma película –detalles más, detalles menos– desarrollarse en Perú. Se ve en el Perú la misma ruta que ha seguido Guatemala.
–Somos un Guatemala en potencia.
–Perú está a dos pasos de ser lo que era Guatemala hasta hace pocos meses. Lo que pasó que en Guatemala es que, para sorpresa de todos, ganó Bernardo Arévalo.
–Y nadie lo esperaba.
–E hicieron todo lo que pudieron para evitar su asunción. Pero como fue elegido democráticamente y por una gran mayoría, la comunidad internacional lo apoyó. Recuerde que cuando el Congreso de Guatemala no quería reconocer al partido de Arévalo, el Gobierno de Estados Unidos emitió sanciones en contra de cien congresistas, de un solo golpe, en vista de la gravedad de la situación. Perú es un país estratégico para Estados Unidos, con intereses económicos y geoestratégicos, y era un ejemplo de cómo recuperar la democracia luego de un gobierno autoritario como el de Alberto Fujimori. Y lo que se ve en este último tiempo, sobre todo en el último año y medio, es la aceleración total de un proceso de autocratización. Y eso es algo que preocupa mucho.
–¿Es posible que ocurra alguna sanción parecida en Perú? ¿Que les retiren las visas a congresistas peruanos?
–Completamente. En Guatemala las sanciones no solo fueron contra congresistas, también contra jueces, fiscales, asesores presidenciales, a personas como Ricardo Méndez Ruiz, un hijo de militar, que es una especie de agente provocador desde la derecha que ha promovido denuncias penales contra defensores de derechos humanos, contra integrantes del sistema de justicia, a quienes ha perseguido, amenazado e intimidado. Es alguien con mucho poder. Estas sanciones no siempre son públicas, pero es muy posible que pudieran empezar a darse en el Perú. Lamentablemente, nos encontramos en un momento en el que no hay muchas herramientas para pelear en contra de esta deriva autoritaria. Recordemos lo que era vivir bajo el fujimorismo, un poder totalmente arbitrario. Es importante explicarles eso a los jóvenes. Creo que muchas veces se tiene la idea de que el autoritarismo y la mano dura es más efectiva que la democracia. Tenemos en América Latina el modelo de Bukele, que muchos señalan como la respuesta …
–Para combatir la inseguridad.
–Para enfrentar la delincuencia. Y es necesario recordar qué ocurre en gobiernos como el de Bukele: no hay garantías, no hay derechos humanos, reina la arbitrariedad. Yo recuerdo en los ochentas que había una consigna “quien no la debe, no la teme”. Pero eso no es cierto. En un autoritarismo no hay control, no hay a dónde recurrir si tú caes en manos de ese poder. Recordemos por qué tantas personas inocentes terminaron en la cárcel en el fujimorismo, que luego tuvieron que ser liberadas en un proceso de revisión de expedientes.
–¿Ha sido una venganza política la del Congreso en contra de la JNJ?
–Yo creo que hay elementos de eso, sí. Aunque es más que eso. Claramente Inés Tello es una jueza con una trayectoria profesional muy destacada y distinguida y ha tenido una carrera intachable. A ella, justamente, le tocó ver varios casos vinculados con el fujimorismo, por ejemplo, contra Vladimiro Montesinos, contra el Grupo Colina. Estoy segura de que para parte del Parlamento, sobre todo para el segmento fujimorista, Inés Tello es una piedra en el zapato. Y por eso les viene muy bien sancionarla y sacarla del camino. Ella representa ese sector democrático que necesitan, si no derrotar, al menos doblegar para poder seguir concentrando el poder bajo una fachada democrática. En el caso de Aldo Vásquez, tengo menos conocimiento de su trayectoria profesional…
–Fue ministro de Justicia, por ejemplo.
–Como vocero de la JNJ fue muy importante en denunciar los intentos por desmembrar a la institución. Estuvo en Washington hace un par de meses, lo acompañamos en algunas reuniones con congresistas, con el Departamento de Estado, y fue muy impactante cómo describía el asedio contra él y sus colegas, siendo funcionarios nombrados. En cualquier sistema normal sería un trabajo ordinario, pero en las circunstancias que le tocó vivir, se convirtió en defensor de una democracia que tambalea. Por eso el Congreso buscó sacarlo también. Insisto, si podían sacaban a todos. Quizás pensaron que retirando solo a dos se vería menos feo.
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–Aunque no tiene ninguna lógica acusar a varios por lo mismo y solo sacar a uno.
–No tiene sentido alguno.
–La presidenta Boluarte nombró premier a Gustavo Adrianzén. Usted estuvo presente en la sesión en la OEA en la que responsabilizó a los manifestantes de las muertes en el estallido social. ¿Qué lectura le da a esta decisión?
–Creo que Adrianzén va a continuar la misma política, quizás sea más duro, incluso. Como representante del Perú ante la OEA tuvo una actuación muy lamentable. Participamos en noviembre pasado como solicitantes en una audiencia sobre la situación de impunidad a propósito del informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre las personas muertas en las protestas. Estábamos acompañados de familiares de las víctimas. Y en la audiencia hubo una interrupción de alguien que no tenía nada que ver con nosotros, no sabemos quién era, que dijo algo horrible sobre Adrianzén, pero él aprovechó eso para acusar a las familias y a los sobrevivientes de violentos, de mentirosos, en sus propias caras. Fue una falta de respeto y empatía, una actitud muy inhumana. Nos quedamos sorprendidos. Actuaba menos como defensor del Estado peruano ante el sistema interamericano y más como abogado de Boluarte y Otárola. Fue muy extraño. Y más teniendo en cuenta que su antecesor, Harold Forsyth, actuaba a favor de los derechos humanos y la democracia. Parece que, si bien Otárola ha salido oficialmente, ahí seguirá.
–De hecho, se mantienen todos los ministros. Adrianzén ha heredado al mismo equipo, sin hacer ningún cambio.
–Exactamente.
–¿Qué piensa de lo que ha ocurre con Alberto Fujimori? Está libre gracias al indulto, pero se le ha visto en centros comerciales ofreciendo declaraciones políticas y ahora ha dicho que reactivará sus redes sociales.
–Desde que otorgaron el indulto en el 2017 y lo hicieron salir de nuevo el año pasado, ya sabíamos que los argumentos eran falsos, que se manipulaba a la opinión pública. Es evidente que Fujimori no tiene una enfermedad terminal. Yo estuve como observadora durante el juicio de Fujimori y sus hijos y sus abogados siempre hablaban de esa supuesta enfermedad terminal y ahí vemos al señor. Claro, es alguien mayor, con los males propios de su edad, pero ¿enfermedad terminal? Aparentemente no tiene. Y eso demuestra lo que ya presumíamos: que han dado el indulto bajo premisas falsas y lo han hecho violando las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, lo cual es muy grave. El Perú está violando sus obligaciones en el sistema interamericano con ese indulto.
"Es evidente que Fujimori no tiene una enfermedad terminal", señaló el entrevistado. Foto: La República
–No parece que eso les importe mucho a las autoridades.
–Es que más allá del indulto mismo está claro que hay una alianza entre el fujimorismo y el gobierno de Boluarte, que es uno bastante débil. Es lamentable en realidad, porque el juicio y condena a Alberto Fujimori fue un hito en la justicia global y un ejemplo de cómo se puede llevar ante la justicia a personas de mucho poder, pero que han violado los derechos humanos. Lo que estamos viendo es una burla al principio de igualdad ante la ley y una burla a las víctimas.