Percy Medina: “Si tenemos a 20 o a 25 candidatos, esa no es una elección, esa es una tómbola”
El jefe de IDEA internacional habla sobre el proyecto del Congreso que elimina la obligatoriedad de las elecciones primarias abiertas, por otro lado, Medina se refiere a los temas de la bicameralidad y la reelección aprobadas en el Legislativo.
A propósito de la aprobación en la Comisión de Constitución del proyecto que elimina la obligatoriedad de las primarias y eleva la valla para la inscripción de nuevos partidos, el jefe de IDEA Internacional en el Perú, Percy Medina, señaló que es “riesgoso” para el Perú que se quiera insistir en elecciones con un alto nivel de fragmentación.
—En la Comisión de Constitución se acordó eliminar la obligatoriedad de las elecciones primarias con participación de toda la ciudadanía. Los partidos podrán priorizar las otras dos vías clásicas: la elección a través de delegados o mediante elecciones internas, solo con sus afiliados. ¿Cuál impacto podría tener esto para la maltrecha democracia peruana?
—La verdad yo no entiendo por qué políticos responsables no encuentran en las PASO una oportunidad para fortalecer los partidos, tener elecciones más predecibles, para concentrar las candidaturas…
—Disculpe la interrupción, ¿no será que nuestros políticos no son responsables?
—Debería haber algunos políticos que entiendan que las PASO son una gran oportunidad para unas elecciones más ordenadas y no libradas a la incertidumbre. Si tenemos a 20 o a 25 candidatos, esa no es una elección, esa es una tómbola. Una primera permite concentrar las candidaturas porque se verá el peso específico que tiene cada una de ellas. Habrá la oportunidad de que a los que no les fue bien ya no tienten la elección presidencial. Incluso, los que no superen el 1,5% no tendrían la oportunidad de participar. Ese efecto concentrador le sirve a la derecha, que en vez de partir sus fuerzas en diez candidaturas, podría presentar una sola. Lo mismo la izquierda, lo mismo el centro. Y además se fortalecen a las maquinarias partidarias que tendrían que movilizar a sus electores. Estas ventajas, lamentablemente, no son percibidas por los políticos.
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—Pueden ser ventajas para los ciudadanos, pero son desventajas para quienes desean controlar a las organizaciones políticas.
—Quien quiere nombrar a candidatos a dedo, quien desea una política fragmentada y opaca en el financiamiento, no quiere reglas…
—No quiere estas reglas.
—No quiere estas reglas, que suponen concentración de candidaturas, predictibilidad en los escenarios y fortalecimiento de organizaciones. Me sorprende que no haya políticos que no estén tratando de diferenciarse valorando estas cosas y proponiendo usar las primarias. Lo que ocurre ahora es que la primera vuelta termina siendo una suerte de primarias porque van todos en pelotón.
—Incluso hay candidatos que se parecen entre ellos.
—Es riesgoso para el Perú que esa etapa eliminatoria se juegue en la primera vuelta. Debería jugarse seis meses antes y quienes no tengan opciones de competir deberían dar un paso al lado, involucrarse de otra manera y dejar a los que tienen más opciones para evitar la excesiva fragmentación.
—También se incluyó en el dictamen un párrafo que obliga a los nuevos partidos a juntar más de medio millón de firmas de adherentes para concretar su inscripción, situación que genera desventajas para que nuevas organizaciones entren a la cancha. Esto, me parece, apunta a evitar la competencia, ¿usted qué cree?
—Efectivamente. La razón que puede haber motivado esa reforma es la que usted dice. Y es regresar a un requisito que carece de sentido para demostrar que una organización tiene o no respaldo público. Es un filtro que no da cuenta real de la consistencia de un partido. El criterio de los afiliados es más sensato. Si se aprobara la medida, se estaría volviendo sobre un requisito vacío.
—De nuevo, vacío para unos. Pero hay una racionalidad en esas decisiones: evitar la competencia.
—Se puede especular que, en efecto, es para evitar la competencia. Sabemos además que hay varios en proceso de consolidar una estructura partidaria.
—¿Cómo quedan las celebradas reformas de la bicameralidad y la reelección? La bicameralidad sin primarias, con los mismos partidos -es decir, la misma gente de ahora- no es tanto una reforma, sino una contrarreforma. ¿Qué piensa?
—La bicameralidad podría ser una gran oportunidad para mejorar la representación en el Congreso, pero sin cambiar ciertos aspectos puede ser más de lo mismo o incluso una peor opción, porque no tendríamos las condiciones para garantizar que haya personas más idóneas y para garantizar que los partidos que estén detrás de las bancadas sean instituciones vinculadas con los ciudadanos y con alguna vida interna por ofrecer.
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—Entiendo que hay cuestiones de diseño por definir. Pero sin primarias, con los mismos partidos de ahora, ¿le encuentra algún sentido a la bicameralidad?
—Tiene un sentido completamente distinto. Una bicameralidad en el marco de una reforma integral positiva, como la que se viene discutiendo hace tiempo, puede ser una gran oportunidad. Una bicameralidad sin otras reformas es un avance vacío.
—Algo que no debe escaparse de vista en este contexto es el deseo de una parte del Congreso de cambiar a la Junta Nacional de Justicia y así tener una forma de control sobre los organismos electorales.
—La autonomía de los organismos electorales es un elemento fundamental de la integridad de un proceso electoral. Sin organismos autónomos se ataca la columna vertebral de un proceso electoral.
—El panorama completo podría ser: sin primarias, con los mismos partidos y organismos electorales dependientes del Parlamento. ¿Qué le sugiere?
—Sería un panorama muy oscuro porque se estaría atentando contra distintos elementos fundamentales de un proceso electoral y contra la legitimidad de quienes salgan elegidos en ese proceso.