Polémica obra. Supervisión del 2016 reveló que 120 metros de ducto que va por debajo del río Rímac presentaban fisuras. Comuna dice que fallas son pequeñas y se están corrigiendo.,El túnel debajo del río Rímac, que en febrero generó preocupación por presentar fisuras y filtraciones, vuelve a estar en el centro de la atención de los limeños. Esta vez se ha revelado que en el 2016 un equipo de ingenieros recomendó demoler parte de la estructura, a lo que la comuna limeña respondió ayer que otro informe señala lo contrario. Ese año, a raíz de las inundaciones, se ordenó realizar una inspección de la obra. En el documento en el cual se exponen las conclusiones de ese examen se indica que era necesario volver a construir 120 metros del túnel. PUEDES VER: De acuerdo con el informe del programa 'En Primer Plano', la empresa Nippon Koei, encargada de supervisar la ejecución del proyecto, se mostró a favor de demoler parcialmente el túnel, pero la recomendación nunca fue aplicada po los ejecutores. Carlos Arigoni, gerente técnico de Vinci, compañía que en agosto pasado le compró la concesión a OAS, explica que hubo una "diferencia" entre la empresa constructora y el supervisor, por lo que se decidió realizar un peritaje independiente. En mayo pasado, tras culminar esa nueva evaluación, se concluyó que ya no era necesaria la demolición. Arigoni señala que la comuna metropolitana, como entidad concedente, estuvo al tanto de las situaciones mencionadas. Y en un comunicado, el municipio limeño indicó ayer que el informe de supervisión se realizó en 2014 y que, en efecto, ha sido evaluado por la empresa Línea Amarilla como concesionario. "El informe dio lugar a un peritaje a cargo del ingeniero Carlos Casabonne, entregado en 2016 y que concluyó que los problemas estructurales hallados eran subsanables y que la alternativa planteada por el concesionario para solucionarlos era la más idónea", aclaró la entidad edil. Según la municipalidad, el peritaje también ha descartado que la obra presente riesgo para sus futuros usuarios. "No fue necesario demoler ninguno de sus módulos ya que las filtraciones detectadas estaban dentro de los estándares internacionales y son usuales en construcciones de este tipo", agrega. En agosto del año pasado, Línea Amarilla contrató a la empresa brasileña Pires Giovanneti Guardia para que repare las fisuras en un plazo de 65 días. Por dichos trabajos la compañía debía cobrar 600 mil dólares, monto que a la fecha se ha elevado hasta un millón de dólares porque las reparaciones no se han terminado. Arigoni aclaró que también se están corrigiendo las "fisuras secas".