No hay ninguna persecución política y mal haría el gobierno uruguayo en otorgarle asilo a García que, ahora sabemos siempre se corrió.,Alan Gabriel Ludwig García Pérez se ha comportado como un cobarde.Como si ya no quedaran tanques de agua en los techos de Lima para cobijarlo, le fue a tocar la puerta al embajador de Uruguay para que le diera asilo diplomático. Luego de asegurar que se allanaba al pedido de la justicia, luego de asegurar que para él no era ningún castigo quedarse en su patria a disfrutar de su única riqueza –“el aprismo”–, escribió una carta larguísima llena de mentiras, se la puso bajo el brazo y, como el Chavo del 8 cuando partió para Acapulco, se fue a pedir asilo a la embajada uruguaya. Montevideo es hermoso en enero. Y no hay nadie. El congresista Mauricio Mulder, cual escudero, apareció en los medios para decir que García pidió asilo por una recomendación del partido: había que proteger su integridad física porque ha recibido amenazas. Primero: ¿quién podría amenazar a García y por qué razón? ¿A quién puede delatar García que ya no haya caído en prisión y dejado, García, morir abandonado en prisión guardándole los secretos? No, García se fuga como el cobarde que es porque las épocas de los silencios que se llevan a la tumba se terminaron y porque el ejemplo de Yoshiyama y Reátegui cunde: la lealtad es un camino de dos vías. No deben ser muchos los que crean realmente que Alan García es un hombre leal. Segundo: en el APRA no hay nadie que pueda decidir algo sin pedirle primero permiso a García (sí, igualito que Keiko en su propio club), mucho menos, pues, podría recomendarle que se asile en medio de estas circunstancias y menos después de haberlo escuchado decir 500 mil veces que él no tiene miedo porque “quien no la debe no la teme”. ¿Alguien en el partido le recomendó que se desdiga en cuestión de horas y Alan hizo caso bien obediente? ¿Habrá quien crea que así están cuidando el futuro del aprismo? Tercero, García tiene casi tantos guardaespaldas como el Presidente de la República en funciones y tiene mucho más gente a sueldo cuidándolo que la precaria seguridad con la que cuentan fiscales cuya vida de verdad está en peligro porque le plantan el pecho a la corrupción. Como Domingo Pérez, de quien García se está corriendo. Esta noche, el congresista Reátegui confirmará lo que ya sabíamos todos, que las cuchipandas entre el APRA y Fuerza Popular empezaron antes de julio del 2016, cuando el APRA casi pierde su inscripción incluso aliado con dos partidos a los que dejó afuera. Los blindajes, las leyes con nombres propios, las leyes con consigna de venganza, las leyes embudo, detrás de casi todo estaba el APRA y, bien mirado, si no fuera por ellos, quizás Keiko hoy no estaría presa. Solo falta averiguar si la mal aconsejaron a propósito, como chivo expiatorio. No hay ninguna persecución política y mal haría el gobierno uruguayo en otorgarle asilo a García que, ahora sabemos siempre se corrió. Ayer como hace 20 años, luego de decir que a Europa solo se van los que roban a vivir de sus millones mal habidos: “¡Yo jamás, señor!”. Quizás la absurda idea de un golpe de estado tenía como finalidad adecuar una narrativa como la del asilo si las cosas se ponían feas para García, como de hecho se pusieron y la convocatoria de alguien con 90% de desaprobación ciudadana es cercana a cero. Las pocas manifestaciones a su favor hubieran dado risa sino fuera porque daban ternura: 14 personas en un puente peatonal de la vía expresa; 120 “me gusta” en los tuits de García, nadie que no sean los escuderos de siempre dispuesto a jugársela por él y, más bien, ex apristas traicionados contándolo todo. A la derecha rancia le encanta fabricar fantasmas, el conservadurismo es miedoso por definición (lean Before You Know It de John Bargh), pero la amenaza de golpe era ridícula en misma. Cuando a Humala le dijeron que lo iban a detener a él y a su esposa, ambos se subieron a su carro y manejaron directamente a la fiscalía donde, de hecho, los detuvieron por 10 meses. Un periodista con alma de rabona intentó sugerir que Humala se asilaría en la embajada francesa porque le quedaba de camino al ministerio público. Humala se comió sus 10 meses, Nadine Heredia también. Keiko Fujimori está presa porque se quedó. García, en cambio, siempre corre en la otra dirección: seguro a encontrarse con Toledo porque la lejía viene en cojín y en galonera, pero siempre es lejía: corrosiva y blanqueadora. Todas las palabras, la presencia imponente, todo ese mundo, esa plata, esos “amigos”, esa influencia y esa “confianza”, no pesaban ni 100 gramos. A su lado, cosito es un master of the universe. Qué tragedia, hermanos: votamos por ese adefesio dos veces. Felizmente, ya se terminó.