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Paradójicas rondas

“Los ronderos que cometen secuestro, tortura y otros delitos, deben ser investigados y castigados. En verdad el proceso acaba de comenzar en Cajamarca y en La Libertad, con dos casos particularmente prominentes. ¿Cómo se llaman las dos mujeres vejadas en Chillia?”.

Es insólito que las mujeres de Chillia (La Libertad) hayan sido torturadas por brujería. Brujas o brujos son figuras claves en la religiosidad del sur andino quechua y aimara. Él o la layqa es una figura de la máxima importancia en una comunidad, con muchas facetas positivas. No sorprende, entonces, que fueran perseguidos desde la llegada misma de los conquistadores.

Los ronderos de Chillia han asumido la actitud del inquisidor, y al maltratar a sus mujeres han ido también en contra de la religiosidad de buena parte de los peruanos, muchos de ellos también ronderos. ¿Lo de la brujería fue un pretexto? ¿O ha salido a la luz pública una corriente emponchada de extrema derecha cristiana?

Es frecuente que las rondas se conciban a sí mismas como organizaciones ubicadas por encima de los principios y las leyes del Estado peruano. Como los afectados por esta carta de prepotencia suelen ser personas modestas, la sangre no llega al río. Pero hemos tenido dos escándalos de alto perfil en poco tiempo, y conviene ponerse a pensar.

Hay la versión de que las rondas cuidan el orden con gran eficacia, como ha afirmado un ministro especialmente bobo, y que eso les da especiales derechos. Esta es una idea optimista que debería ser revisada (salvo que las rondas ya hayan sido puestas por encima de toda investigación). Sobre todo en zonas donde el tráfico no es solo de influencias.

Como ha hecho notar Pedro Tolentino en Twitter, “¿Dónde estuvieron los ronderos de Cajamarca cuando sus autoridades les robaron 7 mil millones de canon minero los últimos cinco años?”. En efecto, los látigos tienen usos muy limitados más allá de arrear ganado. Ciertamente no sirven para evitar desfalcos o impedir contratos truchos.

Deberíamos tener muy en cuenta que el relativismo cultural de estos decenios empezó cuando algunas dictaduras asiáticas cuestionaron la universalidad de los derechos humanos. Es a la negación de ese logro, firmado en la carta de la ONU, que se dirigen a toda velocidad los sátrapas de todo tamaño y condición.

Los ronderos que cometen secuestro, tortura y otros delitos, deben ser investigados y castigados. En verdad el proceso acaba de comenzar en Cajamarca y en La Libertad, con dos casos particularmente prominentes. ¿Cómo se llaman las dos mujeres vejadas en Chillia?

La República

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