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La realidad baila sola

“Lo último que el país necesita es que, en medio de la crisis política que vivimos, los congresistas pretenden también quitar legitimidad al proceso electoral del 2022″.

Cuando las personas que tienen el encargo de representarnos no son capaces de reconocer el principio de realidad debemos prender nuestras alarmas, porque algo malo va a pasar. Obnubilados por hacer uso del poder que les otorgamos, que consideran “suyo”, es decir que sirve a sus propios intereses, creen que su voluntad está por encima de los límites legales, incluso de los límites materiales.

El Congreso, lejos de representar los intereses del país, decidió pasar por encima de los organismos electorales para imponer los intereses de los partidos que lo componen. La señora Alva, haciendo gala del autoritarismo que le conocemos y representando genuinamente el espíritu de este Congreso, promulgó la ley 31481, que pretende que se permita la inscripción extemporánea de precandidatos para las elecciones municipales y regionales en los partidos políticos y habilita la convocatoria a una elección interna complementaria para definir candidatos. Es decir, quieren sacarle la vuelta a la ley electoral porque no hicieron las cosas a tiempo y para corregir sus falencias, intentan alterar las elecciones municipales y regionales.

Esta pretensión es imposible de ser ejecutada sin trastocar principios básicos de proceso electorales democráticos. Lo sabe la señora Alva, lo saben los congresistas que han votado a favor, pero no les importa. Quieren forzar un nuevo enfrentamiento, esta vez con organismos constitucionalmente autónomos como el Jurado Nacional de Elecciones, la ONPE y el Reniec. La democracia y la institucionalidad no les interesa. Y el presidente Castillo, que pudo observar esta barbaridad, simplemente se puso de costado.

Hoy es 27 de mayo, la fecha límite para la publicación de resultados de elecciones internas es el 7 de junio. No hay ni 10 días hábiles para que JNE-ONPE-Reniec validen nuevos precandidatos, evalúen y resuelvan tachas, nombren a miembros de mesa, supervisen el proceso, resuelvan impugnaciones y publiquen resultados. Simplemente no es posible materialmente. Sin mencionar que hacer esto supondría violar, entre otros, el principio de preclusión, es decir que una vez que una fase termina ya no hay vuelta atrás y las elecciones internas en los partidos ya se realizaron.

Esta pretensión es sumamente peligrosa, sobre todo porque la realidad sigue siendo la realidad. Negarla no es sinónimo de desaparecerla o transformarla. Es solo una manera de rehuir. Una especie de fuga al futuro, que no cambiará el desenlace. Pero que puede alterar seriamente el proceso electoral. Puede haber partidos que pretendan inscribir candidatos por fuera del cronograma formal y que tengamos una fiesta de impugnaciones en el JNE, creando un caos mayor al que ya tienen per se estas elecciones.

Lo último que el país necesita es que, en medio de la crisis política que vivimos, los congresistas pretenden también quitar legitimidad al proceso electoral del 2022.

Marisa Glave

Desde la raíz

Marisa Glave. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.