"No es el caso de damnificados por un desastre natural, son hombres, mujeres y niños que merecen una indemnización por todo lo sufrido".,Este pequeño desastre (no natural) que ha ocurrido con las tuberías de San Juan de Lurigancho es una prueba concreta para la gestión del gobierno de Martín Vizcarra. Aquí no hay enfrentamientos políticos, guerrita, no se va a poder culpar o endosar los pasivos al congreso. Es cierto que, haciendo una línea de tiempo, podemos hablar de cuándo se firmó el contrato por el tramo 2 de la línea 1 del metro que modificó la red de Sedapal, de la negligencia de esta empresa pública, de la posible corrupción del consorcio ganador, etc., pero los resultados de esas investigaciones, las culpas y las responsabilidades vendrán luego. Ahora hay que solucionar esta emergencia sanitaria que afecta a casi dos mil personas. Eso es lo importante. Se trata de un test de eficiencia y de respuesta a la ciudadanía. Han pasado cinco días y la situación es aún incierta, el gobierno no ofrece la seguridad que requieren estas familias enteras de compatriotas afectados en el distrito más grande del Perú. Han perdido electrodomésticos, muebles, instrumentos de trabajo, se han quedado sin agua, sus casas huelen a desagüe y no pueden pernoctar en ellas, están expuestos a incomodidades y, sobre todo, a múltiples enfermedades, más aún en pleno verano. Estos padecimientos no se resarcen, en modo alguno, solo con el seguro contratado por Sedapal para recuperar el monto de los bienes materiales perdidos, así no es la cosa, que quede bien claro. Aquello no es digno. Aquí estamos hablando de un perjuicio directo, que no es producto del azar y en el que los afectados no tienen ninguna responsabilidad. Un evento que ha originado lucro cesante y daño emergente, ambas causas previstas en la ley para establecer una debida reparación. No es el caso de damnificados por un desastre natural, son hombres, mujeres y niños que merecen una indemnización por todo lo sufrido. No esperemos a que seamos los medios o los mismos residentes quienes levanten la voz de este reclamo, en medio de colas y trámites engorrosos.