Colisión gobierno-congreso por la reforma política.,El pleito entre el gobierno y el congreso por la reforma política podría atraer a nuevos combatientes con más temas. El presidente Martín Vizcarra fue al parlamento como expresión de protesta por la poca voluntad de avanzar en la reforma política y el desdén hacia los proyectos del gobierno, mientras que el congreso se siente ‘pechado’ por la visita inopinada. Esto reaviva el clásico del lustro vacancia presidencial vs disolución del congreso, aunque lo más probable (aún) es que la sangre no llegue al río. Dado que es evidente que el congreso no quiere avanzar en la reforma, que la sangre no llegue al río requería que las elecciones 2021 se realicen con las mismas reglas que ahora –produciendo un parlamento como el actual– y que cualquier transformación preserve las prebendas parlamentarias. ¿Puede esto cambiar? Podría. La protesta de Vizcarra puede significar que estaría saliendo de la somnolencia y que ya estaría interesado en impulsar la reforma política. Esto implicaría, sin embargo, una escalada del conflicto entre el gobierno y el congreso en un momento en que el fujiaprismo se siente reconstituido y cuenta con la colaboración de la mayoría de partidos representados en el parlamento porque los otorongos se cohesionan cuando se trata de proteger beneficios. La inestabilidad política que esto podría generar le preocupa a un grupo de personas que ayer publicó un manifiesto criticando al gobierno, a los responsables de procesar los casos de corrupción y a un sector del periodismo, y que añadió más asuntos al de la reforma política, como “luchar contra la infiltración estatal de aquel ‘pensamiento moralizante, políticamente correcto’” que “niega valores como el pluralismo, la tolerancia, el rol de la familia y la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos”. Un manifiesto mezcla de ‘Con mis hijos no te metas’ con ‘DBA’ que hace sospechar que algunos de sus adherentes no vieron bien lo que firmaban. Pero el tema de fondo es qué debe hacer el gobierno si el congreso obstaculiza la reforma política que el país demanda. ¿Cruzarse de brazos, mirar al techo y silbar; o usar las herramientas constitucionales para presionar por el adecentamiento de la política?