El Congreso se resiste a la presencialidad

Los parlamentarios mantienen la asistencia virtual a comisiones y evitan volver a la normalidad.

La asistencia de los congresistas a las sesiones de comisiones y a las del Pleno parecía un tema finiquitado, hasta que una nueva Junta de Portavoces decidió que la presencia era obligatoria los jueves, y el resto de días se mantenía, lo que eufemísticamente llaman ‘semipresencialidad’. Lo cierto es que ayer la Comisión de Ética no pudo sesionar por falta de quorum y el presidente hizo una invocación a los miembros a que asistan.

Se trata de un tema que va más allá de las obligaciones de los congresistas y de sus labores diarias. El sector público ha retornado en su casi totalidad a las labores presenciales, básicamente porque el motivo central de la virtualidad eran la pandemia y el posible contagio de los funcionarios. Hay algunas islas que siguen manteniendo mesas virtuales y facultando a su personal a permanecer en sus domicilios, pero son la minoría. El Congreso es uno de ellos.

Se han resistido a retornar a sus curules y despachos, usando todo tipo de excusas y consideraciones. Lo cierto es que la virtualidad incrementa el riesgo de votaciones por consigna, en bloque y sin que se debata el fondo de los temas. También acentúa el desconocimiento y la imposición de la agenda, precisamente por la falta de debate, que es una de las principales características del quehacer parlamentario.

El Congreso ahorraría también en adquisición de tecnología, ya que se han gastado enormes sumas de dinero para facilitar la comunicación virtual de los congresistas y sus enlaces durante las sesiones de comisiones y Plenos. Es una situación que además resulta particular para el caso peruano, ya que en el resto de Latinoamérica los Congresos sesionan con normalidad y han reiniciado sus labores presenciales, sin mayor discusión.

El cada vez mayor rechazo de la población se explica asimismo por esta decisión del no retorno. Mientras los peruanos en su mayoría han vuelto a la normalidad, al caos del transporte y a la pérdida de horas hombre, un grupo de privilegiados no solo se aumentan el sueldo mediante bonos, sino también se ahorran el viaje.

La República

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