Abusos en la organización católica Sodalicio Christinae VitaeAntecedentes. El Gobierno obligó a que renuncie como director del colegio Liceo Naval Almirante Guise al exsodálite Alfredo Draxl García Rossell, quien fue un abusador del comunicador José Enrique Escardó dentro de la organización católica Sodalicio, y a quien denunció en el año 2000.,Escribe: Paola Ugaz La historia es así: hace diecinueve años, José Enrique Escardó denunció a Alfredo Draxl en la revista Gente de muchos abusos, entre ellos, ponerle una cuchilla suiza en el cuello y decirle “¡empuja!” y que al negarse le insistió “¡empuja, maricón!”, y que luego lo llevó a la entrada de la comunidad de San Aelred y le hizo pedir perdón de rodillas, mientras lo obligaba a besar los pies de una estatuilla ayacuchana de la Virgen María que cargaba el mismo Draxl. Todos los miembros del Sodalicio llenaron de insultos a Escardó y amenazaron con retirar la publicidad de la revista Gente. Era la manera habitual en que la organización católica respondía a las denuncias: difamaciones, gestos de matonería, pero ni medio intento de escuchar al denunciante. A él había que aplastarlo sin más. PUEDES VER: Martin Scheuch: “El Sodalicio está tomando fuerzas para hacer lo mismo de siempre” A ninguna autoridad del Ministerio de Educación le preocupó la denuncia y no hubo ninguna visita de inspección al colegio San Pedro, donde Draxl fue director desde su fundación, en 1997, hasta diciembre del 2015. En el 2000, no hubo ningún fiscal de oficio que buscara investigar la grave denuncia de Escardó que involucraba al director de un colegio de primaria y secundaria en Lima y Draxl siguió su vida de modo normal. Alfredo Draxl García Rossell fue miembro de la organización católica Sodalicio Christinae Vitae durante más de 35 años, hasta que renunció en 2018. No era un sodálite cualquiera. Fue quien organizó el colegio San Pedro a imagen y semejanza del Sodalicio, siguiendo las instrucciones del sacerdote sodálite y jefe en la sombra de las finanzas de la organización, Jaime Baertl Gómez. A las denuncias de Escardó, siguió la acusación del actor y activista Jason Day contra el sacerdote del Sodalicio Luis Ferrogiaro. Day acusó a Ferrogiaro de un acercamiento impropio cuando lo preparaba para la primera comunión en el colegio Markham. Tenía nueve años. Cuando Day denuncia a Luis Ferrogiaro le llovió lo mismo que a Escardó, pero desde otras plataformas: el portal de noticias Aciprensa le dijo de todo menos buen actor, y una columnista ligada a la organización le dedicó una columna diciéndole: “Jason Night”. PUEDES VER: Exsodálite “renuncia” a la dirección de liceo naval En ese entonces, en el 2014, el sacerdote Luis Ferrogiaro era alguien familiar para los padres del colegio San Pedro, porque también los preparaba para la primera comunión. Los padres fueron a buscar al director Alfredo Draxl, preocupados por la denuncia de Day, y él les respondió: “Es un abortista y todo es mentira”. Nuevamente ninguna autoridad del Ministerio de Educación fue a inspeccionar cómo funcionaban los colegios del Sodalicio en Lima: San Pedro, Villa Caritas y Nuestra Señora de la Reconciliación. Nuevo testimonio - ¿Qué ocurría, entonces, dentro del colegio San Pedro? Por vez primera habla la abogada Giselle Reátegui, quien tuvo dos hijos en este plantel y narra su terrible experiencia. “Es la primera vez que hablo y doy la cara como mamá de exalumnos del colegio San Pedro, porque es de justicia y espero que otros papás se animen a contar lo que les pasó dentro del colegio”. - ¿Qué es lo más duro que viviste dentro del colegio San Pedro? Fui parte del Movimiento de Vida Cristiana y dirigía grupos de oración y enseñanza de la Biblia. Cuando mi hijo estaba en primer grado, me obligaron a llevarlo a un psicólogo católico que ellos recomendaban, donde me obligaron a medicarlo. Mi hijo parecía un zombi con la medicación. Si decía no, mi hijo salía del colegio. - ¿Es verdad que la obediencia era el valor más importante? No era sodálite, pero nos trataban como tales a los padres de familia que formábamos parte de la cúpula de los favoritos del San Pedro. Siempre nos repetían: el que obedece nunca se equivoca. Alababan el pensamiento único. En el mes de mayo, celebraban a la Virgen María, pero el único rasgo que resaltaban de María era la obediencia y cómo obedeció al ángel a la primera, y aceptó ser la madre de Jesús. PUEDES VER: Exsodálite ya no es director del colegio Liceo Naval Almirante Guise - ¿Qué otras cosas te llamaron la atención dentro de la institución? Te prohíben celebrar el Halloween y dicen que es una celebración al demonio. Los asustan desde el preescolar, así también les dicen que Papá Noel no existe, sin avisarle a los padres. También nos decían cómo vestir, con colores suaves y ropa suelta. Los gays eran pecadores, todos, luego me asombra todas las denuncias que salieron contra ellos. - Cuando los padres fueron a preguntar a Draxl del bullying en el colegio, ¿qué les respondían? El director del colegio San Pedro (Draxl) decía que no había bullying y también que no se debía permitir que el ministerio venga a investigar el bullying. Nos hacían repetir en los grupos de oración que hablar mal del colegio era pecado, pero ellos hablaban mal de todo lo diferente diciendo son agresivas, el papá es alcohólico, esa familia es conflictiva, etc., o sea, ellos sí podían juzgar, calificar y hablar mal. - ¿Es verdad que el Sodalicio no tenía ninguna influencia en el colegio? Es falso. Conocí a muchos sodálites en el colegio, quienes eran mis consejeros y me ayudaron a hacer apostolado. A mi el Sodalicio me reclutó para atraer gente al colegio. Se aprovechan de tus contactos sociales y políticos (mi padre ha sido un exministro), porque una vez que eres amigo y les pides un favor, lo haces. En el colegio estaba el cuadro de Luis Fernando Figari con el papa Juan Pablo II en Roma. También nos daban estampitas de Germán Doig en los grupos de formación en la fe de mamás, en los que nos decían que pidamos por la santidad de Germán Doig. - Una de las cosas que te asombró fue descubrir lo bueno y lo malo de ser mamá de un colegio del sodalicio. ¿Cómo descubriste la costumbre de “entrarle a alguien”? Cuando vi la obra de teatro San Bartolo reconocí aquello conocido en el mundo sodálite como “entrarle a alguien”. La encargada del área Matrimonio y Familia del colegio San Pedro y Villa Caritas me hizo sentir muy mal. Resaltó lo peor de cada uno. Me hizo mierda y lloré tres días seguidos. Eso fue lo que más me dolió. Eran matones mentales. Esa obra ayudará a que la gente no camine con una venda en los ojos y tenga más cuidado para que no les pase lo mismo con sus hijos. - ¿Quienes eran los capellanes del colegio en el tiempo que estudió tu hijo? El padre Gonzalo Len, el padre Juan Pablo Rosado y el padre Luis Ferrogiaro. PUEDES VER: Amnistía Internacional condena juicio a periodistas - ¿Es verdad que cuando empezaste a preguntar por qué medicaban a tus hijos, te mandaron al psiquiatra y te mandaron medicarte? Sí. Yo nunca en mi vida me había medicado, hasta que me presionaron a hacerlo en el colegio. Pero no es directo, es paulatino. Te mandan a la psicóloga que es recomendada por ellos. Mi consejera espiritual, que era fraterna (versión femenina del Sodalicio), me dijo que no regrese a su consejería si no iba a terapia. Entonces... si quería seguir en el sistema... había que medicarse. Fue una experiencia que ya dejé atrás con mucho esfuerzo, pero les recomiendo a los padres de familia que busquen otros colegios porque aquí sus hijos difícilmente van a ser felices. Al árbol se le conoce por los frutos que da, y los frutos de esta organización (Sodalicio) no han sido buenos. ¿Y el Estado pa’ cuándo? Regresemos al 2019. Alfredo Draxl es nombrado director del Liceo Naval Almirante Guise y los padres de familia de ese colegio están preocupados por la trayectoria y sus lazos con el Sodalicio, lo cual es investigado en el Congreso, el Poder Judicial e incluso en el Vaticano. En entrevista con La República, Rafael Barbosa, padre de una niña de primaria del colegio, explica haber conversado con el almirante Walter Ravinez, director del área de Bienestar Social sobre el nombramiento de Draxl, y dicho servidor dijo que “pasó todos los exámenes y no tenía denuncia alguna”. “Como padres nos sentimos abandonados de todos lados, estoy nerviosa y estresada”, señaló Angela Yarn, cuya niña está en primaria. También declaró el padre de familia de una niña de primaria, Ernesto Martínez, diciendo: “El almirante Ravinez nos pide pruebas. ¿Qué pruebas le vamos a dar? ¿No es su trabajo acaso velar por el bien de nuestros niños?”. Gracias a la presión en las redes sociales que hizo José Enrique Escardó, exalumnos del Liceo Naval –como Maribel Toledo Ocampo– y un grupo espontáneo de padres de familia, el Ministerio de Educación buscó hacer algo, pero se tropezó dentro de su propia burocracia: ¿había pruebas físicas de las denuncias contra Draxl en la Fiscalía o alguna comisaría? A esa pregunta hecha por ellos en el 2019, habría que agregarle la repregunta: ¿buscaron hacer algo en el 2000, cuando Escardó denunció a Draxl como abusador, siendo director de un colegio en Lima? Draxl en el Congreso El miércoles pasado se presentó Alfredo Draxl a la comisión que preside en el Congreso Alberto de Belaunde, y al ser preguntado sobre la agresión con la navaja suiza contra Escardó, señaló, suelto de huesos: “De corazón, respeto la valoración que él tenga del asunto... no fue una cuestión de amenaza; entenderá que una navaja en el cuello…, en el juego, me la pongo acá, te la pongo a ti..., era un contexto casual y duró segundos. No es una circunstancia de amenaza o de violencia. De mi parte era una estupidez, pero no es una circunstancia de violencia”. Este hecho causó que en las redes sociales crezca la indignación y que a pedido del Ministerio de Educación se coordine con la ministra de la Mujer y poblaciones vulnerables, Gloria Montenegro, y el ministro de Defensa, José Huerta, la salida de Alfredo Draxl de la dirección del Liceo Naval. El caso Draxl-Liceo Naval revela la impotencia del sistema para lidiar con abusadores que tienen un puesto de poder y acceso a menores de edad en el Perú y nos pone ante la circunstancia de que se priorice solo la denuncia física o el ‘papelito manda’ y no se busque otras pruebas cualitativas contra los abusadores, como testimonios o entrevistas con los que han tenido contacto laboral con los abusadores. Moraleja en esta historia A propósito de la impotencia del Estado para lidiar con casos como este, La República conversó con la exviceministra de Defensa Nuria Sparch, quien también es madre de familia del colegio Liceo Naval. - Como padres, ¿por qué es importante estar vigilantes en todos los años en que nuestros hijos están en el colegio y no dejarlo todo a la mano de Dios? Los niños y adolescentes están en desarrollo y los padres debemos estar siempre alerta sobre quienes los rodean. No es dejarlos en la puerta del colegio y olvidarnos de ellos por unas horas. Poner a nuestros hijos en manos de quienes han reconocido haber abusado de jóvenes en el pasado es incompatible con esta prudencia. Por otro lado, la educación de los chicos es fruto de nuestros valores y creencias religiosas y morales. El colegio debe reflejar esa opción. - ¿Por qué es importante que el Estado desarrolle otras formas creativas, para poder lidiar con los abusadores que tienen acceso a los menores de edad? Con los más jóvenes no se puede hacer experimentos. Es responsabilidad de las autoridades velar por los niños. Cuando de chicos se trata, no nos podemos escudar en el procedimiento. Hay que cuidarlos activamente. Así como está prohibido que aquellos vinculados con el terrorismo puedan ser docentes, por más rehabilitados que se les considere, debería haber una regla similar para quienes abusaron física o psicológicamente de niños y jóvenes: simplemente no podemos encargarle a nuestros hijos. En mayo próximo se espera el informe final de la comisión que preside en el Congreso Alberto de Belaunde. El caso Draxl-Liceo Naval les servirá de gran ejemplo respecto a todo lo que debemos aprender de un caso masivo de abusos físicos, sexuales y psicológicos como es los que empolló la organización católica Sodalicio Christinae Vitae en Perú desde 1971.